La extrema derecha surca Europa. Y amenaza con desembarcar en el Parlamento Europeo. Las últimas encuestas en los diferentes Estados miembros revelan un ascenso de partidos xenófobos que reaviva viejos miedos de un pasado que no parece tan lejano. Por primera vez en la Historia de la Eurocámara, la ultraderecha podría formar grupo propio, lo que le permitiría lanzar discusiones y disfrutar de mayores espacios para difundir sus ideas, que amenazan con tambalear los pilares del sueño europeo. El chivo expiatorio de todos estos partidos para explicar la crisis es la inmigración, tanto europea como extracomunitaria.
Este sábado, representantes de la ultraderecha de diversos países, entre ellos España, celebran una cumbre en Roma bajo el título 'Europa resurge', con la vista puesta en las elecciones europeas que se celebrarán a finales de mayo. Los periodistas que quieran cubrir la cita tendrán que pagar 50 euros, según informa Giulia Lipari, Secretaria de Forza Nuova. Es el partido que acoge la reunión y cuyo principal objetivo es 'reconstruir la sociedad sobre las bases de la familia y los valores tradicionales cristianos'. Su líder, Roberto Fiore, quiere que se 'restituyan muchas de la libertades perdidas por los italianos', celebrando tres referéndums -sobre la permanencia en el euro, la inmigración y el matrimonio gay- que paradójicamente, se traducirían en prohibiciones: la entrada de inmigrantes y el matrimonio entre personas del mismo sexo, además de la salida de la moneda única. El partido ve la inmigración como 'una dolorosa herida en la armoniosa convivencia de los pueblos'. Además de ser un elemento 'que perturba el orden público', es 'una pérdida de energía' para los propios inmigrantes. El partido de ultraderecha italiana llama al bloqueo de la inmigración y a la repatriación de quienes se encuentran ya en el país de la bota.
Entre los asistentes a la cumbre se está también Amanecer Dorado, el partido neonazi griego. Ante la posibilidad de que el gobierno heleno vete su participación en las elecciones europeas y municipales que se celebrarán en el país en mayo, su nuevo líder, Ilias Kasidiaris, adelantó a principios de febrero que 'los nacionalistas griegos que no se han visto involucrados en organizaciones criminales han fundado un nuevo partido patriótico, el Amanecer Nacional'. El partido ocupa el tercer puesto en los últimos sondeos sobre intención de voto.
'Vetar su participación es un error', opina Ermal Bubullima, de la Iniciativa de Solidaridad con Grecia en Bruselas (BGSI, por sus siglas en inglés). Considera que prohibir estos partidos no es la solución al problema, al menos a largo plazo: 'las ideas se extienden, no se pueden prohibir' y añade, 'ilegalizar un partido racista solo radicaliza las posiciones'. Llama a combatir la xenofobia desde un punto de vista social, cambiando la situación que ha llevado a ese posicionamiento ideológico y no a través de decisiones políticas.
El British National Party también estará presente en la reunión. Los nacionalistas británicos 'denuncian' la 'extinción' a la que se expone la identidad británica bajo 'el tsunami de la inmigración'. Proponen incluso que se deporte a aquellos inmigrantes que llevan años legalmente establecidos en el país y a su descendencia, a cambio de 'generosos incentivos financieros'. Se presentan a las elecciones europeas con la intención de 'abolir la discriminación positiva que ha convertido a los británicos en ciudadanos de segunda clase'.
El British National Party proponen que deportar a aquellos inmigrantes que llevan años legalmente establecidos en el país y a su descendencia
La Red por los Derechos de los Migrantes en el Reino Unido (MRN en inglés) rechaza el mensaje del BNP y estima que no obtendrá ningún resultado positivo en los comicios de finales de mayo. Su director, Don Flynn, cree que el partido 'se ha visto eclipsado' en los últimos tiempos por el UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido) y por el ala euroescéptica del Partido Conservador. 'El UKIP culpa de todos los males a la Unión Europea', afirma Flynn en declaraciones a Público, que ve la solución en 'la resistencia cosmopolita'. 'En una era donde cruzar fronteras es cada vez más habitual, estos grupos dejarán de tener sentido', zanja.
La extrema derecha española estará representada por el líder de Democracia Nacional, Manuel Canduela. Su partido se postula dentro de una amalgama de partidos nacionalistas, llamada 'España en Marcha', como candidato a las elecciones europeas. Preguntado por Público sobre su programa en materia de inmigración de cara a los comicios, la respuesta de la Secretaría del partido, a falta de propuestas concretas, ha sido la siguiente: 'inventaos las informaciones como hacéis habitualmente'.
Aunque los tiempos han cambiado, la crisis ha reavivado el discurso racista. 'Cuando la propia Unión Europea se cuartea y las instituciones retroalimentan con sus acciones a los extremistas, estos partidos suben', señala Rafael Lara, de la Asociación Europea por los Derechos Humanos. No es la única causa, también influye el giro a la derecha de los partidos mayoritarios: 'cuando los conservadores adoptan el discurso de ultraderecha, los electores prefieren a los originales'. Lara defiende que para frenar el ascenso de los grupos racistas, los líderes europeos 'deberían dejar de despreciar la democracia'.
No sólo los partidos convencionales copian el discurso de la ultraderecha, el trayecto se realiza también a la inversa, cuando los extremistas copian el mensaje social de la izquierda para atraer votantes. En 2007, a la entrada de Alcalá de Henares, uno de los bastiones de la extrema derecha española -España 2000 tiene un concejal en el Ayuntamiento-, una pintada de Democracia Nacional mostraba la bandera de España con el eslógan 'ni uno más', en referencia a los inmigrantes extracomunitarios. A día de hoy, la bandera española lleva otro subtítulo: 'banca pública'.
Además de los cuatro partidos que se reúnen en Roma, la extrema derecha también ha calado en otros países del norte de Europa y en algunos casos encabeza las encuestas para las europeas. El Frente Nacional de Marine Le Pen se situaba por primera vez en octubre del año pasado como líder, con un 24% de intención de voto en Francia, según un sondeo de Le Nouvel Observateur.
En algunos países, la extrema derecha encabeza las encuestas para las europeas
Le Pen quiere reducir en cinco años la inmigración que llega de forma legal de 200.000 a 10.000 'entradas' por año, 'privilegiando los talentos que permiten la innovación en nuestro país', reitera en su programa. Entre las medidas, el Frente Nacional quiere suprimir el derecho a la reagrupación familiar, suspender Schengen -el acuerdo de libre circulación de personas entre países europeos-, e incluso revisar la Convención Europea de Derechos Humanos, firmada en 1950. Con estas cifras, la ultraderecha podría formar grupo propio en el Parlamento Europeo. Para hacerlo necesitan obtener al menos 25 diputados de siete Estados miembros. Es a lo que aspira Interés Flamenco (Vlaams Belang), el partido nacionalista de Bélgica. Su portavoz, Klaas Slootmans, anuncia que los nacionalistas flamencos ya están negociando con otros partidos como los Verdaderos Holandeses o el Frente Nacional de Francia, un futurible grupo en la Eurocámara.
Slootmans opina que los inmigrantes 'abusan del sistema educativo y la seguridad social belga'. En declaraciones a Público, insiste en que su país 'debe proteger sus fronteras' y pide que su gestión vuelva a ser competencia de los Estados miembros. Tras el drama de Lampedusa, en el que murieron 366 personas, los países del sur pidieron ayuda a la UE para afrontar el problema de la inmigración masiva. Pero el portavoz de Interés Flamenco rechaza la cooperación con una acusación falaz: 'los países del sur les dan hasta 500 euros a los inmigrantes ilegales para que se instalen en Alemania o Bélgica'.
En la misma línea apuntan los Demócratas de Suecia, que aspiran a obtener entre 2 y 3 escaños en la Eurocámara. Ya han empezado a escrutar qué partidos se les asemejan ideológicamente para constituir un grupo en Estrasburgo. Su Secretario de asuntos internacionales, Kent Ekeroth, quiere reducir 'de un día para otro' la inmigración en un 90%, saliendo de la Unión Europea. En una charla con Público, Ekeroth apuesta incluso por denegar la entrada a los refugiados sirios, a quienes 'se está dando la nacionalidad de forma automática'. Sus medidas para frenar la llegada de inmigrantes van desde aumentar el número de años mínimos de residencia en el país para obtener la ciudadanía, hasta prohibir el acceso a la nacionalidad cuando un local se casa con un extranjero.
En Italia, no sólo Forza Nuova tiene un discurso beligerante contra la inmigración. La Liga Norte, el partido que aspira a dividir Italia por la mitad, también hace gala de una retahíla de argumentos racistas. El eurodiputado y secretario federal del partido, Matteo Salvini, se vanagloria de 'tener el coraje para proclamar en voz alta que en una Europa golpeada por la crisis, no hay espacio ni para un inmigrante más'. Su posición es 'muy simple': primero los ciudadanos, después, 'si los recursos lo permiten', todos los demás. Aboga por reducir los tiempos de expulsión de los inmigrantes que llegan a las costas italianas, a través de acuerdos con los países de origen y poner en práctica una 'seria política de rechazo' a quienes llegan al país.
A pesar del discurso, la Unión Europea ha demostrado en diversas ocasiones que las acusaciones vertidas sobre una inmigración que abusa de los Estados del bienestar europeos es falso. En octubre, la Comisión Europea presentaba un informe en el que contrastaba que el número de inmigrantes comunitarios inactivos en sus países de acogida representa entre el 0,7 y el 1% de la población de la UE. El Informe sobre Inmigración y Estado de bienestar en España de la Caixa concluye que menos del 1% de los beneficiarios de pensiones en España son extranjeros y que estos consumen tres veces más de lo que cuestan al país.
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