"Estoy teniendo muy buenas sensaciones. Creo que los últimos días de campaña nos están sentando muy bien y estamos muy cerca de dar la sorpresa". Así comienza Pablo Iglesias un vídeo que ha dejado este jueves a sus seguidores en Twitter. El candidato a la presidencia del Gobierno no lo dice sólo por animar a sus simpatizantes, su entorno más cercano confía en haber mejorado posiciones durante el sprint final y cada vez ven más posible formar gobierno. 

Podemos acababa de pasar por una de sus mayores crisis internas tras la ruptura con Iñigo Errejón cuando se convocaron elecciones. Las encuestas vaticinaban los peores resultados para el partido y la presencia en los medios de comunicación cada vez era menor. Pero la vuelta de Iglesias el pasado 23 de marzo consiguió dar la vuelta a la situación y comenzaron a recuperar la iniciativa con un discurso antiestablishment que ya se había olvidado. A los días las cloacas volvieron a entrar en campaña, pero esta vez jugaron más a favor que en contra del partido. Desde ahí apostaron por un perfil más bajo que el resto de partidos, hasta esta última semana.

Podemos tenía claro que los días más importantes de la campaña serían los del debate. Iglesias dejó su agenda vacía durante tres días para preparar ambas citas con su equipo más cercano, en el que destaca su nuevo jefe de gabinete, Pablo Gentili, experimentado asesor político que ha trabajado con los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil. En Podemos están seguros de haber ganado el debate y de haber conseguido equilibrar la balanza a su favor; reconocen que ya no van a por el sorpasso al PSOE, más bien a ser llave imprescindible del futuro Gobierno. Por esto mismo la gran baza de Iglesias durante la campaña ha sido el silencio de Pedro Sánchez sobre un pacto con Ciudadanos. 

La segunda parte del discurso que han armado para rivalizar con el PSOE por el voto de izquierdas es que fue el propio Iglesias el que empujó a Sánchez a aprobar medidas sociales de las que ahora hace campaña como fue la subida del SMI o el propio pacto presupuestario. Desde Podemos recuerdan que el Gobierno socialista no cumplió ni un tercio de las medidas que firmaron ambos líderes en Moncloa y que son necesarios para hacer posible un Gobierno progresista. 

Además de confiar en que este discurso ha calado en buena parte de su electorado, han mantenido la estrategia que ya llevaron en las pasadas elecciones: primar las intervenciones y las entrevistas en televisión y radio sobre prensa escrita. Antes de comenzar estos quince días ya contaron desde su equipo que estaban aceptando todas las peticiones. 

Otro dato que juega a su favor es la alta participación en los microcréditos. A principios de abril la recaudación para financiar la campaña ya había superado el millón de euros que es, según los datos de la organización, el triple de lo recaudado en el mismo periodo para las elecciones de junio de 2016. Ahora han llegado al 1.7 millones; en las últimas elecciones se quedaron en 1,2 aunque si superaron esta cifra en las de 2015 en las que consiguieron un total de 2,8 millones. 

Este viernes afrontan el último día de campaña. Iglesias tendrá dos actos pequeños en Valladolid y León pero por la tarde esperan celebrar un gran mitin en el Parque Lineal del Manzanares de Madrid. Aquí volverán a presentarse como necesarios para un Gobierno progresista y evitar un gobierno de la derecha, como desde el partido dicen, bien sea de PP, Cs y Vox o bien sea de PSOE y Cs. Otro mensaje lanzarán a los votantes que han perdido a lo largo de estos tres años y que ya ha repetido Iglesias en varias ocasiones: "Quiero pedirle a la gente que nos den una oportunidad de gobernar. Una legislatura, una sola. Para ver si efectivamente podemos cambiar algunas cosas".