Nuevas revelaciones sobre la fortuna de Juan Carlos I ponen aún más en jaque al rey emérito. En esta ocasión es El Confidencial el medio que aporta nuevos documentos que demuestran que Juan Carlos I ocultó 7,9 millones de euros en Suiza hasta agosto de 2018, cuatro años después de dejar el trono y perder su inviolabilidad.

Según esta información, ese dinero opaco estuvo oculto tras la Fundación Zagatka, "una sociedad instrumental constituida en Liechtenstein en 2003 por un primo del monarca, Álvaro de Orleans-Borbón, y dirigida por éste desde entonces". 

La mayor parte del dinero estaba invertido en "acciones, bonos y productos alternativos", explica el medio, que también apunta a que la salida de fondos de la Fundación Zagatka se aceleró después de la abdicación de Juan Carlos I en junio de 2014. Dicha Fundación Zagatka está bajo la lupa de la Fiscalía de Ginebra, que investiga la fortuna del rey emérito oculta en Suiza. Bajo la dirección del fiscal Yves Bertossa, la Fiscalía suiza también investiga otros hechos relevantes como son "las presuntas transferencias opacas del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause y la utilización de un trust en las islas del Canal que ocultaba otros 10 millones de euros".

En los documentos aportados por El Confidencial se acredita que entre el 1 de enero de 2018 y el 2 de agosto de ese mismo año se retiraron de la cuenta de la Fundación Zagatka 917. 320 euros mediante retiradas en efectivo y transferencias: el primer día de 2018 los activos de Zagatka alcanzaban 8.729.172 euros; el 2 de agosto de ese mismo año, el valor de los mismos había bajado hasta los 7.881.167 euros. 

En cuanto al dinero, sólo un 3% estaba en efectivo. El resto, según El Confidencial, se repartía de la siguiente manera: "El 18% del patrimonio de la fundación estaba invertido en bonos; un 6%, en bonos convertibles; un 59%, en acciones de compañías cotizadas, y el 14% restante, en diferentes productos alternativos (fondos de inversión, sicavs…)". Todos estos productos f

La Fundación Zagatka funciona de un modo similar a la ya conocida Fudación Lucum. Dirigida por el primo del rey, Álvaro de Orleans, quien siempre ha negado ser el testaferro del emérito, el origen de sus activos está bajo sospecha está bajo sospecha: las investigaciones apuntan que podrían provenir de una comisión ilegal pagada por OHL a Juan Carlos I.