Las autoridades estadounidenses aseguraron hoy que llegarán 'hasta los confines' de la tierra para dar con los autores del 'acto terrorista' de ayer en Boston que ha causado la muerte a tres personas y heridas a más de 170, 17 de ellas de extrema gravedad. Más de 24 horas después de las explosiones, el Gobierno estadounidense sigue sin tener pistas sobre el autor o los motivos de la acción, y los servicios de inteligencia tampoco han detectado por ahora indicios de implicación extranjera.
En rueda de prensa esta mañana, el agente especial del FBI a cargo de la investigación, Richard DesLauriers, fue tajante: 'Esta investigación será a nivel mundial. Llegaremos a los confines de la tierra para encontrar al responsable o responsables de este despreciable crimen'.
Hasta el momento se ha confirmado la identidad de dos de las víctimas, el niño de 8 años Martin Richard, que estaba entre el público animando a su padre, y la joven de 29 años Krystle Campbell. La madre y la hermana del pequeño Richard siguen ingresadas con graves heridas, más propias de una zona de combate que de una ciudad que ayer celebraba una fiesta cívica y deportiva en un día soleado.
Todos los testigos consultados por Efe alabaron la labor de los organizadores y la policía a la hora de reaccionar a las explosiones, practicando torniquetes que salvaron vidas, evacuando rápidamente y ayudando con la cooperación de voluntarios a los heridos. La policía sigue peinando una gran área alrededor de la calle Boylston, lugar que el comisario de policía de Boston, Ed Davis, describió como 'la mayor escena de un crimen en la historia de la ciudad'.
Davis se sumó al llamamiento del FBI para que las personas con fotografías, vídeos o testimonios de los momentos previos y posteriores a las explosiones, que estuvieron separadas por unos 150 metros de distancia, los cedan a la investigación. DesLauriers indicó hoy que han sido interrogadas varias personas pero aún no hay ningún sospechoso de los atentados y el proceso de recolección de pistas sobre el terreno podría alargarse varios días.
Durante la noche, agentes federales y locales han registrado un apartamento de la localidad de Revere, cercana a Boston, donde residían unos estudiantes saudíes, aunque pese a abandonar la vivienda con varias bolsas de material no se ha anunciado arresto o progreso alguno. Tanto el presidente estadounidense, Barack Obama, como el gobernador de Massachusetts, Deval Patrick, se refirieron al ataque de ayer, ocurrido poco antes de las 3 de la tarde, como un 'acto de terror'. Pero las respuestas sobre la autoría pueden tardar en llegar, mientras los agentes de la unidad de explosivos de la ATF o del FBI procesan la zona, con las cajas de avituallamiento de los deportistas o la decoración aún lista para recibir a los deportistas.
Un gran número de los más de 20.000 corredores que participaban en la prueba volvieron al lugar de la tragedia para recoger sus pertenencias y los kit que entregaba la organización a los participantes. En el hospital Brigham de Boston, uno de los que han recibido heridos, las medidas de seguridad se han extremado y se puede ver a agentes y policías en los pasillos, por donde transitan las camillas.
Los doctores, que trabajan en una ciudad considerada la sede de la elite médica de Estados Unidos, se las están viendo con amputaciones graves, abundantes hemorragias, quemaduras y traumatismos, algo que ha desencadenado una oleada de donaciones de sangre voluntarias. 'Lo que estamos viendo es propio del teatro de guerra, algunos de nosotros hemos visto este tipo de heridas en otros países. Un miembro de nuestro equipo es un cirujano militar que ha trabajado en Irak y Afganistán', indicó esta tarde en rueda de prensa el doctor del Massachusetts General, George Velmahos.
Según indicó en rueda de prensa, en el hospital Brigham, el doctor Ron Wall, en al menos tres pacientes los objetos extraídos indican que los autores de las bombas las habían diseñado para causar el mayor daño posible con clavos y bolas metálicas pensadas 'para convertirse en proyectiles'.
Según informaron los medios locales en Boston, las autoridades, que están llevando las pruebas a un centro de convenciones cercano, creen que uno de los dos explosivos se montó en un olla a presión con temporizador. Otros de ellos pudo ser transportado en una mochila que se camufló entre la multitud antes de estallar. El FBI ha pedido que si algún ciudadano vio una bolsa o mochila de nailon negra se ponga en contacto con la agencia.
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