Al Mamiya Jaafar, activista saharaui y jugadora profesional de fútbol femenino, se encuentra en riesgo de ser deportada a Marruecos desde Francia, donde solicitó asilo político por estar en situación de riesgo. Sin embargo, no se lo concedieron y fue detenida por la Policía fronteriza francesa el pasado 21 de diciembre, cuando llegó al aeropuerto de Orly (París) procedente de la Guayana Francesa, donde se encontraba exiliada.

Según relatan a Público fuentes cercanas a Jaafar, ha estado retenida en una zona de espera de solicitantes de asilo ubicada cerca del aeropuerto de Orly. Su abogado solicitó una nueva revisión del expediente, lo que la Oficina Francesa de Protección a los Refugiados y Apátridas (OFPRA) rechazó.

Aunque impusieron un recurso de apelación ante el Tribunal Administrativo, el pasado 3 de enero obligaron a Jaafar a subir a un avión con destino Marruecos, un país que "no tiene ningún respeto por los derechos humanos y mucho menos los derechos de los saharauis", según la posición de CODESA, la Asociación de Saharauis del Sáhara Occidental en Francia.

El primer intento de deportar a Jaafar a Marruecos no salió adelante por la resistencia que presentó la activista saharaui, quien reaccionó con protestas y gritos al ser forzada a sentarse en el avión. Su oposición obligó a que la Policía francesa la evacuara y la llevara a un Centro de Retención Administrativa, donde actualmente se encuentra retenida.

La organización CODESA teme lo peor: que vuelvan a intentarlo. La hermana de la detenida, subsecretaria general de la organización, explica a Público que en Marruecos "su seguridad personal estaría en riesgo inminente".

La hermana de Jaafar describe que había sido amenazada previamente con "liquidación física, difamación, vigilancia, chantaje y otras formas de trato degradante" debido a su "reivindicación del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación", ya que la futbolista y activista también forma parte del comité administrativo de CODESA.

Se negó a unirse al equipo de fútbol femenino de Marruecos

Al Mamiya Jaafar es jugadora profesional de fútbol femenino, y según ella misma describe al medio Nueva Revolución, "su nombre se hizo conocido" y las autoridades marroquíes intentaron obligarle a jugar en el equipo de fútbol femenino de Marruecos.

Ella se negó a "representar la camiseta de las fuerzas de ocupación marroquíes", según relata, y, desde ese momento, ha vivido constantemente bajo las amenazas y el acoso de los servicios de inteligencia marroquíes. Huyó a la Guayana Francesa en mayo de 2022, donde presentó una solicitud de protección internacional en Francia.

En la Guayana Francesa hizo su vida: comenzó a jugar en un equipo de fútbol local llamado Loyola Club. Pero le llegó la noticia de que Francia había rechazado su solicitud, lo que además coincidió con "problemas" con su marido, quien la "amenazó y lastimó mucho", según declaró la activista a Nueva Revolución.

Presentó entonces una denuncia contra él, en el momento en el que tendría que haber apelado la decisión de rechazo ante el Tribunal. Por las circunstancias, y según ella misma explica, no pudo presentarla a tiempo y decidió huir a Francia, siendo consciente de que "con una decisión inhumana", podrían arrojarla "al fuego" y devolverla a Marruecos.

Fue obligada a subir a un avión dirección Marruecos

Alktif Saddam, miembro de CODESA, ha podido visitar a Al Mamiya Jaafar este jueves en el Centro de Retención Administrativa en el que se encuentra retenida y ha declarado a Público que "los efectos de la violencia eran claramente visibles en ella, en su cuello y otras partes de su cuerpo".

Saddam narra que Jaafar fue trasladada a las cinco y media de la mañana del pasado 3 de enero desde la zona de espera de solicitantes de asilo al aeropuerto de Orly, en un trayecto en el que "le pusieron esposas de metal en las manos y cinta adhesiva en sus tobillos y piernas, lo que le impidió caminar con normalidad".

Después, "fue colocada abruptamente en la parte trasera de un vehículo, dejándole marcas visibles en los brazos y también fue golpeada en el cuello". Cuando llegaron al aeropuerto, según cuenta, obligaron a Jaafar a subir a un avión comercial de Royal Air Maroc con destino a Casablanca.

Jaafar, una vez sentada, comenzó a gritar que quería bajarse del avión, y según relata Saddam, los agentes de policía la tuvieron que evacuar, y fue entonces puesta bajo custodia policial. Este periódico se ha puesto en contacto con la aerolínea y afirman que no conocen los detalles de lo narrado.

Hacia las 21.30 horas del 3 de enero, fue trasladada al Centro de Retención Administrativa número 2 de París, donde está siendo retenida en una celda en la que "mantienen la puerta siempre abierta", apuntala Saddam.

Miembros del Frente Polisario están pidiendo que la comunidad internacional muestre solidaridad por la situación de riesgo de Al-Mamiya Jaafar. Ali Salem Tamek, sindicalista y miembro activo del partido, afirma en sus redes sociales que "se repite el escenario de deportación forzosa de activistas saharauis de países europeos".

Es por ello que la organización de CODESA pide la liberación inmediata de Jaafar y el apoyo de la comunidad internacional a la causa saharaui, y manifiestan que los sucedido es solo una representación de la inseguridad con la que convive el pueblo saharaui bajo la ocupación marroquí.