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Rusia y Occidente se preparan para una guerra larga con más riesgo nuclear

Putin califica de un "teatro absurdo" el estado actual del acuerdo New Start y advirte de que no dudará en realizar ensayos nucleares "si Estados Unidos los lleva a cabo primero".

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, flanqueado por el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, y el Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, que juntan sus manos tras una rueda
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, flanqueado por el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, y el Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, que juntan sus manos tras una rueda de prensa conjunta en Bruselas. Johanna Geron / REUTERS

La guerra en Ucrania será larga. Kiev y Moscú se sienten fuertes sobre el terreno y no están dispuestos a depositar las armas y sentarse en la mesa de negociación. El peligro nuclear se incrementa. Son las tres conclusiones que deja el tablero bélico un año después del inicio de la invasión rusa a su vecino.

Mientras el presidente norteamericano Joe Biden aparecía este martes a Polonia, su homólogo ruso Vladimir Putin pronunciaba un esperado mensaje a la nación. En paralelo, Dmytro Kulebra, ministro de Exteriores ucraniano, se daba cita en los cuarteles generales de la OTAN con su secretario general Jens Stoltenberg y con Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea.

Uno de los grandes anuncios que deja el tradicional discurso anual de Putin, que llega tres días antes del primer aniversario de guerra, es la suspensión unilateral de Rusia del Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (New Start) que firmaron en 2010 Barack Obama y Dimitri Medvédev. El acuerdo era el último cordón umbilical para el control y el desarme nuclear. Su objetivo era disminuir en un 30% las ojivas nucleares. El inquilino del Kremlin ha calificado de un "teatro absurdo" el estado actual del acuerdo y ha advertido de que no dudará en realizar ensayos nucleares "si Estados Unidos los lleva a cabo primero". Ha puntualizado, eso sí, que no se trata de un "abandono total", sino de una suspensión.

En una guerra imprevisible y con la brecha entre Occidente y Rusia cada vez más acuciante, el miedo a una carrera nuclear que, desde el inicio de la guerra todas las partes implicadas han rechazado, se hace progresivamente latente. El secretario general de la Alianza Atlántica ha pedido a Putin que reconsidere su decisión alegando que "más armas nucleares y menos control sobre ellas deja un mundo más peligroso". "Con la decisión que Rusia ha tomado hoy, toda la arquitectura sobre el control de armamentos ha quedado desmantelada", advierte el ex primer ministro noruego. "El anuncio de Rusia es otra prueba de que Moscú está acabando con el sistema de seguridad construido después de la Guerra Fría", ha coincidido Borrell, en rueda de prensa conjunta desde Bruselas.

Durante su intervención de más de una hora, Putin ha dejado claro que no frenará hasta conseguir sus objetivos en Ucrania, aunque se desconocen cuáles son. El mandatario ruso ha responsabilizado a Occidente de "empezar la guerra" y le ha advertido de que "Rusia es invencible en el campo de batalla".

Sus palabras han tenido poco eco, al menos de forma pública, en las capitales europeas. "La OTAN no está en guerra con Rusia. La OTAN ni siquiera ha comenzado una operación militar especial contra Rusia. Rusia está siendo derrotada por Ucrania, no por la OTAN. Esto se está convirtiendo en embarazoso para algunos", ha afirmado Gabrielius Landsbergis, ministro de Exteriores lituano, que ha sido una de las pocas voces en reaccionar.

Pero en Europa también están dispuestos a dar la batalla. La UE ha dejado claro que su objetivo es una victoria militar de Ucrania sobre el terreno. Por ello, su prioridad absoluta e inmediata es intensificar los esfuerzos para enviar más material bélico, más moderno y hacerlo más rápido. "El camino para la paz pasa por las armas", es el mantra que se ha instalado en la capital comunitaria.

Occidente solo acepta ya una victoria de Kiev sobre Moscú, pero tampoco se ha pillado los dedos delimitando cuáles serían los marcos geográficos aceptables de este triunfo. Aunque en Washington y Bruselas insisten en que serán los ucranianos quienes decidan cómo y cuándo sentarse a negociar, a nadie se les escapa que lo harán en consenso con sus aliados. El mensaje que Volodimir Zelenski les ha transmitido es que quiere poner fin a la contienda este mismo 2023 y su primer paso sería una gran contraofensiva en el Donbás durante las próximas semanas.

Biden en Varosvia, 'capital' europea

Todo ello coincide con la visita de Biden a Polonia. Es la segunda vez que el presidente estadounidense visita el país, el más halcón con Rusia en el seno europeo, en los últimos once meses. Su viaje se produce después de su aparición sorpresa en Kiev y erige a Varsovia como el centro de mandos de la UE en la guerra con Rusia. El norteamericano ha elegido esta visita para escenificar la unidad transatlántica en el pulso con Moscú, pero no visitará Bruselas, la capital europea.

El presidente de EEUU, Joe Biden, durante su reunión con el presidente de Polonia, Andrzej Duda, en Varsovia. REUTERS/Evelyn Hockstein
El presidente de EEUU, Joe Biden, durante su reunión con el presidente de Polonia, Andrzej Duda, en Varsovia. Evelyn Hockstein / REUTERS

El incentivo de la visita es aumentar la presencia militar y de soldados estadounidenses en este país. Durante la cumbre que la OTAN celebró el pasado verano en Madrid, Estados Unidos ya anunció la creación de la primera base permanente en el país del Este. "EEUU necesita a Polonia y a la OTAN tanto como Polonia y la OTAN necesita a EEUU", ha asegurado el presidente polaco Andrzej Duda, escenificando una de las realidades que deja la guerra en suelo europeo: la UE no solo se desprende del tutelaje norteamericano en materia de seguridad, sino que lo agranda.

El centro de gravedad europeo ha virado hacia la dirección oriental. Los países bálticos, antes con capacidad de influencia residual, son los que marcan el paso y ritmo de sus socios comunitarios en la guerra. De hecho, el viernes, día del primer aniversario, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Stoltenberg no estarán en sus sedes de Bruselas, sino en Estonia.

Advertencias a China

Desde el inicio de la guerra, la estrategia de Occidente pasa por convertir a Rusia en un Estado paria. Es decir, promulgar su aislamiento internacional desde todos los ámbitos: financiero, energético, cultural y político. Con el objetivo de amasar más apoyos, Borrell se dirigirá esta semana a la Asamblea General de la ONU, que prepara una nueva resolución de condena. El 2 de marzo, Naciones Unidos formuló su primera resolución, no vinculante, contra la invasión rusa, que fue secundada por 141 de los 193 Estados miembros. Pero entre las abstenciones hubo dos que preocupan: China e India.

Esta semana, Estados Unidos ha sembrado dudas sobre la postura equidistante de Pekín asegurando que el gigante asiático está pensando en vender armas a Rusia, algo que le ha costado a Irán importante sanciones europeas. De momento, los europeos dan el beneficio de la duda a los de Xi Jinping, aunque le advierten de que este paso marcará una "línea roja" en sus relaciones bilaterales.

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