Berlín
Actualizado:El Partido Socialdemócrata (SPD) declinó este lunes abrir expediente contra su expresidente y excanciller alemán Gerhard Schröder, pese a las presiones desde la formación de Olaf Scholz por excluir de sus filas al "amigo" del presidente ruso, Vladímir Putin.
Schröder "no ha dañado al partido ni ha vulnerado sus estatutos", concluyó la comisión de arbitraje del SPD en Hannover (centro), el distrito por el que está afiliado y de donde partió su carrera a la Cancillería, en 1998.
Con ello rechazó la demanda presentada por 17 asociaciones regionales. Pedían la apertura de expediente contra él y su eventual expulsión por sus vínculos con Putin y con consorcios controlados por el Kremlin.
La decisión es el primer pronunciamiento de un órgano de arbitraje del SPD, contra el que pueden presentar recurso los demandantes en las próximas semanas.
Las iniciativas contra Schröder se materializaron tras el inicio de la invasión de Ucrania por Rusia. Sobre el excanciller, de 78 años, se precipitaron las críticas, incluidas de la copresidenta del SPD, Saskia Esken, que le "invitó" a dejar la militancia.
El político socialdemócrata ha "lamentado" en sucesivas declaraciones la guerra en Ucrania sin condenar a Rusia, ha defendido su relación con Putin e incluso ha criticado la línea del actual Gobierno alemán frente a Moscú.
Riesgo de un nuevo cisma en el partido
Con la decisión de este lunes se cerró un primer capítulo de lo que podría haber derivado en un largo proceso de expulsión, con pocas perspectivas de prosperar y muchas probabilidades de generar una división interna en la SPD.
La expulsión de un militante debe superar muchos obstáculos, como se demostró con el exministro de Finanzas de la ciudad-estado de Berlín y autor de best-sellers islamófobos Thilo Sarrazin, al que el SPD tardó once años en lograr excluir de sus filas.
Schröder fue ya un canciller controvertido como impulsor del programa de reformas Agenda 2010, para sus detractores una traición a los principios de la socialdemocracia. Pero es parte de la historia del SPD, que presidió entre 1999 y 2004, y el tercer canciller socialdemócrata de la República Federal de Alemania (RFA), tras Willy Brandt y Helmut Schmidt, entre 1998 y 2005.
La puerta giratoria de 2005
La cuestión clave para que prosperara la demanda era establecer que Schröder había causado daños al partido o vulnerado sus estatutos. Las críticas se dirigían contra los vínculos políticos y personales entre Schröder y Putin.
Como canciller alemán, brindó al presidente ruso rango de aliado político y amigo, lazos que se fraguaron en sus siete años al frente de la potencia económica europea. Su fruto más visible fue la construcción del gasoducto germano-rus Nord Stream, acordada entre Berlín y Moscú en 2005, poco antes de caer apeado de la Cancillería por la conservadora Angela Merkel.
Unos meses después de esa derrota, ocupaba ya cargos en consejos de administración relacionados con el gaseoducto. Esta supuesta "puerta giratoria" fue ya asunto complejo para el SPD entonces y se agravó ahora a raíz de la guerra de Ucrania, tanto por el conflicto de intereses como por constatarse que Nord Stream es la clave en la alta dependencia energética de Alemania respecto a Rusia.
En medio de fuertes presiones, Schröder renunció en mayo a sus cargos en el consorcio petrolero ruso Rosneft, cuyo consejo presidía desde 2017, y a su candidatura para ingresar en el de Gazprom.
El excanciller, sin embargo, defiende sus vínculos con Putin, con quien se ha reunido en Moscú al menos en dos ocasiones en estos meses, supuestamente para mediar.
En una reciente entrevista con un medio alemán, Schröder se reafirmaba en su convicción de no tiene nada de qué arrepentirse.
De la controversia al bochorno
La cuestión es incómoda o hasta bochornosa para el conjunto del SPD. Su cúpula le ha instado reiteradamente a romper esos vínculos, sin éxito.
El tripartito de Scholz con los verdes y los liberales suspendió el pasado febrero la puesta en funcionamiento del segundo tramo del gaseoducto, Nord Stream 2, cuya construcción se inició en 2011 para reforzar los suministros de gas ruso hasta Alemania por el Báltico.
Schröder sostiene que el Ejecutivo debería reactivarlo porque se resolvería la escasez de gas que apremia a Alemania. Algo que descarta la coalición de Scholz y especialmente los Verdes, el partido del vicecanciller y ministro de Economía Robert Habeck, quien mucho antes del estallido de la guerra ya clamaba por cortar la relación de dependencia energética con Putin.
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