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Por qué la izquierda puede llegar a la presidencia de Colombia por primera vez

El reconocido politólogo colombiano Juan Carlos Rodríguez analiza los cambios que vivió Colombia en los últimos años y explica cómo la candidatura de Gustavo Petro, el aspirante de izquierda, es la que mejor los expresa.

28/05/2022 El candidato izquierdista de Colombia Gustavo Petro durante su llegada al debate televisado en Caracol, en Bogotá
El candidato izquierdista de Colombia Gustavo Petro durante su llegada al debate televisado en Caracol, en Bogotá. Luisa Gonzalez / Reuters

Para el politólogo Juan Carlos Rodríguez, lo más probable es que el izquierdista Gustavo Petro gane las elecciones colombianas. Esto se debe, en parte, a que el Pacto Histórico "simbólicamente representa todo lo que se manifestó en las calles en los últimos años" y es la opción de "cambio" en el país.

En caso de ganar, Petro tendrá varios retos, explicó el experto en un diálogo con la Agencia Regional de Noticias (ARN) que recoge Página 12. Uno de ellos será la relación con las Fuerzas Armadas, que están "muy ideologizadas, en clave de Guerra Fría, muy anticomunistas, anti izquierda". Por eso advierte una relación "complicada" entre el Gobierno y los militares.

Por otro lado, los empresarios están siendo más "pragmáticos", dijo, y "se van a acomodar de alguna manera" a un Gobierno de izquierda.

Rodríguez es profesor asociado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes. Es doctor en Ciencia Política de la Universidad de Pittsburgh. Trabaja en temas vinculados a las instituciones políticas y opinión pública. Integra el Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes, un centro de investigación académica de opinión pública y comportamiento político y social.

Usted ya afirmó que salvo que pasara algo raro Gustavo Petro ganaría la elección. ¿A poco de la elección, pasó algo raro que lo haga cambiar de visión?

Hasta ahora no ha pasado nada que me permita decir que eso cambió realmente. Las encuestas siguen dando a Petro como favorito. Fico Gutiérrez parece estancado y Petro no está tan lejos, incluso, de ganar en primera vuelta, aunque eso me parece que es improbable.

Se observa, de todas formas, que el candidato Rodolfo Hernández está creciendo. ¿Esto le puede permitir que alcance a Gutiérrez?

Por los datos de las encuestas parece un fenómeno en crecimiento. Yo explicaría este crecimiento de Hernández en el sentido que lo que busca la gente es un cambio profundo, no más de lo mismo. Tanto Petro como Rodolfo Hernández representan de alguna manera eso, de manera distinta, pero representan ese cambio. Creo que ese crecimiento de Rodolfo Hernández podría explicarse por eso, él es el más outsider de los políticos. Fue alcalde de una ciudad intermedia, es muy heterodoxo en su manera de expresarse -algunos lo han tildado de ser el Trump colombiano-, con afirmaciones de que hay que meter en la cárcel a todos los políticos.

¿La elección está polarizada entre Petro y Gutiérrez?

No sé si llamarlo polarización, pero hay dos polos que están atrayendo a las intenciones de voto: Petro en la izquierda y Gutiérrez en el lado derecho, y el centro que no pudo despegar.

¿Qué interpretó mal el centro sobre el momento político y social de Colombia?

El centro está atrapado en un dilema muy difícil. Cuando la gente pide cambios profundos, el centro tiene la dificultad de representar ese cambio sin irse para algún lado. Se quedaron sin propuestas para ese cambio que buscaba la gente. Por un lado, está la propuesta de cambio de Petro que representa eso, y ese cambio puede tener muchos significados, y, por otro lado, está la protección del statu quo, un temor al cambio, representado por Gutiérrez. Y en el centro no pudieron articular un mensaje de cambio más moderado. Están atrapados en ser de centro y al mismo tiempo tratar de representar algún cambio creíble. De ahí no pudieron salir.

¿Y qué hizo bien el Pacto Histórico para conectar con esa necesidad de cambio?

El Pacto Histórico, de alguna manera, simbólicamente representa todo lo que se manifestó en las calles en los últimos años. En Colombia no hubo un estallido como en Chile, pero sí hubo unas manifestaciones muy importantes en los últimos tres años y Petro logró canalizarlo. Es un movimiento que no se origina de la clase política tradicional y en las élites económicas tradicionales. De alguna manera, representa eso sin haber participado directamente en la movilización. Lo que simboliza el Pacto Histórico en términos de cambio es lo que va a terminar llevando a Petro a la Presidencia.

El expresidente Alvaro Uribe plantea todo el tiempo que con Petro viene el "narcoterrorismo" y el "comunismo", ¿eso sigue teniendo peso en la campaña?

Creo que la gente ya no compra mucho esas cosas, es lo que se ve en las encuestas. Ese discurso del narcoterrorismo y castrochavismo ya no tiene efecto. Se han filtrado videos vergonzosos de empresas que reúnen a sus empleados para hablarles del peligro de volvernos Venezuela o del dueño de una empresa que puso a sus empleados venezolanos a hablarles a los otros para que vean en dónde se puede terminar. Eso me parece que ya no genera el temor que generaba antes. El año pasado hicimos unos grupos focales y preguntamos justamente si la gente tenía miedo a volvernos como Venezuela y la gente respondía que no lo veían como algo posible.

¿Cuánta responsabilidad tiene el Gobierno de Iván Duque y su baja aprobación para explicar que ese discurso del miedo haya dejado de ser eficaz?

Sin dudas, creo que eso tiene mucho que ver. El Centro Democrático, el partido de Uribe, ha tratado de desmarcarse de alguna manera de este Gobierno porque saben que está muy mal evaluado. Lo que pasa es que la derecha se quedó sin agenda, sin ninguna bandera que recoger. Por primera vez en varias décadas, no está en el centro del debate electoral ni el conflicto armado ni el proceso de paz. Esto deja sin bandera a un partido que no puede articular ninguna propuesta creíble, porque también están en el Gobierno.

¿Cómo ve la relación de Petro con los exguerrilleros? Es un tema que la derecha usa para golpear al candidato.

Este tema no lo usa en la campaña. Nadie quiere exhibir el apoyo de la exguerrilla, pero es claro que el partido de las FARC, el partido Comunes, si hay alguien a quién va a apoyar es a Petro, pero no es algo que él exhiba. Tampoco ha tenido mucho impacto ni lo ha afectado a Petro en la campaña.

¿Qué desafíos tendría Petro en relación al proceso de paz si llega al Gobierno?

No soy especialista en el proceso, pero pensemos: Petro gana y llega al Gobierno con un Congreso muy fraccionado, tiene una bancada importante -nunca había tenido tanto apoyo la izquierda- y las cinco sillas de Comunes tanto en el Senado como en Representantes van a ser parte de la bancada de Gobierno.

No sé si le va a alcanzar para tener gobernabilidad, pero en cuanto al proceso de paz creo que tiene un reto importante porque el frenazo que se le dio durante este Gobierno a la implementación de ese acuerdo es muy importante y hay un tema del cual no se habla en la campaña, que es la reforma rural que se propone en ese acuerdo. Ahí podría haber un punto muy importante para la agenda de Gobierno de Petro, porque si uno mira las encuestas es uno de los puntos del acuerdo que más apoyo recibe. La gente apoya que haya una repartición de tierras y que haya una menor desigualdad en la tenencia de tierra, que es una de las causas históricas del conflicto. Otro tema para avanzar es la protección de los guerrilleros desmovilizados y de los líderes sociales.

¿Cómo imagina que será la relación de Petro con las Fuerzas Armadas?

Creo que eso va a ser una situación muy complicada. A diferencia de lo que sucede en otros países, son unas fuerzas armadas muy ideologizadas, en clave de Guerra Fría, muy anticomunistas, anti izquierda, y eso va a ser complicado de manejar. El Gobierno de Juan Manuel Santos logró de alguna manera tener una cúpula militar que apoyaba el proceso de paz. Pero esa cúpula fue removida por el Gobierno de Duque y trajo a todos los más "troperos", como se dice acá. Sería interesante recuperar esas fuerzas militares que podrían tener un espíritu más democrático. De cualquier manera, creo que va a ser uno de los puntos más difíciles para un Gobierno de Petro.

¿Hay algún tipo de movimiento antidemocrático en las Fuerzas Armadas en este momento?

Pueden haber declaraciones -como las del general Eduardo Zapateiro que son recogidas por un medio muy de derecha como es la revista Semana. Quisiera creer en la institucionalidad colombiana, que ha mostrado una resiliencia. Me atrevo a decir que no hay en el horizonte nada parecido a un golpe militar pero sí visualizo relaciones muy difíciles, por los intentos que puedan tener fuerzas militares para torpedear al Gobierno de Petro. Petro deberá buscar esos elementos militares que tengan una mirada menos cavernícola y de Guerra Fría.

¿Cómo sería la relación de un Gobierno de izquierda con el empresariado colombiano?

Petro ha tenido reuniones con empresarios y con sectores de los gremios productivos. Sin embargo, la imagen que se proyectó es la de un empresariado que está aterrorizado por la llegada de Petro. En ciertos negocios están los contratos que se llaman "cláusula Petro", diciendo que si llega Petro al Gobierno el negocio no se hace. Pero creo que eso es mucho más ruido que contenido.

Creo que Petro ha sido pragmático en acercarse a ciertos sectores del empresariado para tranquilizarlos y creo que de alguna manera va a ser efectivo. Eso que se dice de que habrá una desbandada de inversión y que las grandes empresas se van a ir del país, no creo que vaya a suceder, no tienen mucho para donde irse. Los empresarios también son pragmáticos y se van a acomodar de alguna manera. Son más pragmáticos que los militares, que son más ideologizados.

¿Petro ha avanzado en nombres para su equipo de Gobierno?

De nombres no ha ventilado nada hasta ahora. Me imagino que va a utilizar esa conformación del equipo para tranquilizar a ciertos sectores. En el programa hay cosas escritas, por ejemplo, en reforma del sistema pensional y de salud, pero Petro tiene una característica y es que cuando está en la plaza pública sale con alguna cosa que sus asesores tratan de contener y minimizar. Entonces, no está muy claro cuáles son los programas reales, que creo van a surgir después. Esas propuestas, además, tendrán que ser negociadas en un Congreso hostil.

¿Qué se puede esperar de Petro en materia de relaciones internacionales?

Colombia ha perdido liderazgo en la región, en parte por esa noción de romper relaciones con Venezuela y de alguna manera alejarse de ciertos espacios multilaterales. La política exterior de Duque ha sido desastrosa. No se ha visto mucho cuáles son las ideas de Petro en términos de política exterior. Pero me imagino que en las relaciones con Estados Unidos, que es un tema importante en Colombia, puede aprovechar un evento que pasó con las elecciones pasadas en ese país.

El Centro Democrático apoyó a Trump contra Biden y eso los demócratas se lo han cobrado a este Gobierno. Se dice que Biden no ha venido y casi que ni recibe a Duque en Estados Unidos, en parte como represalia de eso. Entonces, ese giro puede de alguna manera ayudar a aceitar las relaciones con Estados Unidos. Es posible que trate de buscar alianzas con gobiernos afines como el de Gabriel Boric en Chile, pero tampoco está muy claro, porque la política exterior no ha sido un tema en la campaña.

Boric ha tenido que administrar determinadas ansiedades por izquierda y en este caso el desafío sería mayor, ya que sería la primera vez que la izquierda gobierne. ¿Cómo ve a Petro manejando esas ansiedades y cómo imagina su relación con los movimientos sociales?

Uno de los grandes problemas que va a tener Petro para manejar esas expectativas es que el sector social es muy desorganizado. Aquí no existen sindicatos fuertes, excepto tal vez el de maestros, y muchos seguidores de Petro no se sienten representados ni en los sindicatos ni en los movimientos sociales. Son sectores mucho menos orgánicos y eso va a dificultar, de alguna manera, ese manejo de las expectativas.

Hay que ver qué tanto le aguanta el valor simbólico de llegar, que es lo que va a generar un entusiasmo generalizado, y cuánto de eso puede capitalizar para traducirlo en propuestas y en programas más concretos. Petro tiene la historia de ser un gobernante que no arma muy bien equipos, siempre ha tenido dificultades. Cuando estuvo en la alcaldía de Bogotá muchos de sus funcionarios renunciaron muy pronto, en parte por esa personalidad complicada. Creo que va a depender mucho de cómo se rodee y cómo maneje ese equipo, pero los antecedentes no son muy prometedores.

Desde el punto de vista de la opinión pública ¿en qué cambió Petro si se compara con la campaña de 2018?

Petro tiene la ventaja de venir de cuatro años de campaña, lleva mucho más tiempo que los demás. Tuvo más tiempo para organizar un poco las cosas desde abajo. El Pacto Histórico no es un partido, pero trata de ser una coalición de diferentes movimientos de izquierda, también desorganizados, pero que de alguna manera lograron la votación histórica en el Congreso. A mí esa buena votación me sigue sorprendiendo, pero claramente es el trabajo de mucho tiempo. Él ha moderado un poco el discurso y para ser una alternativa creíble tenía que salirse de los maximalismos que había mostrado. Por otra parte, están estos cuatro años de Gobierno de Duque, que le dejan en bandeja servida la posibilidad de ser presidente.

Después de las elecciones parlamentarias del 13 de marzo se habló de problemas en los conteos de votos y se han hecho referencias a posibles fraudes. ¿Hay algo de real en esto o es parte de la campaña electoral?

Tiene mucho de retórica de campaña y lo curioso es que esa retórica la ha utilizado más la derecha que el Pacto Histórico. Los que han alertado sobre la posibilidad de fraude se basan en el hecho de que en las elecciones del 13 de marzo hubo un error de diseño de las tarjetas electorales que hizo que muchos votos del Pacto Histórico no se contaran inicialmente. Entonces, la retórica de la derecha es que aparecieron un montón de votos de la izquierda de la nada y eso es fraude y eso va a pasar en estas elecciones. Yo creo que la posibilidad de que haya un fraude masivo es muy bajita porque lo que hubo en las elecciones del 13 de marzo fue un problema de diseño que dificultaba de alguna manera el conteo.

Es posible que haya en algunos lugares movimientos fraudulentos, pero que haya un movimiento que cambie el resultado de la elección es algo que no ha pasado en Colombia en los últimos años, y no creo que vaya a pasar en este momento. Entonces, es más una retórica de campaña que curiosamente enarbola la derecha que está en el Gobierno.

Usted dijo que ve difícil que Petro gane la Presidencia en primera vuelta, ¿puede ser que en estos últimos días haya un cambio que le permita ganar este domingo?

Podría pasar que ese proceso de crecimiento que parece tener en este momento Petro le alcanzara para llegar a ganar en primera vuelta. El objetivo de la campaña de Petro es ese, por eso tienen una metáfora automovilística diciendo "el cambio en primera". Su idea es llegar al cambio en primera vuelta. Yo creo que no van a alcanzar a ganar en primera pero tampoco se les va a complicar mucho ganar en segunda.

¿Dónde está el uribismo hoy? ¿Será la referencia opositora o está llegando a su final?

Aquí tenemos la costumbre de expedir certificados de defunción de partidos y nunca mueren. Pero creo que el uribismo está en franco retroceso, se vio en las elecciones legislativas en las que el Centro Democrático fue el gran derrotado. La gran incógnita es ver en qué se va a convertir ese uribismo desde la oposición, una oposición muy menguada, pero no me animaría a decir que el uribismo se acabó.

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