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Miguel Urbán: "Juan Carlos I más que un rey era un comisionista"

Miguel Urbán, eurodiputat
El eurodiputado de Unidas Podemos Miguel Urbán, coordinador de la obra'!Abajo el rey! Repúblicas'.
ALEJANDRO TORRÚS

Entrevista a Miguel Urbán, diputado en el Parlamento Europeo y coordinador de la obra ¡Abajo el Rey! Repúblicas.

El eurodiputado Miguel Urbán y el profesor de Ciencia Política en la UNED Jaime Pastor coordinan el libro que acaba de salir a la luz bajo el título ¡Abajo el Rey! Repúblicas (editorial Sylone). Se trata de un análisis de las múltiples crisis que atraviesan en la actualidad el Estado español, especialmente la que sufre la institución monárquica, y que trata de reivindicar la necesidad de celebrar un referéndum republicano como una vía para abrir un nuevo proceso constituyente que acabe con el "régimen del 78" y que dé respuesta a problemas históricos como la organización territorial del Estado. La perspectiva, no obstante, no se limita a Madrid o a una concepción centralista sino que incluye voces como la de Jordi Cuixart, presidente de Ómnium Cultural actualmente en prisión por su participación en el procés; el exdiputado Joan Tardà; la propia Teresa Rodríguez; el exdiputado por la CUP en el Parlament de Catalunya David Fernández; o Ana Miranda, portavoz del Bloque Nacionalista Gallego en Europa.

La promoción del libro se la está haciendo la propia actualidad. Acamas de conocer que Juan Carlos I tenía casi 8 millones en Suiza. 

Realmente podríamos decir que hemos tenido un rey offshore o un black King. Este señor se conocía todos los paraísos fiscales del mundo. Los ha probado todos. Salió hace poco el dinero en Suiza, donde ya han salido varios casos y están siendo investigados, pero también hemos visto que tenía dinero en Delaware y en otros otros sitios. Parece que Juan Carlos I no se privaba de visitar paraísos fiscales y es curioso que todo este dinero no sólo eran temas de comisiones, porque este señor más que un rey era un comisionista, sino que además viene de favores y regalos que, evidentemente, tendrían que tener una contrapartida política tanto de empresarios como de dictadores.

"Podríamos decir que Juan Carlos I ha sido un rey 'offshore' o un 'black King'"

El lugar que ha elegido Juan Carlos I para esconderse es un buen ejemplo de quienes son sus amigos y quien le protege. El libro intenta también hacer ver que no estamos ante un caso aislado de corrupción en esta monarquía o que este rey salió rana. Este rey siguió la tónica de muchos otros anteriores. 

Si uno mira la historia... El rey Juan Carlos, más que rana, salió simplemente Borbón. 

Eso es. Y como señala su propio barco el ahora Rey emérito también ha sido bastante bribón y ha ido siguiendo la estela de su familia. Pero si miramos los escándalos en los que se ha visto implicados vemos que no sólo estaba él sino que realmente está implicado el conjunto de la monarquía y de la Casa Real. Algo tiene que funcionar realmente mal en este país cuando ahora parece que todo el mundo sabía lo que estaba pasando con Juan Carlos I y nadie dijo nada. 

En la obra inciden en que no estamos ante una crisis de reputación de Juan Carlos I y sí ante una crisis de legitimidad de la monarquía al completo. 

Es que estamos ante una crisis del modelo del régimen del 78. El libro tiene un capítulo que escribimos Teresa [Rodríguez] y yo que se llama El fin del juancarlismo. Durante mucho tiempo un país como este, que no era monárquico, tuvo unas élites que intentaron justificar su adhesión a la monarquía y al régimen del 78, que suponía un pacto con la dictadura, diciendo que este país era juancarlista. El juancarlismo fue una operación de marketing político y ahora hemos visto cómo el juancarlismo está en sus últimas horas. Por mucho que las élites quieran seguir planteando el 'arriba el Rey'. 

La duda es si el fin del juancarlismo supone el final de la monarquía.

Nosotros creemos que no. Que por mucho hastío que la ciudadanía pueda sentir hacia el Rey emérito o hacia la monarquía en su conjunto esto no significa que nos acerquemos a un momento republicano. No creemos que la debilidad de la monarquía lleve a la fortaleza del republicanismo. De hecho, considero que el movimiento republicano no está en sus mejores momentos y este libro trata de reflexionar sobre las diferentes crisis que atraviesan al Estado español y cómo poder articular una respuesta republicana a estas crisis.

"No creemos que la debilidad de la monarquía lleve a la fortaleza del republicanismo"

Nosotros, de hecho, hablamos de repúblicas y de procesos constituyentes. En plural. Creo que la manifestación más clara de la crisis del régimen de 78 es que el monarca es inviolable aún sabiendo todos que ha cometido múltiples delitos mientras que Jordi Cuixart, que ha escrito un capítulo en el libro, lleva más de 1000 días en prisión por haber ayudado a poner unas urnas para poder decidir. Esto ejemplifica bien la crisis de legitimidades en la que está inmersa la democracia española.

Usted defiende la celebración de un referéndum en todo el Estado pero no como final del camino. Defiende que sería, mejor dicho, el inicio de un proceso constituyente. 

Bueno, el primer paso sería derogar la inviolabilidad del rey, juzgarlo y poder condenar sus irregularidades caiga quien caiga. Y me refiero al rey Juan Carlos, pero también a los cooperantes necesarios donde seguro que hay otros miembros de la Casa y de la Familia Real. En mi opinión, poder decidir sobre la jefatura del Estado es una vía para abrir los candados del régimen del 78 y poder decidir sobre otras muchas cuestiones que son fundamentales.

"Es hora de iniciar un camino nuevo, que sea un proceso constituyente, que también lleve a los diferentes pueblos del Estado a elegir su propio camino"

Una de estas cuestiones clave es la organización territorial y aquí no solo hablamos de Euskadi, Catalunya, Galicia o Andalucía. Es mucho más. Hay pulsiones descentralizadoras muy fuertes, pero también hay una pulsión centralizadora muy fuerte por parte de la derecha y de la extrema derecha.

Además, hay otra serie de elementos cruciales en cualquier democracia que necesitan de una actualización y nosotros llevamos demasiado tiempo poniendo parches y así no solucionamos. Creemos que es hora de iniciar un camino nuevo, que sea un proceso constituyente, que también lleve a los diferentes pueblos del Estado a elegir su propio camino.

Por eso creo que tenemos que renovar una suerte de Pacto de San Sebastián. Con esto me refiero a la necesidad de renovar una especie de proyecto compartido republicano con el conjunto de fuerzas que crean que es el momento de abrir este proceso. En muchas cuestiones nos pondremos poner de acuerdo y en otras tendremos diferencias. 

Creo que es el exdiputado de la CUP David Fernández el que escribe la frase de 'menos Pactos de La Moncloa' y más 'Pacto de San Sebastián'

Sí. También Joan Tardà en un capítulo o Jaime Pastor y yo en otro capítulo sacamos una idea muy similar. Ahora nos vuelven a plantear unos nuevos Pactos de la Moncloa pero nosotros necesitamos un pacto que sirva para abrir nuevos candados y no pactos que vengan a cerrarlos todavía más.

Usted y Jaime Pastor exponen en su capítulo que "no es el momento de nuevos pactos con bloques dominantes" y sí de "buscar nuevas alianzas con el resto de fuerzas republicanas" para trabajar en un horizonte común.

Y no solo hablamos de fuerzas u organizaciones políticas, también tenemos que incluir a organizaciones de la sociedad civil que tienen mucho que decir o que aportar como ha sido, en Catalunya, el caso Òmnium Cultural. Tenemos que formar un movimiento republicano amplio y plural que busque abrir los candados del 78 y recuperar la tradición del federalismo republicano que tenemos en nuestra Historia. En el libro no estamos inventando nada. Pi I Margall [presidente de la I República] ya planteaba este tipo de cuestiones.

También defienden una idea de República que etiquetan como 'confederal, municipalista, laica y antioligárquica'. ¿Cómo se llega hasta ahí? 

Las etiquetas que mencionas tratan de recoger las herencias que la tradición republicana en el Estado español siempre ha tenido. No podemos entender el republicanismo sin las corrientes descentralizadores o sin la lucha municipalista. Nosotros no damos por cerrado el asunto sobre qué modelo de república necesitamos, pero sí venimos a decir que cualquier proyecto republicano debe recoger las experiencias del pasado. Pero no en clave de Memoria y sí en clave de futuro. De hecho, no podemos hablar únicamente de república española sino que tenemos que hablar de repúblicas. Para nosotros el derecho a decidir es muy importante. Tenemos ejemplos a nuestro alrededor de repúblicas confederales, como Suiza.

¿Qué modelo sería el idóneo?

Hay algunas cosas que nos enseña el pasado y que son útiles. Por ejemplo, nuestro modelo republicano nunca podría ser una república presidencialista al estilo francés. A partir de ahí, creo que debe de ser el movimiento popular el que partiendo de sus propias experiencias vaya construyendo un modelo propio que pueda servir para el conjunto del Estado. Es verdad que algunos territorios van más avanzados que otros en la construcción de este movimiento, pero también creo que debe de haber una coordinación entre los diferentes procesos para poder avanzar más y mejor y también para evitar alimentar el nacionalismo español más reaccionario. 

"Los diferentes movimientos republicanos en el Estado tenemos que trabajar coordinados"

Las diferentes fuerzas o movimientos a lo largo del Estado tenemos que buscar una coordinación que nos permita trabajar juntos para derribar a la monarquía y al régimen del 78. Aunque luego tengamos proyectos diferentes. Eso no significa que un proyecto esté supeditado a otro, pero la coordinación es necesaria. Por eso creo que es acertado referenciar el Pacto de San Sebastián, que no fue otra cosa que un pacto entre diferentes actores para tener un acuerdo mínimo: la necesidad de practicar una apertura democrática.

¿Cree que hay una masa social a favor de un sí para una nueva república?

El problema para esta pregunta es que solo podemos basarnos en hipótesis. Lo que muestra la encuesta sobre la monarquía en la que habéis participado vosotros junto con otros medios independientes es que hay una mayoría republicana y que es muy mayoritaria cuando se trata de gente joven que no vivió la Transición. También, con los datos de esta encuesta en la mano, está claro que no puede haber proyecto republicano sin Catalunya y sin Euskadi.

"Tenemos que intentar hacer ver que la apuesta republicana es una apuesta para trata de resolver una serie de problemas que tienen relación directa con el día a día de la gente"

En mi opinión, el problema que nos podemos encontrar es que haya un sentimiento mayoritario a favor de la República, pero que no haya capacidad de poder expresarlo o llevarlo a cabo. Esto es uno de los elementos que más en serio nos tenemos que plantear dentro del republicanismo. Más allá de que muchos puedan considerarse republicanos, nos tenemos que preguntar cuánto le interesa a la gente ahora mismo la causa republicana más allá de la decepción que puedan tener con la monarquía o con el Rey emérito. Ahora mismo monarquía o república sigue sin ser una preocupación que esté encima de la mesa de la mayoría de los españoles y eso habría que revertirlo.

¿Cómo?

Tenemos que hacer entender que esto no sólo va de rey sí o rey no. Que no va solo de que hay un sujeto que está por encima de la Ley y de la propia ciudadanía española. Que también. Tenemos que intentar hacer ver que la apuesta republicana es una apuesta para trata de resolver una serie de problemas que tienen relación directa con el día a día de la gente y que apostar por una salida republicana permitiría detener la sangría que sufrimos en pérdida de derechos y que también nos aportaría nuevos derechos democráticos. Este es un elemento clave que debemos abordar. La gente tiene que entender que un proyecto republicano va a mejorar su vida. 

¿El hecho de que no haya un único proyecto republicano sino que haya varios proyectos no es un factor de incertidumbre que puede alejar a una ciudadanía necesitada de certidumbres y estabilidad? 

Nosotros defendemos en el libro que el peor amigo del republicanismo no es la incertidumbre que genera un posible cambio sino la resignación del 'no se puede'. Esta resignación asegura la supervivivencia del viejo régimen que aunque parezca que está moribundo nunca termina de morir. Creo que la resignación es el mayor de nuestros enemigos. Tenemos que reflexionar sobre cómo construir un movimiento de 'sí se puede'.

"Voy a trabajar para que haya una república. Pero no por fetichismo. Quiero una república como proyecto de futuro"

El libro intenta ser un llamamiento para que la ciudadanía tome partido. Recogemos diferentes sensibilidades republicanas y nosotros partimos de que no tenemos toda la razón ni tampoco tenemos todas las respuestas. A veces se tienen muchas preguntas y pocas respuestas. Creemos que las respuestas deben darse tras un proceso colectivo. No pueden venir en un libro. Por eso, la incertidumbre no nos da miedo, pero la resignación sí. La ilusión es el mejor antídoto contra la resignación. 

¿Cree que esta generación vivirá una nueva república o repúblicas?

Yo voy a trabajar para ello. Pero no por fetichismo. No por aquello de 'no hay dos sin tres república otra vez' que gritábamos en manifestaciones o como un intento de recuperar el pasado y esa II República que nos robaron los fascistas. No. Yo quiero construir una república como proyecto de futuro que pueda abordar la crisis ecosocial, económica y climática que vive el país. Quiero una república que permita la conquista de nuevos derechos. Quiero una república como un elemento de recreación democrática. Tras el 15M vivimos un torrente de ilusión política. Cientos y cientos de vecinos y vecinas acudían a sus plazas a organizarse y a hacer política. Ese es el momento que tenemos que recuperar. Esa ilusión puede vencer cualquier incertidumbre y cualquier resignación.

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