Las Juventudes Socialistas no se resignan, y un año más con motivo del aniversario de la proclamación de la II República reclaman una jefatura del Estado elegida democráticamente por la ciudadanía.

En un comunicado hecho público por la organización juvenil del PSOE, se destaca, "el profundo anacronismo que supone que la primera magistratura del Estado sea hereditaria".

Para el secretario genera de las Juventudes del PSOE, Omar Anguita, que "la posición más alta del estado sea hereditaria es algo que sencillamente choca con el fundamento de la democracia contemporánea, no se trata ya de ideología sino de valores cívicos," afirmó.

Según señalan las Juventudes del PSOE, el debate sobre la forma del Estado en España "está más vigente que nunca" y la postura que defienden como punto de partida es que todos los puestos de responsabilidad pública de España han de elegirse democráticamente.

.Juventudes Socialistas recuerda, además en su escrito, que es una organización republicana y así se ha declarado en sus estatutos durante toda la democracia. Por ello, se reafirman en defender firmemente los valores cívicos republicanos de libertad, igualdad y solidaridad.

"No se trata de un rey u otro, el argumento no es personal, la institución monárquica es contraria a la igualdad por definición, mas allá de quien ciña la corona o cual sea su anclaje constitucional", añadió Anguita.

Además, las Juventudes del PSOE han puesto hoy en marcha una campaña que bajo el lema #EsHoraDeElegir, pretenden hacer una reflexión general sobre la necesidad de democratizar la Jefatura del Estado y elevarla a los niveles de legitimidad y transparencia que deben imperar en cualquier institución pública.

La propuesta de las Juventudes Socialistas no es nueva, ya que la defendieron fervientemente en el 39º Congreso y muy cerca estuvieron de sacarla adelante en la comisión.

De hecho, se tuvieron que emplear a fondo dos pesos pesados del PSOE, como José Luis Ábalos y Adriana Lastra, para convencer a las Juventudes de que retiraran su propuesta y elaborar otra mucho más descafeinada en defensa de los valores republicanos, pero sin poner en cuestión en modo alguno la monarquía parlamentaria.