buenos aires
Actualizado:"Una vez sentados, fueron directos al grano, típico de una reunión con estadounidenses", dice José Luis Antúnez, presidente de Nucleoeléctrica Argentina S.A (NASA). "Entre cortesías y exquisita diplomacia", la jefa de la misión diplomática del Departamento de Estado, Ann Ganzer, dijo que era un visita reservada, como "nación amiga" y que lo hacía preocupada por la posibilidad de que el país compre "un reactor chino para su próxima central nuclear de gran potencia".
Ganzer estuvo el 6 de abril en el edificio de Villa Martelli, que aloja a la empresa operadora de las centrales de energía nuclear más grandes de Argentina. La visita, extendida entre el 4 y el 8, incluyó reuniones en Casa Rosada con Juan Manzur, Jorge Taiana y Daniel Filmus. También una reunión con el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz.
También se produjeron encuentros en Cancillería y en la finca bonaerense de Atucha además de la empresa Impsa, en Mendoza. Estas reuniones tenían el objetivo de observar el desarrollo del Carem, un prototipo de reactor modular que desarrolla la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Ante cada anfitrión, la Subsecretaria Adjunta Política de No Proliferación repitió lo mismo, en compañía de un experto en inteligencia del Departamento de Estado, Dominic Casino, de quien dijo: "Se lo robé al FBI".
El paso de la misión dejó una tormenta en el Gobierno. El bloque del Frente de Todos del Congreso citó al secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación Argentina, Gustavo Beliz, porque hace más de 100 días que tiene atrasado un trámite para activar la última etapa del acuerdo con China destinado a activar Atucha III. Diputados y senadores están también en alerta por el Carem, prototipo que se lleva desarrollando desde 2014. Paralizado en el macrismo, se prevé que el reactor esté listo en 2026 y compite con un desarrollo similar de Estados Unidos.
Carem sienta al país en la mesa de los dueños del mundo
Argentina es uno de los tres países del mundo que ha desarrollado el modelo, junto a Corea y China. Totalmente fabricado en el país, el diseño está pensado para el abastecimiento interno, pero también para la exportación, un factor estratégico capaz de producir 1.000 millones de dólares en cada partida y que sienta al país en la mesa de los dueños del mundo. "Si los chinos entran en Atucha, nosotros queremos entrar en el Carem", transmitió la embajada estadounidense a la Cancillería en un mensaje que llegó a oídos de las autoridades científicas argentinas.
Té para tres
Ganzer subió las seis plantas del edificio de Villa Martelli hasta la sala de dirección. Observó el horizonte del río a través de los ventanales, se sirvieron café y galletitas mientras los miembros del Directorio se acomodaban para escucharla. Prescindieron de traductora y hablaron directamente en inglés. Ganzer tomó la palabra, que luego compartió con el exFBI, único interlocutor alternativo de la comitiva.
"No implicaba una indebida intromisión en asuntos internos de Argentina", añade Antúnez
"Nos dijo que lo que iban a decir no implicaba una indebida intromisión en asuntos internos de Argentina −sigue Antúnez−, pero quería que supiéramos bien qué es lo que iba a ocurrirle al país si contrataba el reactor chino. Dijeron que esa tecnología estaba todavía inmadura. Que hasta 2030 no se habría desarrollado del todo y que los reactores han padecido muchos fallos: de combustible, de maquinaria y de diseño".
A continuación tomó la palabra Casino, quien repartió documentos reservados que luego retiró, como en cada reunión que mantuvieron. Eran imágenes satelitales de un supuesto derrame en una central nuclear china, una alerta por posible robo de información de la Argentina, papers y artículos periodísticos sobre faltas de seguridad del gigante asiático.
"El diálogo era cordial aún tratándose de temas muy delicados, especialmente en esa afirmación y nuestra respuesta", sigue Antúnez. "Sostuvieron que el reactor Hualong chino que Argentina quiere comprar, no tiene casi experiencia de uso y tiene un diseño que no pasaría la aprobación de un regulador occidental. Como país amigo, sugirieron no comprarlo y reemplazarlo por tecnología occidental. Este señor siguió mostrando recortes periodísticos, cosas técnicas y así finalizó su parte".
"Para nosotros era la máquina indicada cuando la elegimos y sigue siéndolo hoy", prosigue Antúnez
Antúnez agradeció el consejo, dijo que tomaba nota sobre la supuesta mala calidad del producto que iba a comprar Argentina y que Occidente no lo tolera. No obstante, añadió: "Esta selección del producto chino la hicimos en el año 2014, hace ocho años, para incorporarlo a la flota de reactores. Lo estudiamos muy cuidadosamente, sus antecesores, el programa, y para nosotros era la máquina indicada cuando la elegimos y sigue siéndolo hoy".
Enumeró el desarrollo chino: cuatro máquinas en funcionamiento, seis en construcción y 19 en planeamiento: "Mal puede ser una tecnología inmadura", agregó.
− ¿Cómo puede ser posible que las centrales chinas no resistan el análisis de un regulador occidental −preguntó−, cuando hace pocos días los británicos aceptaron el reactor Hualong, el mismo seleccionado por Argentina?
Dicen que Ganzer quedó descolocada con la respuesta, y buscó salir del paso.
– Eso fue porque el regulador inglés no ha querido escucharnos –dijo.
– ¿O no será porque es un regulador independiente? --replicó el presidente de NASA.
Argentina tiene experiencia con proveedores occidentales. Atucha I, Atucha II y Embalse, sus tres reactores nucleares de producción de electricidad se hicieron con tecnología alemana y canadiense. "Proveedores irreprochables –agregó el anfitrión–, a pesar de eso, las tres máquinas tuvieron problemas, y serios".
El diablo sabe por viejo
El paso de la diplomática de EEUU fue comentado en todos lados. Muchos de sus dichos sonaron racistas y bananeros. "Patio trasero", creyó entender uno de sus interlocutores en la Rosada. No era la palabra exacta, pero eso entendió. "No queremos que China se meta en nuestro patio trasero" oyó decir a Ganzer. La funcionaria llegó a decir en la mesa que de continuar con la compra china, la tierra de Zárate podría tener una explosión. Manzur se sobresaltó, y no por lo del patio trasero, mientras asentía con la cabeza.
El viernes 13 de mayo, un grupo de senadores encabezados por Oscar Parrilli visitó Atucha con el director de NASA y de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Salieron alarmados. Conocieron los detalles de la visita, los diálogos y demandas y el retraso que tienen los proyectos por papeles atrasados en el Gobierno.
El encuentro se hizo de forma "anticipada e intempestiva"
La misión estadounidense llegó en el contexto de una mesa de trabajo permanente entre Estados Unidos y Argentina, llamada Comité Conjunto sobre Cooperación en Energía Nuclear (JSCNEC por sus siglas en inglés). Con reuniones anuales entre agosto y octubre, en uno u otro país y encuentros suspendidos durante la pandemia, la mesa trabaja con la agenda orientada al terrorismo nuclear, ansiada por Estados Unidos pero ajena a Argentina. Los científicos locales aceptan las reglas del juego aunque discuten que se torne en un ítem de política nuclear central para el país. Por eso criticaron el apuro local: el encuentro se hizo de forma "anticipada e intempestiva", sostuvo un documento interno a pesar de que la CNEA había pedido postergarlo.
¿Por qué las prisas? Porque es el primer encuentro posmacrismo con el Gobierno de Joe Biden justo cuando el país se disponía a cerrar el contrato con China y mientras se relanzan las obras del Carem, dirigidas por la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Adriana Serquis.
El contrato con China de 2014, de país a país, está encuadrado en una ley. El macrismo no lo anuló aunque tampoco avanzó y el presidente argentino Alberto Fernández ordenó acelerarlo el año pasado. En diciembre, NASA terminó el proyecto técnico-comercial. Y el uno de febrero entregó los papeles al Gobierno. Desde entonces solo falta el último paso: cerrar la letra pequeña del financiamiento y ejecutar la obra. "Ahí surgió nuestra preocupación por el atraso", dice Antúnez, lo mismo que dijo a los senadores. Prosiguió responsabilizando a los de Asuntos Estratégicos, Economía y Cancillería. "Han transcurrido más de 100 días del plazo de 170 que nos establecimos a la firma del contrato, y todavía no sabemos nada. Priorizar el proyecto depende de la Secretaría de Asuntos Estratégicos; proponerle a los chinos condiciones financieras corresponde a Economía en un momento en el que se necesitará más financiamiento que en 2014 cuando Argentina no tenía deudas. De Cancillería depende iniciar el planteamiento en el seno del tratado".
"El proyecto Carem está en el centro de interés de la delegación estadounidense", agregó Diego Hurtado
Sobre el Carem y el interés estadounidense existen indicios desde marzo cuando el tema apareció en las primeras líneas del temario. "Lo que vemos aquí, es que está el proyecto Carem en el centro de interés de la delegación estadounidense", se quejó Diego Hurtado, vicepresidente de la CNEA. "Quieren ir a ver el recipiente de presión a Mendoza, quieren visitar Atucha, y la verdad es que Carem está tomando impulso. La CNEA ha logrado encaminarlo después de la parálisis del macrismo y ahora existe una política de mucho esfuerzo para moverlo".
Estados Unidos también desarrolla ese modelo pero no es el único interés: Ganzer dijo a la prensa que querrían asociarse con Argentina para hacerlo.
¿De qué se trata entonces? Parecer ser "un antecedente para pensarlo, es lo que pasó con el Arsat III durante el gobierno de Macri", dice Diego Hurtado. "Argentina puso en órbita el Arsat I y II en 2014 y 2015, una meta concebida en 2006. Satélites; un éxito deslumbrante. El Congreso aprobó una Ley en 2015. En 2018, el Gobierno de Macri abandonó la Ley de Promoción de la Industria Satelital e intentó crear una empresa con el 51% de la empresa estadounidense Hughes y 49% de la empresa argentina para el desarrollo de Arsat III. ¿Se busca algo parecido ahora? ¿Eso es colaboración entre los estados? ¿Por qué Argentina debería compartir una tecnología desarrollada 100% por su sector nuclear? ¿Por qué deberíamos aceptarlo si podemos competir en el segmento del mercado internacional de alta tecnología? Un reactor de potencia, para producir electricidad, 100% nacional es la meta que necesitamos alcanzar. Y no estamos hablando de soja".
El mundo sacudido por el abastecimiento energético juega al recambio tecnológico para 2050, cuando deban reemplazarse carbón y gas por mecanismos limpios para la generación de energía. El 2050 está a solo 28 años, dice Antúnez. Y la nuclear es una energía de recambio, justo cuando Estados Unidos busca desconectar China de América Latina.
"Los más veteranos sabemos que EEUU no simpatiza con el programa nuclear argentino desde los años 50", añade Antúnez
¿Fue una sorpresa todo esto? "Los más veteranos sabemos que Estados Unidos no simpatiza con el programa nuclear argentino desde los años 50, no desde ayer", dijo Antúnez. "Y en general todas las visitas oficiales están encaminadas a que nosotros no sigamos adelante con el programa nuclear. Así que para mí, ninguna sorpresa. No sabíamos el tema de la reunión, pero sospechábamos que tenía relación porque se ha publicado muchísimo en el sentido de que Argentina no debería comprar el reactor chino".
"La República Popular China robó un secreto nuclear canadiense para construir una copia pirateada de un reactor de investigación canadiense, dicen fuentes del Gobierno canadiense", señala el ítem del año 2000.
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