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Empleo El legado laboral de Rajoy: 720.000 precarios más y 600.000 activos menos

La EPA revela cómo más de la mitad del empleo creado bajo los gobiernos del PP es eventual o de jornada incompleta y cómo el descenso del paro se debe en gran medida al desplome de la población activa por jubilaciones, emigración o prolongación de los estudios.

La secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Ana de la Cueva, durante la presentación de los datos de la Encuesta de Población Activa correspondientes al segundo trimestre de 2018 /EFE/ Victor Lerena

Más de la mitad del empleo creado bajo la gestión del Gobierno de Mariano Rajoy ha sido precario, y un tercio de la reducción del desempleo se debe, en realidad, a un desplome de la población activa, principalmente por jubilaciones, emigración y prolongación de los estudios, según pone de manifiesto la última edición de la EPA (Encuesta de Población Activa) publicada este jueves por el INE (Instituto Nacional de Estadística).

Entre diciembre de 2011, cuando el PP de Rajoy ganó sus primeras elecciones generales con mayoría absoluta, y junio de este año, cuando lo abandonó tras prosperar la moción de censura de Pedro Sánchez, la cifra de ocupados  pasó en España de 18,15 a 19,34 millones de personas (1,19 más), mientras el volumen de horas trabajadas por semana crecía a un ritmo ligeramente superior al pasar de 597,4 a 646,3, lo que equivale a 1,22 millones de empleos de 40 horas semanales.

La situación ha mejorado cuantitativamente, aunque si se tiene en cuenta cómo ha evolucionado el PIB en esos seis años y medio la comparación no resulta tan favorable: el empleo ha crecido un 6,5% mientras la riqueza del país aumentaba un 11,96% (de 1,07 a 1,19 millones hasta marzo de 2018), lo que supone que el mercado laboral crece a un ritmo inferior, de menos de la mitad, del que lleva el volumen de negocio del país.

Dos de los motivos para que se esté dando esa situación se encuentran en la política tributaria y en las decisiones estratégicas de las empresas. El aumento de la presión fiscal y la recuperación de las pérdidas de años anteriores se están comiendo el grueso de una recuperación que no acaba de repercutir en la creación de empleo y la mejora de los salarios, por mucho que el negocio mejore (van tres años con crecimiento superior al 3%) y que la productividad de los trabajadores se haya disparado .

El avance de la temporalidad y las jornadas parciales

Otra cosa, además, es la calidad del empleo creado en esos años. Más de la mitad de los 1,19 nuevos ocupados, concretamente 600.100, a los que hay que añadir otros 119.900 nuevos fijos discontinuos, desempeñan trabajos precarios con contratos temporales : 265.600 de ellos por necesidades de producción, 228.700 con contratos de obra, 117.900 cubriendo bajas, 46.800 como aprendices y otros con otras modalidades de precariado.

De hecho, el avance de los nuevos empleos temporales supera con claridad a los de tipo indefinido creados en el mismo periodo, que se quedaron en 517.000.

El volumen de fijos es netamente superior al de eventuales (11,9 millones por 4,35), aunque el avance de los segundos es mucho más intenso con respecto a la situación de finales de 2011, cuando menos de la cuarta parte del empleo era eventual: la tasa de temporalidad ha pasado del 24,73% al 26,8%.

Ha ocurrido algo similar con las jornadas a tiempo parcial, que han pasado de suponer el 13,51% del total a alcanzar el 14,94%, con 2,89 millones de trabajadores en esa situación. Más de la mitad de ellos (1,57 millones) los aceptan por “no haber podido encontrar trabajo de jornada completa ”.

Seis años y medio y una reforma laboral después, más de la cuarta parte de los trabajadores españoles es eventual y más de la séptima se emplea menos de 40 horas semanales, por lo que no resulta extraño que haya en el país 90.000 pluriempleados más que a finales de 2011 (447.200 por 357.500), ni tampoco que 1,17 millones de trabajadores esté buscando otro empleo. 

Menos paro y menos población activa

Uno de los principales mantras de los gobiernos de Mariano Rajoy se centraba en la reducción del desempleo que se comenzó a darse a partir de 2014, un dato que si bien resulta incontestable desde el punto de vista cuantitativo admite varios matices desde la perspectiva cualitativa.

Entre finales de 2011 y mediados de 2018 el volumen de desempleados se redujo en 1,79 millones de personas al pasar de 5,28 a 3,49. Sin embargo, en ese mismo periodo de tiempo la ocupación solo aumentó en 1,19. ¿A qué se debe la diferencia?

Los datos de la EPA ajustan ese descuadre al revelar que en ese mismo periodo la población activa se redujo en 606.100 personas (de 23,44 a 22,83 millones). Es decir, que algo más de la tercera parte de la reducción del paro no se debe a la creación de empleo, calidad al margen, sino a la salida del mercado laboral de más de medio millón de personas.

La encuesta revela cómo, pese a la caída demográfica y a la emigración, hay 134.000 estudiantes y 708.100 jubilados y prejubilados más que hace seis años y medio, que palían el descenso de casi 320.000 personas dedicadas a las labores del hogar, entre las que se encontraban una parte importante de los extranjeros que han dejado el país  desde que comenzó la crisis. Los estudios, principalmente en el caso de los jóvenes, se han convertido en un refugio a la espera de tiempos mejores.

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