MADRID
Actualizado:Sudán ha entrado en el tercer día de combates entre el Ejército sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Este lunes, los enfrentamientos se han intensificado con los bombardeos de la Fuerza Área en Jartum y otras localidades del país.
Según el enviado especial de la ONU en el país africano, Volker Perthes, al menos 180 civiles han perdido la vida y más de 1.800 han resultado heridos durante los combates.
"Hemos registrado 180 muertos en los últimos tres días, incluidos tres compañeros del Programa Mundial de Alimentos (PMA), que fueron asesinados mientras trataban de servir a los sudaneses en el norte de Darfur", dijo el representante de Naciones Unidas.
La situación está descontrolada y, según ha informado el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, el embajador de la Unión Europea en Sudán, Aidan O´Hara, ha sido "atacado" en su residencia.
Borrell ha afirmado también que "la seguridad de las instalaciones y el personal diplomáticos es una responsabilidad primordial de las autoridades sudanesas y una obligación en virtud del derecho internacional". Este ataque, continuó el jefe de la diplomacia europea, constituye "una grave violación de la Convención de Viena".
Escalada de violencia
Según ha podido constatar EFE, los principales combates se han desarrollado en las inmediaciones de la sede y la comandancia de las Fuerzas Armadas y del Palacio Presidencial, donde se encuentra la residencia del líder del Ejército, el general Abdelfatah al Burhan.
Asimismo, aviones de combate han sobrevolado el centro y el este de Jartum, mientras que testigos aseguran que se han escuchado fuertes explosiones cerca de una de las bases de las FAR en Soba, donde se iniciaron los enfrentamientos el sábado.
El Comité Central de Médicos sudanés ha denunciado que los uniformados están utilizando instalaciones sanitarias como "refugio" y ha recordado que utilizar hospitales con fines bélicos es "un crimen contra la humanidad, contra los valores y la moral, y contra los tratados y convenios que prohíben su violación".
Ante la escalada de la violencia en ciudades muy pobladas, el domingo el Ejército y las FAR aceptaron una propuesta de la ONU para establecer corredores humanitarios y cesar los combates en zonas residenciales por un breve periodo de tres horas. Ello permitió la evacuación de más de mil residentes en Jartum, indicaron a EFE fuentes de la Media Luna Roja sudanesa.
Mientras, las regiones del Este del Nilo y Jartum Norte, cercanas a la capital, también han amanecido este lunes con el ruido de fuertes explosiones, que han levantado grandes columnas de humo. De acuerdo con testigos, en esa zona el Ejército ha bombardeado "decenas" de vehículos blindados de los paramilitares, así como camiones cisterna llenos de combustible que se dirigían a la capital para reabastecer los depósitos de las FAR.
Por otra parte, en la localidad de Omdurman, vecina de la capital, testigos aseguran que se están produciendo enfrentamientos cerca de la sede de la televisión y radio estatal, edificio que ambas partes beligerantes se disputan desde el primer día de conflicto.
En las últimas horas, tanto la ONU y otras organizaciones como Save the Children han condenado la muerte de civiles y han pedido protección para la población. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha denunciado la muerte de civiles que las instalaciones de la ONU y de otras organizaciones humanitarias también han sido alcanzadas por proyectiles y saqueadas en varios lugares de Darfur.
Líderes regionales africanos y los representantes de otros países como Estados Unidos o Reino Unido también han reclamado un alto el fuego y el retorno del diálogo. Los presidentes de Kenia, Uganda, Sudán del Sur, Yibuti y Somalia se han ofrecido a facilitar la "reconciliación" entre el Ejército sudanés y las FAR.
Dentro de Sudán, las principales organizaciones civiles y partidos políticos han reclamado al unísono durante el fin de semana no solo el fin de los combates, sino también el final de la "militarización" que ha dominado "el espacio público" del país durante décadas. En particular, alegan, desde el derrocamiento hace cuatro años del dictador Omar al Bashir tras una revolución en la que los civiles fueron parte instrumental.
El país africano estaba gobernado antes del estallido de los combates por una junta liderada por el general Abdelfatah al Burhan que tenía como número dos al cabecilla militar de las FAR, Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti. Las discrepancias entre ambos sobre la integración paramilitar en un futuro ejército unificado acabaron degenerando en este conflicto.
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