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La primera ministra británica, Theresa May, declaró este jueves al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que la soberanía de Gibraltar no estará sobre la mesa de las futuras negociaciones entre Londres y Bruselas ante el Brexit sin el "consentimiento" de los habitantes del Peñón.
Tusk y May mantuvieron en Downing Street, despacho oficial de la primera ministra en Londres, su primer encuentro desde que el Gobierno británico activó la semana pasada el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea.
En la reunión, los dos dirigentes apostaron por rebajar la tensión a ambos lados del Canal de la Mancha, a pesar del desacuerdo sobre las fases que seguirán las negociaciones y la polémica sobre el futuro estatus de la colonia británica en el sur de España.
Un portavoz de Downing Street explicó tras el encuentro que May agradeció a Tusk el "enfoque constructivo" del borrador con las directrices para el futuro diálogo que publicó el pasado viernes el Consejo.
Uno de los puntos de ese documento que ha provocado polémica es una mención a Gibraltar en la que se dice que debe haber acuerdo con España para que el pacto al que lleguen Londres y Bruselas se aplique en el Peñón tras el Brexit.
A ese respecto, May subrayó que la posición del Reino Unido sobre Gibraltar "no ha cambiado".
Londres "buscará el mejor acuerdo posible para Gibraltar ante la salida del Reino Unido de la UE" y "no habrá negociación sobre la soberanía" de la colonia "sin el consentimiento de su pueblo", indicó.
La situación del Peñón ha incrementado la tirantez entre Londres y sus todavía socios europeos en los últimos días.
El antiguo líder conservador Michael Howard avivó la polémica al afirmar que el Reino Unido estaría dispuesto a defender por la fuerza Gibraltar, como hizo con las islas Malvinas en 1982.
A raíz de esa controversia, el exministro laborista Peter Hain puso este jueves sobre la mesa, a través de un artículo en The Guardian, la posibilidad de compartir con Madrid la soberanía de Gibraltar para evitar que el Peñón quede fuera de la UE con el Brexit.
A pesar de esas tensiones, el portavoz de Downing Street destacó que el "tono" de la conversación entre May y Tusk fue "positivo por parte de ambas partes".
Al terminar la reunión, ninguno de los dos dirigentes hizo declaraciones a la prensa, aunque la primera ministra insistió en un comunicado en que espera forjar una relación "especial y profunda" con la UE una vez se rompan los lazos entre Londres y el club europeo, previsiblemente el 29 de marzo de 2019.
Una de las principales diferencias entre Londres y Bruselas antes de empezar las negociaciones formales es el momento de abordar un futuro tratado comercial bilateral.
May considera que lo "sensato y pragmático" es comenzar a discutir ese acuerdo lo antes posible, pero la UE ha insistido en que no abrirá ese capítulo en las negociaciones hasta que se hayan producido "suficientes progresos" en cuanto a las condiciones de salida del Reino Unido del bloque.
Las prioridades de Bruselas pasan por fijar la factura que deberá afrontar Londres por sus compromisos ya adquiridos con sus socios comunitarios, que puede ascender hasta 65.100 millones de euros, según un análisis publicado por el centro de estudios europeos Bruegel.
A pesar del desacuerdo sobre las fases por las que transcurrirá el diálogo, la primera ministra expresó que está "deseando empezar las negociaciones formales" una vez que los 27 miembros restantes del bloque comunitario ratifiquen las directrices del Consejo, a finales de mes.
Tanto May como Tusk subrayaron que van a mantenerse en estrecho contacto durante el proceso, para el que el Tratado de Lisboa establece un plazo de dos años, que podría extenderse si hay unanimidad en ese sentido entre todos los países de la UE.
El presidente del Consejo Europeo afirmó tras la reunión que su visita a Londres responde a la intención de comenzar con "buen pie" el complicado proceso en el que se establecerán, entre otros asuntos, los derechos de los ciudadanos comunitarios que viven en el Reino Unido y de los británicos en el resto del continente.
A pesar de que el Gobierno británico activó el pasado 29 de marzo el proceso oficial de divorcio con la Unión, el portavoz de la primera ministra recalcó que el Reino Unido "todavía es un miembro de pleno derecho de la UE durante los próximos dos años".
Por ese motivo, May y Tusk "también dialogaron sobre la agenda de la próximo reunión del Consejo Europeo", señaló esa fuente
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