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Ucrania se estanca en una guerra de trincheras mientras el mundo gira la mirada a Oriente Medio

Ucrania corre el riesgo de convertirse en un conflicto ceñido al espacio postsoviético, sin salida a medio plazo. En EEUU, crecen las voces que cuestionan seguir dando ayuda a Ucrania.

Militares ucranianos en una trinchera en la región de Donetsk, Ucrania, a 4 de noviembre de 2023. Oleg Petrasyuk / EFE

Juan Antonio Sanz

La guerra de Ucrania está en un punto muerto, sin visos de resolverse a medio plazo, en medio de los redoblados bombardeos rusos, las llamadas a continuar la lucha del presidente Volodímir Zelenski y la grandilocuencia bélica de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en su última visita a Kiev.

Son los propios militares ucranianos quienes reconocen este estancamiento y el fracaso de facto de la contraofensiva lanzada en junio pasado. Al tiempo, crece el temor en Kiev a que la guerra de Israel contra Palestina y la imparable tensión en Oriente Medio, a causa de la invasión de Gaza y del genocidio del pueblo palestino que se ha puesto en marcha, pongan coto al apoyo internacional que precisa la lucha contra la invasión rusa.

Han pasado 620 días desde que Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero de 2022, y, como entonces, la propaganda bélica va por delante de la realidad de la guerra, con uno y otro bando atribuyéndose golpes contra las líneas enemigas, sin revertir el empantanamiento del conflicto.

Esta incapacidad de Ucrania para torcer el brazo de Rusia de manera decisiva sobre el frente de guerra en el este y sur de ese país, unido a la mayor atención que los aliados de Kiev están prestando a Oriente Medio, ponen también sobre el filo de la navaja algunas de las multimillonarias ayudas en armamento que espera el Gobierno de Zelenski para tratar de revertir el curso de la contienda.

La Administración del presidente Joe Biden espera la aprobación por el Congreso de Estados Unidos del paquete de ayuda militar de más de cien mil millones de dólares, de los que 61.000 millones irían destinados a Ucrania.

Pero a nadie se le escapa en EEUU, principal aliado de Kiev, que la guerra de Israel contra Palestina está aumentando el número de congresistas, e incluso ciudadanos estadounidenses, que piden poner coto al increíble despliegue de fondos para un conflicto, el ucraniano, que militarmente no va a ninguna parte.

La contra-contraofensiva rusa en Donetsk

Las fuerzas rusas han resistido la contraofensiva lanzada por el Ejército ucraniano desde principios de junio, han blindado la línea del frente e incluso han lanzado una contra-contraofensiva en la zona de Avdiivka, Lyman y Mariinka, en la región de Donetsk, que tampoco ha obtenido una victoria reseñable y solo ha supuesto la muerte de miles de soldados en ambos lados, especialmente rusos.

Rusia lanzó la semana pasada los bombardeos más intensos de lo que va de año sobre más de un centenar de objetivos, pero no se reflejaron en ningún avance significativo sobre el mapa del teatro bélico.

El Ejército ucraniano tampoco ha logrado romper esa línea de defensa rusa en los territorios ocupados por las fuerzas del Kremlin desde que iniciaron la invasión y que llevaron a la anexión de buena parte de las regiones de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón.

Se suceden los ataques puntuales, como el último contra el puerto y los astilleros de Kerch, en la península de Crimea tomada por los rusos, que muestran la abundancia de misiles donados por Occidente a las filas ucranianas, pero que no llegan a causar un perjuicio decisivo a las instalaciones militares del Kremlin.

De los quince misiles de crucero lanzados por Ucrania contra las infraestructuras portuarias de Kerch, apenas resultó dañado un buque de guerra ruso.

Por eso, Zelenski reclama más y más ayuda aliada, para seguir golpeando las posiciones rusas en su retaguardia y blindar más los cielos ucranianos con sistemas de defensa antimisiles.

Zelenski niega la mayor y desautoriza a su jefe militar

El sábado, en una rueda de prensa ofrecida junto a la presidenta de la CE, quien realizó una visita sorpresa a Kiev, el líder ucraniano negó que la guerra esté estancada y reclamó más ayuda a los aliados occidentales para fortalecer sus defensas aéreas.

Unos días antes, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, el general Valeri Zaluzhni, reconocía en un artículo que la guerra contra Rusia estaba derivando hacia una nueva etapa de lucha de posiciones, sin avances en uno u otro sentido.

Zaluzhni, una de las figuras más respetadas por la población del país, con cuotas de apoyo incluso mayores que las de Zelenski, subrayó que este tipo de guerra “estática” puede permitir a Rusia renovar su poder militar.

El general ucraniano, en una entrevista con la revista británica The Economist, comparó la actual fase de la guerra con algunos de los momentos de la Primera Guerra Mundial, cuando este conflicto entró en una etapa de lucha de trincheras que inmovilizó a los ejércitos de los países contendientes.

“Estamos en tablas”, dijo Zaluzhni. El militar reconoció que Rusia posee “una superioridad en armas, equipos, misiles y munición, que aún durará un tiempo considerable”, debido al incremento de la producción por su industria de la defensa. Y agregó que las ayudas occidentales no están aún capacitadas para superar este desafío y que se necesitará un año para conseguirlo.

El Kremlin ha subrayado en numerosas ocasiones que está preparado para una guerra larga y de desgaste. Pero si Occidente, con la OTAN y la UE lideradas por EEUU, confiaba en que ese desgaste debilitaría de forma efectiva a Rusia, la realidad es otra.

“Hoy día, el tiempo ha pasado y la gente está cansada. Pero esto no es un estancamiento”, insistió Zelenski, desautorizando así al comandante de su Ejército. No obstante, el presidente ucraniano admitió su preocupación por su ejército y por el dominio que Rusia tiene del cielo, lo que da al país invasor una superioridad para frenar avances del enemigo y favorecer sus propias ofensivas.

En estos momentos decenas de pilotos ucranianos se entrenan para pilotar aviones de combate F-16 que varios países europeos están dispuestos a proporcionar a Ucrania. Pero el tiempo pasa, ha perdido la oportunidad de la contraofensiva de verano, el invierno asoma sobre el teatro de operaciones y los pilotos no estarán preparados convenientemente hasta dentro de varios meses, quizá para la primavera de 2025.

En este tiempo, Rusia habrá reforzado si cabe más sus defensas y la contraofensiva ucraniana en Zaporiyia, más al sur, podría ser finiquitada, al ser incapaz Ucrania de lanzar un ataque a gran escala contra las líneas rusas.

Pese a todo, Zelenski afirmó que Ucrania no tiene otra salida que seguir peleando e insistió en pedir más ayuda occidental. “Hay dificultades, sí, y hay diferentes opiniones (sobre el conflicto). Es cierto”, reconoció el líder ucraniano.

Aunque Moscú también se niega a admitir que la guerra ha entrado en un punto muerto, el único aliado declarado del Kremlin en Europa, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, ha subrayado que la contienda no se mueve y que ninguno de los adversarios tiene la capacidad para tomar ventaja decisiva sobre el otro en el terreno militar.

El apoyo incondicional de Von der Leyen a Zelenski

La presidenta Von der Leyen le dio a Zelenski todo el apoyo de la UE y volvió a recurrir a su fórmula retórica planteada desde el comienzo del conflicto: Europa se juega su futuro en Ucrania.  “Estáis luchando no solo por vuestra libertad, vuestra democracia y vuestro futuro, sino también por el nuestro. Estáis luchando por Europa”, aseguró Von der Leyen.

La presidenta de la CE prometió endurecer aún más las sanciones contra Rusia. “Continuaremos aplicando la máxima presión sobre Rusia, hasta el fin de la agresión, hasta que Ucrania haya restablecido una paz justa”, afirmó.

Von der Leyen se dirigió a la Rada, el Parlamento ucraniano, y dio un nuevo espaldarazo al Gobierno de Zelenski por sus progresos en el camino hacia la adhesión a la Unión Europea. “Realmente, el objetivo está al alcance”, dijo Von der Leyen en referencias a la lucha contra la corrupción en Ucrania, uno de los mayores desafíos de Kiev para siquiera entrar en el proceso de negociaciones con Bruselas para la integración.

La UE se prepara para decidir si Ucrania cumple 

Esta semana, la UE presentará un informe sobre esos avances de Ucrania en sus reformas y, en caso de ser positivo, permitirá a Kiev afrontar la decisión final sobre la continuación del proceso de adhesión que será tomada por los 27 de forma unánime antes de fin de año.

No parece que vaya a haber mayores problemas para Ucrania con ese informe europeo, como adelantó Von der Leyen en Kiev: “han hecho ustedes un progreso excelente, es impresionante comprobarlo”.

Todo ello, a pesar de que la guerra continúa, con gastos ingentes en armamento y en medio de acusaciones rusas de que contratistas ucranianos están vendiendo parte de esas armas en Oriente Medio y Afganistán, donde, según el Kremlin –sin que nadie más lo haya corroborado–, están empezando a aparecer armas occidentales en los arsenales de los talibanes y otros grupos armados.

También hay dudas sobre la posición que puedan adoptar Hungría y Eslovaquia sobre la candidatura ucraniana. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ya reclamó una nueva estrategia de la UE con Ucrania y mostró sus recelos sobre la eventual inclusión de este país en la UE. 

El jefe del Gobierno eslovaco, Robert Fico, se ha mostrado también muy crítico con la ayuda militar a Ucrania, mientras en el seno de la UE empiezan a sumarse las voces que advierten sobre las reformas dentro de la Unión que acaparará la integración ucraniana, un caso sin parangón y derivado de la guerra contra Rusia. Especialmente cuando esta guerra está muy lejos de concluir.

Por todas estas razones, la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, prevista para diciembre próximo, será clave. En especial para el futuro de una Ucrania en guerra.

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