bruselas
Actualizado:"La historia nos juzgará a todos. Yo he hecho lo que tenía que hacer". Así concluye Josep Borrell el que ha sido su último Consejo de Asuntos Exteriores como jefe de la diplomacia europea. La última propuesta del socialista español para romper el diálogo político y diplomático con Israel por su genocidio en Gaza fracasa, tal y como se esperaba por la oposición de los aliados europeos del Estado hebreo.
Con su petición a frenar el diálogo con Israel, Borrell pone el broche final a su legado como una de las voces que más ha confrontado las acciones de las filas que dirige el ultra Benjamín Netanyahu en Gaza, Cisjordania o Líbano. Pero él mismo sabía que su iniciativa era un brindis al sol, un canto de sirena. "La mayoría de países considera que es necesario mantener el contacto diplomático con Israel. La mayoría cree que es mejor tener relaciones políticas y diplomáticas", ha reconocido. "Es decisión y criterio de los Estados miembros (que necesitan unanimidad) y solo puede respetarlo", ha zanjado.
El Alto Representante de Asuntos Exteriores ha recordado que desde 2012 el diálogo con Israel estaba congelado. Las reuniones en el Consejo de Asociación –el foro en el que Bruselas y Tel Aviv abordan sus relaciones bilaterales– llevaban una década sin celebrarse. "Fui yo quien las retomó. No parece que por entonces nadie las echara en falta", ha reconocido con resignación en rueda de prensa.
Federica Mogherini asumió en 2014 las riendas de la diplomacia europea con el objetivo prioritario de consumar la creación de los dos Estados. Una batuta que recogió en 2019 Borrell, que en la recta final se topó con la guerra en Gaza. La Palestina que deja Borrell, sin embargo, está en peligro de extinción. El Gobierno israelí y la nueva Administración Trump confabulan ya para la anexión de Cisjordania.
Si el calendario establecido se cumple, la nueva Comisión Europea empezará a rodar el 1 de diciembre. La estonia Kaja Kallas, que no mencionó Gaza en su examen ante la Eurocámara la semana pasada, será la nueva Alta Representante.
Todo apunta a que el avispero que es Oriente Próximo o las continuas vulneraciones de los derechos humanos y el Derecho Internacional cometidas por el Estado hebreo no están entre las prioridades de su brújula estratégica. "Estoy seguro de que mi sucesora dedicará toda la atención a todos los conflictos", ha respondido Borrell preguntado por ello.
Ninguna consecuencias para Israel
España e Irlanda enviaron una carta en febrero pidiendo a la Comisión Europea que revisara de forma urgente el cumplimiento por parte de Israel del Acuerdo de Asociación, que incluye una cláusula de respeto de los derechos humanos. Nueve meses, Ursula von der Leyen continúa sin responderla y nada hace indicar que lo vaya a hacer.
Además, la UE tampoco toma ninguna decisión para prohibir la importación de los productos manufacturados en los territorios ocupados a pesar de que hace unos meses la Corte Internacional de Justicia falló en una sentencia histórica que los asentamientos eran ilegales y exigía ponerles fin de inmediato. Tampoco avanzan la idea de ampliar las sanciones a los colonos responsables de la violencia extrema en Cisjordania.
Borrell: "Es una guerra contra los niños"
Todo a pesar de que el propio Borrell ha recordado que el 70% de los muertos en Gaza son mujeres y niños, "la mayoría por debajo de 5 años". "Es una guerra contra los niños", afirma el saliente Alto Representante al que Países Bajos acusaba poco antes de arrancar la reunión de ministros en Bruselas de "dar un giro de 180 grados". "Hay que mantener la puerta al diálogo abierto", ha defendido el ministro de Exteriores neerlandés en línea con la posición que defienden Austria, Chequia, Alemania o Hungría, que han paralizado cualquier acción que suponga consecuencias –aunque fuesen meramente simbólicas– con el gobierno israelí.
"Tenemos una única brújula, que es la defensa del derecho internacional y del derecho internacional humanitario. Lo que vemos es que cada vez se vulneran más", ha afirmado la belga Hadja Lahbib, una de las pocas voces críticas con los israelíes.
El último ataque de Rusia contra Ucrania, el más violento de los últimos meses, y la decisión de la Administración Biden de levantar el veto para que los ucranianos empleen misiles de largo alcance contra objetivos en suelo ruso han sido los otros temas en lo alto de la agenda del Consejo de Exteriores.
Cuando se conmemoran 1000 días del inicio de la invasión rusa, Borrell afirma que "Putin no quiere negociar, sino escalar la guerra para cumplir sus objetivos: conquistar, ocupar y subyugar a Ucrania, un candidato a la UE". Entre los países europeos continúan las diferentes sensibilidades sobre las restricciones en el uso de armamento donado por Occidente en territorio ruso.
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