"Es lógica. Que tu adversario entre en combate con diferentes partes es algo positivo desde el punto de vista del desarrollo de las operaciones militares. Las tropas de Wagner han abandonado sus posiciones en el frente, para los ucranianos es positivo (…) Si un bando se debilita, favorece al otro. Diría que es básicamente la ley de gravitación universal". Es el análisis de Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, horas después de que el grupo de mercenarios anunciase una rebelión interna de consecuencias todavía imprevisibles.

Error estratégico. Momento de máxima debilidad de Putin. Expresión de fisuras e inestabilidad interna.. Son las palabras más repetidas por los europeos, que este lunes han pasado revista a la situación sobre el terreno y a los diferentes escenarios que se abren tras el golpe de las filas que dirige Yevgeny Prigozhin, el líder del grupo.

"Estos eventos demuestran que el Estado ruso y la credibilidad personal de Putin están debilitados y que el sistema político se está desmoronando (…) El monstruo que Putin creó con Wagner está mordiéndole ahora", ha advertido el Alto Representante en el marco del Consejo de Asuntos Exteriores celebrado en Luxemburgo. Un mensaje que se ha replicado desde la OTAN. Su secretario general, Jens Stoltenberg, ha calificado la rebelión como una consecuencia añadida del "error estratégico" de Putin librando la guerra en Ucrania.

De momento, la estrategia de la UE pasa por mantener la cautela y por evitar cualquier mención que pueda servir al inquilino del Kremlin para culpabilizar a Occidente de injerencia en sus asuntos internos. No hay una nueva estrategia ante este escenario cambiante. Pero en la capital comunitaria miran los desarrollos con mucha inquietud. Veían a Rusia como una amenaza por su músculo militar, el que ahora está mostrando señales de divisiones, pero ahora temen que la gran amenaza provenga de una nueva era de inestabilidad interna que depare un cambio de guion en el Kremlin.

Los europeos no esconden que los últimos desarrollos pueden ser una oportunidad para Ucrania, que hace unas semanas comenzó su esperada contraofensiva en el Este. Pero tampoco ocultan que un Vladimir Putin más arrinconado puede traducirse en un Vladimir Putin más temerario e impredecible. Ya lo advirtió el propio Emmanuel Macron durante los primeros compases de la guerra cuando hizo una llamada a no humillar ni arrinconar en la esquina al presidente ruso.

El escenario especialmente preocupante teniendo en cuenta el poderío nuclear de Moscú, que junto a Estados Unidos aglutina el mayor número de ojivas atómicas del mundo. Hasta el momento, el choque nuclear ha sido descartado por todas las partes implicadas. Pero la deriva y el curso de la guerra es imprevisible. Borrell ha sido tajante en este aspecto: "No es bueno ver que un poder nuclear como Rusia puede entrar en una fase de inestabilidad política, es algo que se tiene que tener muy en cuenta".

¿Qué va a pasar ahora?

La situación es compleja y difícil de predecir. La gran incógnita es qué va a ocurrir ahora en todos los frentes: interno, doméstico, pero también en África. Prigozhin podría haber tomado la decisión de rebelarse empujado por las crecientes discrepancias con la cadena de mandos de las fuerzas armadas rusas y por el progresivo trasvase de sus tropas a las filas oficiales.

Puede que parte de los mercenarios se integren en las filas del Ejército ruso o que muchos de ellos redirijan sus prioridades y destinos y fortalezcan su presencia en países del Sahel como Mali o República Centroafricana exportando caos, inestabilidad y enfrentamientos internos que podrían derivar en fuertes éxodos de personas hacia Europa. Todo ello podría, además, derivar en un efecto llamada para los opositores rusos a la guerra.

Las consecuencias sobre el frente de batalla sí pueden ser más claras. El grupo de Wagner ha jugado un papel decisivo a la hora de mantener las líneas de combate en localidades como Bajmut, que ha protagonizado una de las batallas más feroces y largas durante estos ya 16 meses de contienda.

"No está claro si para Kiev una rebelión exitosa de los mercenarios de Wagner haría de Rusia un vecino más fácil de contener. Pero los comandantes ucranianos seguramente explotarán el caos resultante para tratar de acelerar su contraofensiva en el sur y el este. Incluso si Moscú logra sofocar la rebelión de Wagner, los ucranianos señalarán los acontecimientos del 24 de junio como prueba de que el poder de Moscú puede desmoronarse rápidamente bajo presión", analiza el experto de Crisis Group Simon Schlegel.

Más ayuda a Ucrania

En medio de todo ello, el mensaje que sale de Bruselas es la necesidad de "apoyar a Ucrania ahora más que nunca". Altas fuentes europeas reconocían hace unos días que la estrategia de Putin es esperar al hartazgo y hastío de las sociedades occidentales. Y librar una guerra de desgaste que se extienda hasta las elecciones estadounidenses del próximo año. Pero los acontecimientos de las últimas horas pueden acelerar un cambio de estrategia.

Con el momento actual, la UE ha acordado este lunes extender el Fondo Europeo para la Paz, el instrumento que financia la guerra, en otros 3.500 millones de euros. Desde su puesta en marcha en 2021, esta herramienta que canaliza el envío de material bélico a Ucrania, ha pasado de los 5.500 millones a los 12.000 actuales.

No obstante, los 27 ministros han sido incapaces de desbloquear el octavo tramo de 500 millones porque Hungría sigue vetándolo debido a que Ucrania ha metido a un número importante de empresas y bancos magiares en su lista de patrocinadores del terrorismo.