Los rumores de una supuesta enfermedad grave del presidente ruso, Vladímir Putin, encabezan los análisis políticos y de inteligencia sobre la situación interna del Kremlin en unos momentos en los que se esperan nuevos cambios de la estrategia de Moscú en su campaña bélica en Ucrania de cara a la significativa fecha del 9 de mayo. Tales rumores han apuntado incluso como eventual sustituto temporal de Putin a Nikolái Pátrushev, uno de los halcones del Kremlin y hombre fuerte de la contrainteligencia rusa durante una década. Pátrushev es uno de los artífices de la doctrina de seguridad de Moscú y uno de los políticos rusos más críticos con un Occidente al que considera el último responsable de la actual crisis de Ucrania.
Las últimas especulaciones acerca de la salud de Putin parten de la advertencia formulada por el canal ruso General SVR, de Telegram, difundida durante algunos días y después retirada de la plataforma. Según General SVR, Putin va a ser sometido en breve a una operación quirúrgica para atajar el supuesto cáncer que padecería y durante un tiempo tendría que apartarse del poder.
Según un canal de Telegram, Putin va a ser sometido en breve a una operación quirúrgica para atajar el supuesto cáncer que padecería
El canal es obra de un presunto antiguo espía, de alta graduación, precisamente de la inteligencia exterior rusa, la SVR, y que escribe sus notas bajo el pseudónimo de Victor Mikhailovich. Este exagente, un teniente general según los datos que ha ido filtrando sobre sí mismo, habría sido informado sobre la contingencia médica de Putin por médicos cercanos al mandatario, quienes le indicaron que la gravedad del asunto llevaría al presidente ruso a dejar el timón del país durante el corto periodo de tiempo de la operación y su correspondiente recuperación.
Medios de prensa opositores y algunas figuras que mantuvieron en el pasado cierta cercanía con el líder ruso habían aventurado anteriormente las sospechas de que Putin podría padecer cáncer de tiroides, un tumor abdominal, psicosis, problemas de espalda o incluso párkinson. El Kremlin nunca confirmó tales supuestos y, por el contrario, siempre trató de mostrar al presidente como un hombre pletórico de fuerzas y con una salud envidiable a sus 69 años de edad.
Lo cierto es que las enfermedades que se le han atribuido a Putin son muy difíciles de detectar a primera vista incluso en personas diagnosticadas. Menos aún con el mero examen de las imágenes del gobernante ruso. Algunas de las "pruebas" aportadas por "expertos" médicos occidentales se limitan al visionado de algunos vídeos, como el que mostraba al presidente ruso sentado con el ministro de Defensa de su país, Serguéi Shoigu, y en el que Putin aparecía supuestamente tenso sujetando uno de los bordes de la mesa, como si tratara de controlar unos incontrolables temblores de la mano derecha debidos a la enfermedad del Parkinson. En otro encuentro oficial, esta vez con el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, las imágenes de vídeo muestran un posible temblor de la mano derecha de Putin y un bamboleo de las piernas. Sin embargo, tales imágenes también podrían ser de un gesto de broma del líder ruso a su homólogo bielorruso.
'The Project' había apuntado, citando fuentes médicas, que el mandatario ruso habría pasado cerca de 35 revisiones hospitalarias por un supuesto cáncer en los últimos años
El vídeo difundido por General SV recordó también que otro medio digital crítico con Putin, denominado The Project, había apuntado, citando fuentes médicas, que el mandatario ruso habría pasado cerca de 35 revisiones hospitalarias por un supuesto cáncer en los últimos años.
General SVR empezó a informar sobre ese cáncer de Putin, supuestamente de colon o de otro tipo intestinal, en noviembre de 2020. En abril pasado, el canal adelantó que el presidente ruso pasaría ya por quirófano a finales de ese mes a recomendación de sus doctores, pero no fue así.
Algunas de las sesudas observaciones realizadas por la prensa occidental sobre la salud de Putin, en las que citan, por ejemplo, a altos cargos de la Defensa de Estados Unidos o Gran Bretaña, rozan, sin embargo, la hilaridad. Así, una fuente del Pentágono estadounidense le indicó al rotativo Daily Star que, mientras en el pasado se había visto a Putin sonreír, "en 2022 hay pocas fotografías en las que se le vea feliz".
Son diversas las interpretaciones que se están haciendo sobre la veracidad y oportunidad de estos rumores acerca de la salud de Putin y todas ellas son muy interesadas. Podrían ser una maniobra por parte de los servicios secretos rusos para comprobar la lealtad de los subordinados de Putin. Esta posibilidad implicaría, no obstante, un temor en el Kremlin a la existencia de disensiones peligrosas en el círculo del poder ruso. El descontento por la invasión de Ucrania, en un sistema de lealtades levantado sobre los cimientos de la pertenencia de muchos de sus miembros a la antigua KGB, apunta un riesgo real para el poder omnímodo de Putin. Así lo han subrayado los análisis de algunos medios de inteligencia occidentales, que han insistido en el peligro de que un eventual golpe de mano para sacar a Putin del poder pueda llevar a un conflicto civil armado en Rusia, de consecuencias mucho más devastadoras que la actual guerra de Ucrania.
La propagación de informaciones sin confirmar sobre una enfermedad del líder ruso también podría apuntar a un intento de ciertos sectores de oposición rusos para minar el monolitismo en torno a Putin en unos momentos cruciales de la contienda en el país vecino. Las redes sociales elegidas para propagar tales supuestos aparecen así como sospechosas de tergiversación de la realidad y, por tanto, quedan a merced también de la sospecha sobre su veracidad y sobre las posibles manos que las guían. Podrían no ser rusas, pero tampoco sería descartable que su origen estuviera en el propio Kremlin, experto en utilizar la desinformación como arma de guerra y desestabilización.
Una de las teorías apuntadas por el canal General SVR es que la figura política que sustituiría a Putin en caso de verse sometido a un tratamiento médico de urgencia sería su mano derecha en materia de seguridad del estado, es decir, Nikolái Pátrushev, secretario del todopoderoso Consejo de Seguridad de la Federación Rusia. Pátrushev, de setenta años, es uno de los hombres fuertes (silovik) de Putin y posiblemente en quien más confía. Entre 1999 y 2008 fue director del Servicio Federal de Seguridad o FSB, uno de los servicios secretos en los que se fragmento la antigua KGB y que se ocupa de la contrainteligencia. El otro cuerpo es el SVR o Servicio de Inteligencia Exterior.
El Consejo de Seguridad de la Federación Rusa es un cuerpo consultivo del presidente Putin y tiene una gran importancia a la hora de evaluar los asuntos de seguridad nacional. En concreto, Pátrushev fue el encargado de elaborar el último plan de la estrategia de seguridad nacional de Rusia, dado a conocer en mayo de 2021.
Pátrushev ha sido uno de los paladines de la invasión de Ucrania
Pátrushev ha sido uno de los paladines de la invasión de Ucrania. Había acusado a Estados Unidos de estar detrás del golpe de timón dado en ese país en 2014, que llevó a la caída del presidente ucraniano pro ruso, Víctor Yanukóvich, y a la apuesta decidida de los nuevos Gobiernos de Kiev por la Unión Europea y la OTAN. También ha señalado en diversas ocasiones que la injerencia de Estados Unidos y la OTAN en Ucrania llevará más tarde o más temprano a la partición de este país.
Un mayor peso de Pátrushev en la toma decisiones podría darle a la guerra de Ucrania una nueva carta de naturaleza y así podría comunicarlo Putin el próximo 9 de Mayo, cuando se celebra el Día de la Victoria sobre la Alemania Nazi en 1945. La inteligencia británica ha señalado que Putin, ante la falta de avances decisivos en la invasión, podría en esa fecha declarar formalmente la guerra a Ucrania para facilitar el envío de más tropas de reserva y armamento, y doblegar así al Gobierno de Kiev.
Tal situación podría alargar más el conflicto, como ha señalado el secretario general adjunto de la OTAN, Mircea Geoană. Este político ha revelado que la Alianza Atlántica contempla la posibilidad de que la guerra dure mucho más tiempo del evaluado en un principio. "Podrían ser semanas, podrían ser meses, podrían ser incluso años", según Geoană.
La prolongación del conflicto podría tener un giro inesperado si hubiera cierta clase de sucesión en la cúpula del poder ruso. "Putin habría designado a Pátrushev pues lo considera prácticamente como su único amigo y aliado leal en el Gobierno", tal y como señaló el canal General SVR. De tal forma, el propio Putin habría dispuesto que, en caso de que su salud se deteriorara y no pudiera ejercer sus tareas de gobierno, "el control real del país pasaría temporalmente a manos de Pátrushev", con todas las consecuencias.
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