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Hubiera sido una gran victoria. Al menos desde un punto de vista cultural: italiano, de padre egipcio, procedente de la periferia de Milán, crecido con su madre, ganador del último Festival de Sanremo, medalla de plata en la última edición Eurovisión en Tel Aviv (Israel), el transalpino más escuchado en Internet. En la era del soberanismo y del discurso anti inmigración a lo largo y ancho del Viejo Continente, con el ministro del Interior leguista Matteo Salvini a la cabeza, la victoria del cantante italiano en Eurovisión hubiera tenido un gran componente simbólico. Su segundo puesto, igualmente, es el reflejo de un notable trabajo artístico que nada tiene que ver con la dimensión política que podría haber tenido en favor de la Italia multicultural.
Mahmood, nombre artístico de Alessandro Mahmoud (Milán, 1992), pasó su infancia en Gratosoglio, un barrio periférico de la ciudad de Milán. Allí, a la edad de 5 años, fue abandonado por su padre. Así pues, terminaría creciendo con su madre como cualquier otro niño milanés: "Debo todo a mi madre. Al principio, era ella quien me acompañaba a clases de música desde su trabajo hasta la academia. Todos los días era un viaje. Ha sido mi padre y mi madre. Me ha apoyado. Me decía que me pagaba las clases de música si iba bien en el colegio".
Para él la música fue siempre un deseo. Al principio, "de niño, era un auténtico desahogo. Con el tiempo terminaría siendo un objetivo principal", explicó Mahmood en una entrevista al diario italiano de tirada nacional Corriere della Sera. "Cuando acabé el bachillerato, trabajé como camarero por la mañana para poder pagarme las clases de piano por la tarde".
La relación difícil con su padre ha sido uno de los eventos centrales de su vida, pero también de su música. De hecho, representa una buena parte del contenido de su último álbum, Gioventù Bruciata. Cuando tenía 5 años, en ese momento no fue algo traumático porque, según él ha explicado en diferentes ocasiones, era "demasiado pequeño". Admite que con esa edad, su madre, afortunadamente según él, se preocupaba más por quererlo llevar al parque que por escuchar "¿donde está papá?". Los problemas llegaron más tarde y terminaría superándolos.
Con 26 años, arrasó ganando el último Festival de Sanremo el pasado febrero con la canción Soldi ("Dinero", en italiano), conquistando la escena de la cita musical más importante del país con forma de bota. La canción autobiográfica, paradójicamente, no tiene que ver con la riqueza sino con el abandono de su padre. En diferentes ocasiones el artista italiano ha explicado que Soldi nace de una frase que su padre le decía cuando era pequeño mientras estaba en el parque: "waladi habibi ta’aleena", en árabe "hijo mío, cariño, ven aquí". De hecho es uno de los versos presentes en la canción que ha triunfado en Sanremo y que ha recibido el premio Composer Award de Eurovisión, asignado al mejor texto dentro del concurso continental. Mahmood ha sido el primer italiano en recibirlo. Y en cuanto a su segundo puesto en la final, Mahmood consigue el mejor resultado para Italia desde 1990.
"Mi generación no encuentra diferencias basándose en el color de la piel"
Cuando Mahmood logró la victoria en Sanremo este año, el líder de la soberanista Liga y vicepresidente de Interior, Matteo Salvini, sin llegar a especificar los motivos, declaró que hubiera preferido a otro ganador para el Festival. El cantante, sin embargo, se mantuvo elegantemente fuera de la polémica, entre otras cosas porque él siempre se ha sentido italiano: "Nunca he tenido la sensación de ser diferente. La diferencia me la están haciendo notar ahora", dijo en los medios de comunicación italianos tras haber ganado Sanremo el pasado febrero. De hecho, él defiende la Italia multiétnica: "En el colegio he estado con niños rusos, búlgaros y gitanos. El guapo de la clase era un chino", explica. Y añade: "Mi generación no encuentra diferencias basándose en el color de la piel".
Actualmente, los ganadores del Festival de Sanremo son los que tienen el derecho de representar a Italia en Eurovisión. Así pues, el populista soberanista y el polémico ministro del Interior, Matteo Salvini, no ha podido evitar que su país estuviera representado en Europa por un italiano de origen egipcio. Todo ello, precisamente en un momento en el que el líder de la Liga encabeza en Europa la batalla contra los migrantes que arriesgan su vida en el Mediterráneo. Y como en Eurovisión no se puede votar al propio país, Salvini ni siquiera se puede molestar con los italianos por el segundo puesto de Mahmood. Ha sido la propia Europa quien ha reconocido, a través de la música, que no hay sólo una Italia.
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