"ACNUR pide a todas las partes que respeten el carácter civil y humanitario de los asentamientos de desplazados, donde tanto las personas desplazadas como la población local están siendo atacados". 

Con este mensaje, hecho público este martes a través de un comunicado, el portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados, Boris Cheshirkov, ha querido subrayar la consternación de la agencia por una serie de ataques de grupos rebeldes del este de la República Democrática del Congo (RDC) contra asentamientos de desplazados internos.

Una situación insostenible que ha causado, en su último incidente ocurrido este domingo, 26 asesinatos en el campo de desplazados conocido como Jangi-Ivu , en la localidad de Njalaa (provincia de Ituri). Una matanza perpetrada, según fuentes locales, por las grupos rebeldes.

Según el comunicado, "estos ataques, que se producen en parte por las tensiones entre las comunidades, están agravando los problemas a los que se enfrentan los desplazados internos".

En la actualidad, "más de 5,6 millones de congoleños han tenido que abandonar sus hogares debido a la violencia", según ha asegurado este ACNUR, lo que supone un incremento de 400.000 personas en lo que va de 2021. Mientras que más de la mitad de la población de la provincia de Ituri –unos tres millones de personas– sufren niveles extremos de inseguridad alimentaria. 

Las provincias de Ituri y la vecina Kivu del Norte han registrado en el último año un aumento del número de ataques de grupos rebeldes y de civiles muertos, un hecho que empujó al Gobierno congoleño a declarar el estado de sitio a finales de abril.

A pesar de esa medida y una mayor presencia militar en la región, el Congo Research Group, un proyecto de investigación independiente sobre el país, contabilizó más de 1.000 civiles asesinados en los últimos siete meses.