barcelona
Actualizado:Público salió a las calles de Barcelona en el clímax de los disturbios por la sentencia del Supremo contra el procés, para hablar con los jóvenes que levantaron las barricadas… y los que las apagaron, haciendo cadenas humanas para separar a los encapuchados violentos de los antidisturbios. No son una organización jerárquica ni un ejército violento y salvaje de exaltados, como pretenden criminalizarlos demasiados adultos demócratas.
Sienten que sus padres y amigos, activistas pacíficos, precisamente por manifestarse sin violencia han sido traicionados y condenados a muchos años de cárcel. Estos jóvenes están perplejos, confundidos. Si manifestarse en paz y votar es sedición y organización criminal, ¿qué les sucederá a ellos que han quemado containers? Dicen que han visto a muchos infiltrados. Se solidarizan con sus mayores.
Pero es necesario saber más para afrontar esta nueva revuelta juvenil que a algunos recuerda la de Mayo del 68 en París; no basta con tildarlos de “bárbaros y criminales”, atacarlos con porras y balas de goma, y encarcelarlos por decenas. Ya son más de 200 los jóvenes detenidos, más de 30 de ellos en prisión, muchos de ellos incomunicados al parecer injustamente, y otros tras haber sufrido detenciones presuntamente irregulares, como se puede ver en los vídeos grabados en las calles y difundidos por las redes, así como por sus testimonios y los de amigos y familiares.
¿Quiénes son? ¿Por qué se rebelan? Porque dicen que no son borregos adoctrinados, sino que se auto-organizan y han decidido libre y espontáneamente tomar las calles, y hacer frente a los que se lo impiden. Han aparcado sus diversiones, sus estudios –muchos se lamentan de ello–, y sus efímeros trabajos temporales de contratos precarios. Lo más grave es que sienten que tienen muy poco que perder.
“Pared, pared, pared” van repitiendo por las esquinas del Eixample, huyendo de las cargas o de los fachas, nos dicen. También este año se celebra el 40 aniversario (1979) de la edición del disco de Pink Floyd The Wall, símbolo musical de protesta de una generación entera. Muchas paredes forman El Muro. De ladrillos y adoquines levantados en las calles, como en el 68. Y todavía quedan muchos muros por saltar. ¿Será la cárcel el siguiente?
Pero ya no serán meros espectadores, dicen, sino los actores y protagonistas de su historia.
“La represión contra esos jóvenes será estratosférica”
No es terrorismo juvenil. Es protesta legítima de nuestros nietos e hijos, nuestras generaciones futuras, nos explican. Y explican que la “represión” no puede ser la única respuesta que se les dé, porque entonces habrá ya cuatro generaciones castigadas: las de nuestros abuelos y nuestros padres, la nuestra y ahora la de nuestros hijos. Así ha surgido también el movimiento de madres (y padres) “No toquéis a nuestros hijos”.
Sin embargo, el abogado de Jordi Cuixart, Benet Salellas, estima que “la represión contra estos jóvenes será de un nivel estratosférico,” y ellos mismos se sienten amenazados por los adultos, inseguros e inquietos por nuestra presencia, cuando nos acercamos a ellos en el epicentro del seísmo barcelonés, casi a medianoche y no muy lejos de varias barricadas ardiendo. Son tres chicas y un chico de entre 18 y 21 años, con capuchas y pasamontañas bajados en ese momento, que nos miran extrañados de que les digamos que queremos hablar CON ellos.
Enseguida abandonan su actitud suspicaz, recelosa, y muestran mucho interés en explicarse al convencerse de que no somos “secretas”. Pero vuelven a tapar enseguida sus rostros al ver que sacamos un móvil para grabar. Ésta es su versión.
El chico, el mayor, empieza:
“De momento hemos apagado ya tres hogueras y cada vez que intentamos apagar y detener a gente que está encendiendo barricadas que no pintan nada resulta que no responden al catalán y se ponen agresivos. También hemos visto infiltrados “fachas” y, como habréis podido ver en las noticias, policías y Mossos dándose la mano con fascistas.
Hoy se está viviendo mucha tensión, estamos todos muy alterados. No sabemos exactamente qué está pasando. Hasta ahora sólo hemos podido evitar que la gente tire piedras, todos están muy nerviosos.
Hay varios bandos, no sabemos por qué, gente que viene de fuera, del País Vasco, muchos chalecos amarillos franceses también. Hasta ahora la mayoría somos gente pacífica, que venimos solo a apoyar, y a manifestarnos, queremos ser también la voz cantante de Catalunya”…
Se les ve muy tensos y atemorizados, mirando con angustia hacia todos lados por si de pronto arremeten contra nosotros “policías o fascistas”, dice temblorosa una de las chicas.
"No somos sacos de carne para ser golpeados"
“Hay mucha tensión en las calles, ya no sabemos quién es quién, vamos mirando para todos lados porque sabemos que hay fachas y neonazis disfrazados con estelades para disimular. Ayer desarmaron a un facha con una bandera y un cuchillo”, continúa su relato el chico.
“Estamos mezclados y no sabemos quién es quién y tenemos que ir con mucho cuidado y protegernos entre todos”, explica su desazón la chica.
“No sabemos qué hacer”, continúa él. “De momento, lo único que hemos conseguido es apartar barricadas para que puedan pasar ambulancias y bomberos, y evitar que gente radical tire piedras a mansalva, porque más de un manifestante puede ser herido. Y, sobre todo, llamar a la calma y a la paz, porque nos estamos manifestando y haciendo barricadas para evitar que la Policía cargue contra la gente civil. Porque las personas no somos sacos de carne para ser golpeados por el Estado. Estamos aquí para expresar nuestra voz, necesitamos que nos apoyen democráticamente y que se nos escuche, porque no puede ser que por intentar hablar se nos silencie diciendo que nuestra opinión no es la correcta y que se nos ha de callar”.
Él es universitario; dos de las chicas admiten que no son de Barcelona –aunque una afirma que trabaja aquí–, y la tercera estudia “fuera de la ciudad”. Insisten en que no se reproduzca audio ninguno con sus voces. Les preocupa mucho ser identificados.
¿Decís que estáis luchando contra gente que realmente quiere hacer daño?, preguntamos.
¡Sí!, contestan todos al unísono.
¿Pero estáis aquí también no?, nos referimos a las barricadas junto a las que estamos.
“Es que nosotros estamos aquí, pero nos sentimos atrapados entre la policía y los fachas, atrapados por toda la gente que se está manifestando de forma violenta”, afirma la primera chica. “Porque realmente la mayoría de nosotros queremos manifestarnos de manera pacífica, pero hay muchos radicales que están encendiendo hogueras o tirando piedras, y ahora a nosotros nos pintan como los violentos, cuando es sólo una pequeñísima parte de los manifestantes los que practican violencia contra los policías y luego se escapan y nos dejan a nosotros en medio. Está reinando el caos y así no se puede seguir. Nosotros queremos expresar nuestra opinión y que la prensa no manipule diciendo que atacamos a la Policía”….
"Una voz violenta suena más que cien pacíficas"
Decís que el grupo de violentos es minoritario, pero están haciendo mucho daño…
“Sí”, se lamenta el chico. “Porque una voz violenta suena mucho más fuerte que 100 pacíficas”.
Parecen sinceros, pero suenan sirenas cerca y el ruido de mucha gente corriendo y gritando, así que siguen inquietos y quieren poner fin a la entrevista. Sólo continúan bajo condición de anonimato total: ni nombres, ni imágenes ni audios. Admiten estar muy inquietos.
“Sí estoy muy nerviosa”, reconoce otra de las chicas, con algo de acento francés, “porque en Barcelona no se había producido nunca una situación así, y porque esto se está convirtiendo en una guerra. Y lo que estamos defendiendo es la democracia”, se aparta del móvil ajustándose capucha y pasamontañas para esconder rostro y cabello. Hay que volver a tranquilizarlos de que no serán grabados en vídeo, ni sus voces reproducidas.
Dicen estar hartos, que no se sienten representados por los políticos, que existe un gran malestar social y mucha precariedad económica, que atribuyen al poder del IBEX. Protestan de que no hay trabajo, de las elevadas matrículas universitarias, de la corrupción…
“También protestamos de que la educación está fatal, la sanidad no funciona bien… y que encima vayan diciendo que es culpa nuestra y sigan manipulando para proteger a los de arriba, sin que les importe lo fundamental, que es proteger al pueblo y nuestro futuro”, dice la joven con leve acento francés.
"Somos pacíficos, aunque somos luchadores, es cierto, porque somos jóvenes y queremos que se nos oiga. Estamos hartos de que no se nos tome en serio"
“No es que luchemos por distintos derechos, sino que lo hacemos de forma distinta” [que las marchas multitudinarias], interviene el chico. “Pero respetamos la idea de que se pueden conseguir las cosas mediante la palabra y con las acciones en las calles, demostrando cuántos somos a pesar de las mentiras y de todos los engaños y manipulaciones de gentes corruptas que exageran y nos llaman terroristas, y dicen que en Catalunya estamos en guerra”.
“Hay políticos en la tele diciendo que los catalanes, por ejemplo, vamos con catanas, cuando durante estas manifestaciones se ha demostrado todos estos días que la gente podía tranquilamente pasearse con su perro y tomarse un café. Y no les hemos hecho nada… a menos que los nazis les golpearan, que eso ya ha pasado y hay heridos por ello”.
“Y más allá de esto somos pacíficos, aunque somos luchadores, es cierto, porque somos jóvenes y queremos que se nos oiga. Estamos hartos de que no se nos tome en serio, de que se nos trate como inferiores ante todo el Estado, de que digan que somos golpistas porque somos menos, que nuestras ideas están equivocadas sólo porque ellos lo consideran ilegal, que todo lo que hacemos es ilegal”.
Todos están por la independencia de Catalunya y la defienden con vehemencia, como una de ellas con rasgos claramente asiáticos, que fue adoptada de pequeña por su madre catalana:
“Pienso que actualmente la mejor opción es la independencia, porque tal y como están las cosas, con todos estos políticos que defienden al IBEX y que no escuchan al pueblo y lo que necesita, y que cada vez está todo peor, pues pienso que la independencia sería una nueva etapa para que se escuchara al pueblo de nuevo… España está fatal”.
“Es que yo me siento catalana, estoy orgullosa de serlo, y no me gusta cuando la gente de España habla de nosotros como si fuéramos los malos. Estoy orgullosa de ser catalana, me encanta ser catalana y no quiero que por ser catalana toda España me eche la culpa por cosas que nosotros no hacemos”.
"Somos más que ellos, pero no podemos con ellos porque van armados, y nosotros no llevamos armas"
Interviene de nuevo el chico:
“Si vuestra pregunta es si la independencia nos podría aportar a los jóvenes lo que nos falta ahora mismo, pues esto ha sido un tema de debate en las universidades y ha sido muy extenso. Pienso en verdad que los primeros años serían muy duros, serían cuesta arriba… depende de nosotros. Depende de nosotros y creo que es posible conseguir lo que estamos buscando, más allá de los conflictos sociales y políticos, mientras sigamos igual de organizados y unidos como estamos ahora; creo que llegaremos lejos”.
Él es el único que dice estar militando en una organización política o sindical. Ahora, atrapados entre varios fuegos, entre barricadas “defensivas” y barricadas “ofensivas”, entre infiltrados que no entienden el catalán y violentos armados, persiguen una paradoja: luchar sin violencia. Dicen que han salido a tomar las calles porque, como jóvenes, no les dan voz. Que están muy tensos y nerviosos porque se encuentran a demasiados grupos que no conocen.
¿Decís que hay neonazis infiltrados?
“Sí”, contestan a coro. “Y van armados”, subraya una.
“Sí, muchos, armados también”, dice otra.
“Sí, muchos, armados”, repite él.
“Y nosotros no vamos con armas”, asegura la primera.
“Yo llevo 4 noches aquí en las calles de BCN y todas las noches lo que hemos visto es que nosotros somos muchos, muchos más que ellos, pero no podemos con ellos”, explica la más habladora. “Porque ellos van armados, nosotros no vamos armados, no sabemos qué tipo de armas llevan… van disfrazados y tenemos muchísimo miedo por eso. Y además no nos sentimos apoyados por nadie, porque la Policía carga hacia nosotros, nos golpea, nos disparan, y entonces no podemos hacer nada”.
¿Y son los que llevan líquidos inflamables?
“Sí, y van con cuchillos”, afirma una.
“No sabemos exactamente, no lo sabemos con certeza”, matiza él. “Hemos visto el desarme de un facha con un cuchillo y la bandera española franquista, y gente con líquidos inflamables, con la recarga del mechero del Zippo, incendiando barricadas innecesarias”.
¿Vosotros no incendiáis barricadas? ¿O sí?
"El tema de las barricadas está generando mucho conflicto social"
“A ver”, responde él. “El tema de las barricadas está provocando mucho debate y generando mucho conflicto social, con las redes sociales revolucionadísimas… que a Barcelona la han comparado hasta con la Rosa de Fuego de hace cien años y no es así. No es así. Las barricadas están simplemente para defenderse de cuando los policías empiezan a cargar de forma desproporcionada”.
“Pero sí que es verdad que hay ultras o gente que no responde al catalán incendiando barricadas sin ningún sentido, donde no hay policía. Incendian barricadas donde no se necesita defensa, y esto nos está causando muchos problemas, porque la gente de los balcones de Barcelona empieza a estar irritada y comienza a tirarnos cosas como platos, trozos de hielo, cubos de agua… y empieza ya a ser peligroso el simple hecho de andar por las calles”.
"Estamos divididos, porque nosotros peleamos contra los que encienden barricadas sin sentido"
¿Estáis diciendo entonces que vosotros sólo montáis barricadas o las incendiáis de forma defensiva cuando carga la policía para cortar calles?
“¡Sí!”, responden todos a coro. “¡Sí!”
“Y además estamos divididos” se queja una. “Porque nosotros nos peleamos contra los que encienden barricadas sin sentido y entonces hay una lucha interna entre nosotros también. Porque nosotros no queremos que las barricadas se enciendan por diversión o para hacer el tonto, nosotros sólo montamos barricadas para defendernos cuando vemos que la Policía nos ataca”.
“Exacto”, subraya otra. “Porque no puede ser que policías que van con furgonas se bajen y empiecen a pegar a lo loco… y tenemos que defendernos de alguna manera, no nos queda otra”.
“A mí me partieron el pantalón de un balazo de pelota de goma”, interviene él, mostrándonos su pantalón tejano negro, todo roto.
“Y a mí”, asegura una tercera chica.
“…y tengo las piernas todas amoratadas”, continúa él, intentando subir los bajos de su pantalón para enseñarnos los hematomas.
“…y la verdad es que las barricadas son la única manera que tenemos para defendernos”, sigue hablando ella. "Pero tampoco hay que pasarse, porque muchos radicales incontrolados son los que encienden las barricadas porque sí, por diversión”.
“No sabemos si son de nuestro bando” –interviene él de nuevo– “y lo hacen porque creen que así hacen algo de forma reivindicativa, o si son ultras y violentos, y están descontrolados, radicalizados, haciendo esto como una lucha extrema. O incluso si lo hacen como estrategia para que la Policía cargue contra nosotros. Lo desconocemos totalmente”.
¿Habéis escuchado a gente con acento extranjero?
“No. He escuchado a gente española que no sabe ni entiende el catalán, eso sí lo hemos visto: mientras estábamos apartando barricadas para dejar pasar a las ambulancias y a los bomberos, nos ha asaltado gente española, que al hablarles en catalán no lo entendían”.
"También somos un poco esclavos aún de la ideología del franquismo, que sigue viva aunque lo nieguen"
Pero enseguida cambian de tema. Tratan de explicarse. Piden diálogo entre los políticos; se proclaman indignados por las duras condenas del Supremo a los líderes soberanistas catalanes, por parte de una Justicia que, dicen, a veces es muy condescendiente con delitos muy graves. También manifiestan malestar por el desmantelamiento del Estado del Bienestar, critican los poderes fácticos y a los gobernantes que se dejan manipular por “el Ibex” y denuncian las “manipulaciones mediáticas” de grandes diarios y de cadenas de TV y de radio.
“También somos un poco esclavos aún de la ideología del franquismo”, se lanza de nuevo el chico, “que sigue viva a pesar de que lo nieguen, como se puede ver en partidos como Vox que siguen reivindicando como algo bueno la dictadura de Franco. Es indignante que nos llamen a nosotros golpistas después de defender a un golpista y a un rey que está puesto por un golpista; y, encima, que tengamos que obedecer como jefe del Estado al heredero de esa monarquía salida del franquismo. Es un insulto en un país democrático. Igual que es indignante que se den indultos a todo tipo de delincuentes, pero no a gente pacífica como es el pueblo catalán que quiere ejercer su voto democráticamente y les imponen una pena igual o peor que a los de La Manada. Es vergonzoso que se condene más poner urnas que violar a una mujer entre seis”.
“Y ni siquiera nos dejan preguntar a la gente, dígase referéndum o lo que sea; simplemente es preguntarle al pueblo, dejarle votar y a ver qué pasa. Y hasta ahora no se ha ejercido ese derecho, ni se nos ha tomado en cuenta, sólo se nos ha impuesto la idea de que no podemos ser independentistas”.
“A ver, si es cierto que la gran mayoría no quiere ser independentista, es muy fácil: que nos dejen votar y luego que se vean los números”...
Pero está mirando los mensajes en su móvil y se interrumpe de golpe:
“¡¡Joder!! ¡Han avistado a fachas armados por la zona!”
Suena un helicóptero que se acerca.
“¡¡¡Pared, pared, pared!!!”, grita de pronto el chico.
“¡¡¡Pared!!!”, gritan todos al unísono.
¿Pared?, preguntamos, confundidos.
“¡¡¡La Policía, viene la Policía!!!”, nos responden mientras se alejan, corriendo en tromba calle abajo.
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