bruselas
Actualizado:La relación de España con la Administración Biden comenzó en traspiés con ese "encuentro" promocionado por el equipo de Pedro Sánchez que terminó siendo un apretón de manos de escasos segundos en los pasillos de la OTAN. Pero más allá de momentos puntales, Madrid siempre ha sido un fiel defensor del gran aliado transatlántico independientemente del gobierno que ocupase La Moncloa.
Ante los tambores de guerra en las fronteras ucranianas, la Unión Europea y Estados Unidos han desplegado una ofensiva diplomática destinada a mostrar su unidad y a advertir al Kremlin de que una incursión bélica tendrá consecuencias económicas y políticas "masivas".
Tras la ronda maratoniana de encuentros en el marco de la OTAN, la OSCE y los bilaterales en Ginebra durante la semana pasada, estos días el despliegue continúa con reuniones en Kiev, Berlín y la capital suiza. Pero en ninguna de ellas la UE está representada como un actor negociador.
Al encuentro de este jueves del jefe de la diplomacia estadounidense en Berlín han asistido sus homólogos alemanes, franceses y británicos. Pero ningún cargo representativo de la Unión. Una decisión que viene marcada por tres arterias: el poco apetito de Rusia a dialogar directamente con los europeos, la autoestima estadounidense de liderar cualquier esfuerzo diplomático y las limitaciones de operatividad del bloque comunitario en la arena global.
Francia propone hacer de la UE un actor con voz propia en los asuntos internacionales que atañen a la seguridad europea
La amenaza de una nueva guerra en Ucrania supone incalculables riesgos para Bruselas en términos de seguridad, económicos, energéticos o migratorios. Cunde la frustración en la capital comunitaria de que su voz quede relegada a un segundo plano más propio de un espectador que ambiciona saltar al terreno de juego. La Francia de Emmanuel Macron, que ostenta este semestre la Presidencia del Consejo de la UE, es el país más ambicioso en hacer de la Unión Europea un actor global potente y con voz propia en los asuntos internacionales que atañen directamente a la seguridad europea.
El presidente galo dejó patente en el discurso que pronunció el miércoles ante el Pleno de Estrasburgo su deseo de impulsar 'la grandeur' europea. Macron aseguró que presentará una nueva propuesta europea para lidiar con el nuevo orden de seguridad y estabilidad global y para que la UE hable con una postura única ante Rusia en el formato de un "diálogo franco y exigente", pero que permita a Europa ser "independiente" y "tener medios para decidir sobre sí misma y su futuro y no depender de otras potencias".
La apuesta de El Elíseo es reactivar el formato de Normandía –Alemania, Francia, Ucrania y Rusia- como foro para resolver un conflicto encasillado desde hace siete años. Y el mensaje es claro: que Europa tenga una voz propia en cualquier negociación en la que se juega tanto.
Ante ello, España pisa el freno. Uno de los grandes interrogantes que deja la crisis actual es hasta qué punto la Unión Europea puede actuar como pieza determinante e independiente y soltar la histórica tutela de Estados Unidos. Fuentes diplomáticas aseguran que España "valora la unidad europea y la coordinación con Estados Unidos" en la crisis de Ucrania.
"Estados Unidos tiene un papel que jugar y una voz en la seguridad europea", afirman, una postura que es compartida en el grueso del Consejo Europeo y que prioriza seguir al resguardo de Washington. Para Madrid en estos momento es de "capital importancia" permanecer unidos no solo a nivel europeo, sino en otros formatos como la OTAN.
Emmanuel Macron: "Los europeos debemos tener nuestro destino en nuestras propias manos"
Las palabras de Macron van en línea de las que ya marcó Angela Merkel, canciller alemana tras la llegada del torbellino Trump: "Los europeos debemos tener nuestro destino en nuestras propias manos". Pero a la hora de la verdad, les es muy complicado soltar la mano estadounidense porque uno de los grandes caballos de Troya europeos para hacer frente común ante Moscú es la herencia de la historia reciente de cada Estado miembro. El Este y los Bálticos se sienten directamente amenazados por Rusia. Y pujan por articular la postura más firme posible confiando su seguridad a Estados Unidos y no tanto a sus socios europeos.
Entretanto, el eje franco-alemán sabe que el diálogo no es una opción, sino una obligación. "Nuestra historia y geografía están ahí. La seguridad del continente necesita diálogo", señalaba Macron. Y agotar la opción diplomática es también la vía de Madrid, que siempre ha caminado por el difícil equilibrio de apostar por un diálogo "claro" y con "líneas rojas" con Rusia pero preservando los muchos intereses comunes.
Albares en Estados Unidos
La escalada en Ucrania coincide con la reciente visita de José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores español, a Estados Unidos, donde mantuvo un encuentro con Blinken al que aseguró el compromiso de España de trabajar junto a los norteamericanos en caso de que el diálogo en marcha "no dé sus frutos".
El jefe de la diplomacia española insistió en la necesidad de que la UE mantenga una respuesta unida y subrayó que el Kremlin no puede imponer "condiciones inaceptables", en referencia a las garantías vinculantes que Putin exige sobre una no extensión de la OTAN hacia el Este.
"Ha quedado claro que hay buena muy buen sintonía personal entre ambos y que en la densidad de discusiones hay muchos temas sobre el tablero geopolítico que afectan a España, Europa y Estados Unidos, en definitiva al mundo occidental", afirman fuentes diplomáticas.
Cazas españoles en Bulgaria
Entretanto, Margarita Robles, ministra de Defensa, ha ofrecido a la OTAN el envío de cazabombarderos al Ejército del Aire a Bulgaria y ha anunciado que en los próximos días llegarán dos buques de la fragata Blas de Lezo al mar Negro en el marco de la operación "disuasión" a Rusia. A pesar de ello, Robles ha insistido en la necesidad de fomentar la desescalada ante una situación que desde Europa describen como la peor en materia de seguridad de las últimas tres décadas.
"A Europa, por razones económicas y geoestratégicas, le conviene rebajar la tensión entre EEUU y Rusia. El furor pro-USA acabó con Aznar y hoy sería una gran torpeza de la parte socialista del Gobierno enfrentarse a todos sus socios y montar el 'partido de la guerra' con el PP", ha contestado Pablo Iglesias, exvicepresidente del Gobierno, a través de Twitter, en referencia al alineamiento de Aznar en la famoso 'trío de Azores', donde España libró la guerra en Irak junto a Estados Unidos y el Reino Unido a pesar de no contar con el apoyo de la ONU.
Las implicaciones de una escalada militar con Rusia supondrían graves consecuencias para el bloque comunitario, que importa alrededor del 40% del gas que consume de este país. Los precios del petróleo y la inflación podrían recibir un revés en un momento de máxima convulsión del mercado energético global. Rusia es el vecino más importante de Europa y también el más conflictivo. Por ello, en Bruselas la opción que prima es la de agotar cualquier vía de diálogo antes de llegar a una situación de no retorno y con final imprevisible.
¿Qué sanciones están sobre la mesa?
El trasiego de reuniones y de amenazas mutuas es constante estos días. Estados Unidos advierte de forma recurrente de que Rusia está preparando la reinvasión de Ucrania, unas acusaciones que Moscú siempre ha negado. En las últimas horas, el presidente estadounidense sugirió que lo que finalmente ocurrirá será una "incursión menor". Palabras que han desatado la ira en Ucrania: "Queremos recordar a las grandes potencias que no hay incursiones menores ni naciones pequeñas", respondió el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.
La crisis actual deja pocas certezas: nadie sabe cuáles son los planes e intenciones de Putin. Ni cuál será la respuesta occidental. Estados Unidos y la UE hablan de un contraataque sin precedentes. El propio Blinken participará en el Consejo de Asuntos Exteriores que se celebra el lunes en Bruselas. Pero mientras los norteamericanos se impacientan por el sosiego europeo, en este lado del Atlántico evitan desgranar cuáles son sus intenciones. Algunos países europeos quieren medidas muy duras, directas a asfixiar la economía rusa, y otros prefieren maniobrar con cautela y de forma progresiva.
Entre las opciones que se barajan estarían castigar a personas cercanas a Putin, como viene ocurriendo desde la anexión de Crimea, o dar un paso de altura y atacar a la yugular del sistema financiero del país excluyendo a los bancos rusos del método de pagos global SWIFT.
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