La construcción de una gasolinera en el barrio madrileño de Carabanchel Alto ha generado la alarma entre los vecinos de la zona, que exigen la paralización de las actuaciones por considerar que se trata de una “operación comercial simplemente especulativa, que antepone la libertad de mercado por encima del bienestar de los residentes”.

La estación de servicio, que dispondrá también de una zona de lavado, estará situada en una parcela perteneciente al polígono industrial Aguacate, entre las calles Secoya y Reus. A unos treinta metros de distancia se encuentra un supermercado, edificios de viviendas del PAU de Carabanchel y una zona en la que se levantarán futuros equipamientos de educación primaria y secundaria.

Rafael de Andrés, portavoz de la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto, ha explicado que la tramitación de la licencia de obra se ha realizado con “ocultismo” y que en ningún momento los promotores han colocado los preceptivos carteles informativos en los que deben figurar los datos básicos sobre los plazos y los detalles de la actuación urbanística.

El representante vecinal puso de relieve que recientes estudios realizados por universidades como la Carlos III de Madrid advierten del riesgo que para los vecinos suponen este tipo de instalaciones por las emisiones que emiten a la atmósfera cuando se aprovisionan de combustible y lo ponen a disposición de los conductores.

De Andrés lamentó igualmente que, frente a la tendencia de reducir el consumo de los carburantes más contaminantes, las administraciones locales y regionales siguen favoreciendo la implantación desregulada de surtidores en barrios de la periferia, evitando legislar sobre las distancias que deben guardar este tipo de instalaciones en relación con las viviendas y otros equipamientos públicos.
En este sentido, subrayó que la nueva gasolinera se ubicará a 300, 500 y 1.000 metros (distancia que en coche puede recorrerse en un tiempo que oscila entre 2 y 5 minutos) de otra media docena de estaciones existentes en la zona, lo que, a su juicio, descarta la necesidad estratégica de construir otro surtidor.

La Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto presentó el pasado 29 de enero una solicitud para que la junta municipal incluyera en el orden del día de su sesión ordinaria una propuesta en la que se solicitaba la paralización de las obras. Sin embargo, la petición no fue aceptada por entender que esa decisión no es competencia del distrito.

Cumple los requisitos

Por su parte, fuente del Ayuntamiento de Madrid consultadas por este diario afirmaron que la licencia para la construcción de la gasolinera se ha concedido “porque la parcela tiene autorizado ese uso y cumple todos los requisitos”.
Desde la corporación municipal insistieron en que las obras cuentan con un informe favorable del Área de Medio Ambiente y Movilidad, emitido en 2018, año en el que empezó a tramitarse el expediente.

Asimismo, negó, en contra de lo que afirman los vecinos, que los promotores no hayan instalado vallas publicitarias en la zona. “En la parcela”, aseguraron, “se ha colocado un cartel en el que se anuncia la solicitud de licencia y las características de las obras, en cumplimiento de la ordenanza aplicable”.

José Manuel Calvo, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible entre 2015 y 2019, indicó que este tipo de solicitudes constituyen un acto reglado y que el área correspondiente se limita a informar favorablemente, siempre que la calificación de la parcela sea la correcta y no existan irregularidades. El edil de Más Madrid aclaró que otra cuestión diferente es la autorización definitiva de la licencia de obras.