bruselas
Las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebran entre el 6 y el 9 de junio) darán lugar a un nuevo ciclo legislativo en la UE. Tras ellas, los 27 Estados miembros están llamados a repartir el poder en los puestos de control, uno de los momentos más apasionantes en la capital comunitaria. El cargo más codiciado es la Presidencia de la Comisión Europea, el conocido como órgano Ejecutivo. Esta semana ha tenido lugar el primer debate electoral entre los candidatos de las familias políticas. Un evento y una campaña atípica y algo ficticia, ya que los ciudadanos no elegirán directamente al inquilino del Berlaymont.
El portal Politico organizó el lunes en la ciudad de Maastricht el primer debate de los comicios europeos con los siete Spintzenkandidaten, es decir, los cabezas de listas de los partidos de la Eurocámara. El Parlamento Europeo lleva años intentando institucionalizar la estrategia de que el líder de la lista más votada en las urnas se convierta de forma automática en presidente de la Comisión Europea. Solo ha ocurrido con Jean-Claude Juncker en 2014. Un lustro después, la hasta entonces bastante desconocida Ursula von der Leyen fue designada para la misión en una reunión de los 27 líderes de Estado y de Gobierno a puerta cerrada en la que Emmanuel Macron jugó un papel importante. Ahora es la propia Von der Leyen la que ha sido elegida por su grupo, el Partido Popular Europeo, para revalidar el cargo.
Todas las encuestas anticipan que los populares repetirán como principal formación del hemiciclo tras las elecciones europeas, seguidos de los socialdemócratas. Sin embargo, nadie puede anticipar que, en consecuencia, Von der Leyen vaya a repetir en el piso 13 del Berlaymont, la sede de la Comisión Europea en la que además de trabajar, vive.
La que fuera ministra de Defensa con Angela Merkel es la favorita en todas las apuestas. Ninguno de los seis otros candidatos que participaron en el debate cuenta con posibilidad real. Sin embargo, un giro de guion reciente abre un nuevo escenario. El presidente francés está en contacto directo con Giorgia Meloni, la primera ministra italiana, para promover el ascenso del banquero Mario Draghi en el reparto de los top job. Incluso tras la semana de infarto que vivió España con los cinco días de reflexión y silencio de Pedro Sánchez, una de las aristas que se abrió es que el inquilino de la Moncloa estuviera buscando hacer las maletas y venir a Bruselas.
Los ciudadanos eligen a los eurodiputados y en sus países. a sus representantes gubernamentales, que son a su vez quienes designan a los mandatarios de la cúpula de la UE: Comisión Europea, Consejo Europeo, Parlamento Europeo, Banco Central Europeo y Alto Representante de Asuntos Exteriores. Por ello, uno de los reproches que arrastra el proyecto europeo por parte de la ciudadanía es su falta de democratización.
Siete candidatos, solo una real
El titular más importante que dejó el primer debate es que Von der Leyen está dispuesta a pactar con la ultraderecha de los Reformistas y Conservadores, familia que todavía no ha designado a un candidato.
Esta fue la ocasión en la que más claramente desveló sus intenciones. Su línea roja son los "amigos de Putin". Es decir, la democristiana germana descarta formar alianzas con Alternativa por Alemania o Marine Le Pen, pero sí contempla dar la mano a Giorgia Meloni, líder de Fratelli de Italia, al partido Ley y Justicia (PiS), que ha socavado el Estado de Derecho en Polonia durante sus ochos años en el poder con el Vox de Santiago Abascal. Von der Leyen es la única Spitzenkandidat con alguna posibilidad de liderar la Comisión, pero incluso si es la elegida de los Estados miembros todavía tiene que pasar el filtro del Parlamento Europeo. Ya en 2019, lo pasó por la mínima de nueve votos. Y con los flirteos con los populistas y ultraconservadores le será más difícil hacerse con el apoyo de las fuerzas progresistas.
Por su parte, la apuesta de los Socialdemócratas, la segunda familia más importante, es el luxemburgués Nicolas Schmit. El actual comisario de Empleo y Derechos Sociales ha trabajado durante esta legislatura en dosieres como el salario mínimo o la precariedad laboral de los jóvenes y su gestión cuenta con buena prensa en la capital comunitaria. Sin embargo, tiene un perfil bajo, es un gran desconocido para la opinión pública. De hecho, su nombramiento es revelador por lo que esconde detrás: los socialistas europeos se saben con pocos números para pelear por la Presidencia de la Comisión Europea y, por lo tanto, es una candidatura que nace muerta y que da cuenta de que su estrategia será luchar por otros puestos, como el de presidente del Consejo Europeo, actualmente en manos del liberal Charles Michel.
También desconocido es el candidato de La Izquierda, el austríaco Walter Baier, que durante una década fue presidente del Partido Comunista de su país. Baier ni siquiera está en las listas para ser eurodiputado durante la próxima legislatura. La más joven de todas es Maylis Roßberg, que con 24 años es la apuesta de la Alianza Libre Europea (ALE), cuyo núcleo es crear una "Europa de los pueblos" a través de sus decenas de partidos nacionalistas y regionalistas procedentes de toda la UE. Roßberg pertenece a la minoría danesa en Alemania y se proclama una activista de "las voces pequeñas y las grandes ideas".
Por su parte, Valeriu Ghiletchi es el representante del Movimiento Político Cristiano Europeo. El ingeniero y licenciado en estudios de Teología es un pastor con doble nacionalidad rumana-moldava que lidera el único partido cuya esencia es promover los valores católicos. Algo más conocido en las esferas de la burbuja de Bruselas es el candidato de Los Verdes, Bas Eickhout. El neerlandés es eurodiputado desde 2009 y cuenta con una larga trayectoria de investigador sobre el cambio climático.
Cierran la lista la liberal alemana Marie-Agnes Strack-Zimmermann, que cuenta con estudios de periodismo, política y filología germana y fue una de las más duras contra lo que calificó un discurso muy débil de Von der Leyen en el debate. Por su parte, el escogido por le grupo de extrema derecha Identidad y Democracia es el que fuera uno de sus padres fundadores, el danés Anders Vistisen, que se refiere a los musulmanes como violadores y ha sido una de las voces antiinmigración de los últimos años en el Hemiciclo.
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