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El 'black power' conquista las ciudades de EEUU

Tras las pasadas elecciones del 8 de noviembre, de las 20 ciudades más grandes del país, 11 tienen alcaldes negros y sólo habrá seis regidores blancos. Además, los demócratas han conquistado 18 de esas dos decenas de ayuntamientos.

Karen Bass
La alcaldesa electa de Los Ángeles, Karen Bass, en una conferencia de prensa. David McNew / AFP

En las elecciones legislativas de medio mandato del 8 de noviembre no sólo sucedió que el Partido Demócrata evitó la temida ola roja republicana (logró conservar su mayoría en el Senado y acabó perdiendo el control de la Cámara de los Representantes, pero sólo por un margen muy estrecho). De manera subrepticia, se dio un paso adelante en otro escenario que no hace más que consolidarse en los últimos años en Estados Unidos. Se trata del poder local, de las alcaldías: el 8 de noviembre hubo también elecciones municipales en multitud de ciudades. De las 20 más pobladas del país, 11 tendrán alcaldes negros, la segunda minoría más numerosa del país (13,6% del censo), tras los latinos (18,9%).

El mejor termómetro de este black power local aparece nada más comenzar la clasificación. Por primera vez en la historia del país, sus cuatro ciudades más pobladas (Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Houston) tendrán alcaldes negros. El resto de regidores de esta minoría gobernarán las ciudades de Dallas (novena en población), Charlotte, Indianápolis, San Francisco, Seattle, Denver y la capital del país, Washington (de la 15º a la 20º más pobladas, respectivamente).

En esa lista de 20 urbes se encuentran ciudades con una amplia población negra, aunque en ningún caso más del 50% del censo. Washington es donde la comunidad negra ocupa un mayor porcentaje del censo (el 45,8% de sus habitantes), seguida de Charlotte (35,5%). A partir de ahí, hay cinco ciudades por debajo del 30%: Chicago (29,2%), Indianápolis (29%), Dallas (24,3%) Nueva York (23,8%) y Houston (22,8%). Del resto, menos del 10% de sus censos corresponde a población negra, lo que revela que, para obtener dichas alcaldías, esos regidores han contado con el apoyo de amplios sectores de la población identificadas con otras razas, lo que indica el factor unificador y atrayente de propuestas políticas progresistas.

La clave es palmaria: la mayoría de la población de las grandes ciudades vota al Partido Demócrata. De la lista de las 20 más pobladas de Estados Unidos, sólo dos (Jacksonville, en Florida, y Fort Worth, en Texas, la 12º y la 13ª más pobladas de Estados Unidos, ambas en el sur del país) tienen un alcalde republicano.

Los Ángeles hace historia por partida doble

Una de las regidoras que se estrena en el cargo (hay otros alcaldes que han repetido, como Muriel Bowser, en Washington, que ganó en noviembre los comicios locales e inicia su tercer mandato consecutivo) es la que será la nueva alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass. "Cada vez que tenemos un nuevo alcalde es emocionante, pero, ¿tener otra alcaldesa, una mujer negra, que va a dirigir una de las principales ciudades de nuestro país? Eso es realmente importante", ha afirmado Frank Scott, alcalde demócrata de Little Rock (Arkansas) y presidente de la AAMA (la Asociación de Alcaldes Afroamericanos, por sus siglas en inglés), en declaraciones recogidas por el medio de Washington Politico.

Tanto se quiere destacar el triunfo en Los Ángeles de Karen Bass que la vicepresidenta y californiana Kamala Harris ha anunciado que será ella ante quien Bass jurará su cargo el 12 de diciembre. Bass, por cierto, venció en las elecciones a un rival de su propio partido, el Partido Demócrata, el milmillonario Rick Caruso, quien a lo largo de su carrera política había sido tanto independiente como republicano. Bass le ganó a Caruso por casi diez puntos. La mayoría de la población de Los Ángeles no sólo prefirió de largo a un alcalde demócrata (puesto que, al final, los dos candidatos a la alcaldía resultaron ser de ese partido) sino que entre ambos eligieron a la candidata de la minoría negra (esta comunidad representa apenas el 8,8% del censo de Los Ángeles, frente al 48,1% de los latinos).

Los éxitos de los alcaldes negros muestran el progreso de la aceptación racial en todo el país y la adopción de políticas progresistas

"Bass es una líder nacional muy apreciada que ha estado liderando la escena nacional durante bastante tiempo. Va a ser un gran activo para la Asociación de Alcaldes Afroamericanos, a la que aportará su destreza legislativa para ayudarnos a entender las políticas públicas", ha señalado Frank Scott, quien ha añadido que los éxitos de los alcaldes negros demuestran no sólo el progreso de la aceptación racial en todo el país, sino también la adopción de políticas progresistas defendidas por dichos candidatos.

Votar negro es votar progresista

El auge de alcaldes negros en ciudades importantes no sólo tiene que ver con la aceptación de esa minoría en puestos de responsabilidad y con la celebración de la diversidad racial, como apunta Frank Scott, el presidente de la AAMA, en estos momentos, la presencia de un alcalde negro revela, en el plano general, el impulso que tiene el voto progresista y, por lo tanto, demócrata, en el mundo urbano; en el plano corto, la vinculación de esos regidores negros con políticas progresistas para la clase media y sectores sociales más desfavorecidos.

Todo esto explicaría que ciudades como Los Ángeles, San Francisco, Seattle o Denver, donde la minoría negra no llega ni al 10% del censo, hayan elegido a alcaldes negros. "La mayoría de los votantes blancos confía en que los políticos negros vayan a gestionar mejor los problemas en esas ciudades, unos problemas que, además, suelen sufrir en primera línea las comunidades negras", explica a Público el politólogo de la Universidad de Iowa Steffen Schmidt.

"En muchos casos, como Nueva York, el anterior alcalde blanco no solucionó muchos de los problemas que padecía la ciudad, sobre todo la criminalidad, y no surgieron otros candidatos no negros", añade Schmidt.

"El Partido Demócrata tiende a apoyar a candidatos negros en aras de la inclusividad", apunta el politólogo Steffen Schmidt

En cuanto al voto relacionado con la diversidad cultural, el politólogo de la Universidad de Iowa apunta: "Por un lado, el Partido Demócrata tiende a apoyar a candidatos negros en aras de la inclusividad. Por otra parte, en algunos casos la alcaldesa es una mujer, de modo que los votantes probablemente se sientan atraídos por votar a una mujer y negra, lo que resulta una doble ventaja".

En cuanto a la diversidad demográfica, de hecho, de esas primeras 20 urbes estadounidenses, sólo hay seis alcaldes blancos (cuatro demócratas y dos republicanos; el más importante de ellos es Jim Kenney, regidor demócrata de Filadelfia, la sexta ciudad del país en población). Del resto de los 14 alcaldes, once son negros, hay una latina (Kate Gallego, de Phoenix, la quinta mayor ciudad de Estados Unidos), un nativo americano (Todd Gloria, alcalde de San Diego, quien además es gay) y un asiático americano (Ron Nirenberg, alcalde de San Antonio). Todo esto a pesar de que, según el censo de Estados Unidos, el 59% de los estadounidenses son blancos no latinos.

El punto de inflexión de Morrow en 1955

El racismo sistémico y la discriminación racial en Estados Unidos sufrió su primer decisivo revés en la sentencia del Tribunal Supremo del caso Brown contra el Consejo de Educación de Topeka, Kansas, de 1954, que declaró inconstitucional la segregación racial implantada ampliamente tras la Guerra Civil (1861-1865). Un año después de la sentencia, en 1955, el presidente republicano Dwight Eisenhower nombró a E. Frederic Morrow como asesor para proyectos especiales. Era la primera vez que un negro ocupaba un puesto en la administración de la Casa Blanca, en el gabinete de un presidente. Tras este nombramiento, el primer alcalde negro de una ciudad relevante llegó en los años 60, la década del movimiento por los derechos civiles, cuando Carl B. Stokes fue elegido alcalde de Cleveland, Ohio, en noviembre de 1967 (Cleveland tiene hoy casi 368.000 habitantes y su actual alcalde, Justin M. Bibb es también negro y afiliado al Partido Demócrata).

Fueron los primeros pasos del ascenso político ya imparable de la minoría negra en Estados Unidos, que ha alcanzado su culmen con la llegada del siglo XXI: primero con George W. Bush, otro republicano, nombrando al juez Clarence Thomas para el Supremo, a Condoleezza Rice como secretaria de Estado (ministra de Exteriores) y a Colin Powell como secretario de Defensa (ministro de Defensa). Fueron, con diferencia, dos de los ministros más relevantes de su administración, volcadísima en el exterior sobre todo con las guerras en Afganistán e Irak.

Seis de las 25 personas que componen el gabinete de administración de Joe Biden son negras

Posteriormente, llegó la histórica presidencia de Barack Obama (2008-2016) y ahora Joe Biden ha consolidado esa trayectoria: seis de las 25 personas que componen su gabinete en su administración son negras, entre ellos la vicepresidenta del país y los secretarios responsables de Defensa, Vivienda y Desarrollo Urbano o Medio Ambiente, a lo que se añade también la portavoz de la Casa Blanca Karine Jean-Pierre, la primera persona de esa minoría que ocupa dicho cargo en la historia de Estados Unidos.

La AAMA, el colectivo que agrupa a los alcaldes negros, no se creó hasta el 1 de mayo de 2014. La asociación fue lanzada en Washington, no sólo por ser la capital del país sino por ser la única ciudad importante cuyo alcalde electo siempre ha sido negro desde Walter Washington en 1975, cuando la capital celebró sus primeras elecciones locales (hasta ese momento, los llamados alcaldes de Washington eran comisionados nombrados desde la Casa Blanca y no votados por la población de Washington).

Todos estos datos revelan que, desde luego, el Partido Republicano no está vinculado a esos reclamos electorales o demográficos y esto le está resultando demoledor especialmente en el mundo urbano, en general, mucho más progresista que las zonas rurales de Estados Unidos.

"La incidencia de una mayoría de votantes del Partido Demócrata", prosigue Schmidt, "se debe a que los candidatos de este partido [y todos los alcaldes negros en las primeras 20 ciudades pertenecen a ese partido] apuestan no sólo por una política claramente antirracista sino también por medidas típicamente demócratas como las prestaciones sociales, la cobertura médica, la asistencia alimentaria y otros beneficios que desde luego son también muy importantes para los votantes negros".

El black power urbano se ha convertido, al final, al menos en las grandes ciudades de Estados Unidos, en el voto transversal, en el programa ganador.

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