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Tarifa regulada o mercado libre: ¿a qué compañía me cambio para pagar menos? 

Esta es una guía para saber qué tipo de factura contratar para amortiguar la inflación energética de cara al invierno. 

Una persona ajusta el termostato de un radiador.
Una persona ajusta el termostato de un radiador. Ina Fassbender / AFP

El invierno se acerca y los precios de la energía siguen lastrados por la volatilidad de un mercado inflacionario. La guerra en Ucrania ha echado por tierra cualquier atisbo de estabilidad y calentar los hogares en España va a ser complicado para los bolsillos.

Las medidas que el Gobierno ha impulsado en los últimos meses han transformado por completo el mercado, de tal forma que lo que hace un año era rentable ahora, quizá, no lo sea. Se abren así numerosas incógnitas sobre qué tipo de producto energético contratar para gas y luz o, directamente, cómo dejar de lado la energía fósil tradicional y pasar al autoconsumo. En resumen, ¿cómo pagar menos y sortear la subida de precios de la energía?

Gas: la desconocida Tarifa de Último Recurso (TUR)

Ante la subida extrema del precio del gas, la Tarifa de Último Recurso, conocida por sus siglas, TUR, ha cobrado fuerza. Tanto es así que las principales organizaciones de consumo de España recomiendan a los usuarios que dejen de lado el tradicional mercado libre y se pasen a este modelo.

La OCU calcula que con los precios actuales, un hogar medio pagará al año 723 euros con una tarifa TUR, mientras que el coste medio anual para un hogar que se calienta con un contrato de gas de mercado libre esta en los 1.516 euros.

La tarifa TUR es más barata porque tiene un precio más o menos estable que se revisa de manera trimestral y que, además, debido a las medidas desplegadas por el Gobierno, la subida de precios que se disponga en cada revisión no puede superar el 5%. De hecho, esto ha hecho que las tarifas de último recurso sean, según los datos del Ministerio de Transición Ecológica, hasta un 50% más baratas de lo que antes.

El contrato de gas TUR es viable para hogares que disponen de consumos anuales inferiores a los 50.000 kw/h. Es decir, la mayor parte de las casas de los españoles podrían migrar del mercado libre al mercado regulado sin ningún problema.

Para contratar este servicio, el ciudadano dispone de un grupo reducido de comercializadoras registradas en la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) y dedicadas exclusivamente a la oferta de TUR. Si bien, detrás de estas empresas están las convencionales compañías energéticas –Iberdrola, Naturgy, EDP, Endesa, CHC y Repsol–, tienen nombres totalmente diferentes y su contratación, normalmente, se realiza a través de números de teléfono y páginas web diferentes. 

Aunque el contrato de último recurso es la opción más aconsejada por organizaciones como Facua o la OCU, el mercado libre sigue disponible y existen comparadores interesantes donde el usuario puede escoger la mejor oferta ajustada a sus consumos. 

¿Qué pasa con la calefacción comunitaria?

Hasta hace una semana, los hogares que se calentaban con calderas comunitarias estaban atados de manos y no podían acogerse a la TUR. Sin embargo, dentro del plan de contingencia y seguridad energética aprobado por el Gobierno, se ha abierto la puerta a que las calderas colectivas puedan disfrutar de tarifas de último recurso. Según el Real Decreto aprobado por el Ejecutivo, esta medida estará disponible hasta el final de 2023 y podrá beneficiar a 1,7 millones de personas, con una reducción de hasta el 50% del precio.

Para efectuar el cambio se requiere que la comunidad esté al corriente de pago con la comercializadora actual y que tenga instalados los repartidores de consumos individuales. Si no se dispone de ellos, se deberá hacer una declaración formal para comprometerse a colocarlos antes de septiembre de 2023.

Luz: ¿PVPC o mercado libre?

Al igual que ocurre con el gas, la factura de la luz se mueve en dos opciones: mercado regulado PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) y el mercado libre. Cuando comenzó la guerra, el alza de precios disparó las facturas de tipo PVPC, porque estas, pese a ser el equivalente del TUR para la luz, marcan sus precios de manera diaria, en función de cómo se cierre el mercado mayorista. Frente a ello, el mercado libre permite que las eléctricas oferten sus propios precios. 

En menos de un año, la situación ha cambiado por completo y el PVPC que estaba disparado no sólo se ha contenido sino que ha conseguido reducir sus precios –aún así altos– debido a la aprobación de la excepción ibérica, la cual topaba los precios del gas para la producción eléctrica. Pese a todo, las diferencias no son tan evidentes como ocurre en el gas y por ello es preciso comprar los precios contratados en buscadores de ofertas como el de la OCU.

La opción de PVPC, no en vano, es la única apta para acceder al bono social término, al cual están acogidos 1,3 millones de hogares, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica. 

Ni PVPC ni TUR: autoconsumo

Ante la escalada de precios, el autoconsumo aparece con fuera como una alternativa importante. El Gobierno lo sabe y ha aprovechado la coyuntura para impulsar cambios que den alas la instalación de tejados solares. Actualmente, dependiendo del tipo de vivienda y sus dimensiones, se requiere de una inversión de unos 4.000 y 6.000 euros que, según Ecooo, se rentabiliza en un periodo de entre tres y cuatro años.

Esta inversión es ligeramente más baja si la instalación es comunitaria. Este modelo, el de los tejados en edificios de vecinos, cuenta actualmente con facilidades, ya que el Gobierno modificó este año la Ley de Propiedad Horizontal para que no haga falta una mayoría absoluta en las juntas de vecinos para poder aprobar estas instalaciones. Con una mayoría simple, los bloques de viviendas pueden dar luz verde a la instalación de tejados solares que abastezcan energéticamente el uso común energético, es decir, ascensores o luz del portal. Para poder asentar paneles fotovoltaicos que alimenten el consumo doméstico se requiere de otra votación que debe contar también con mayoría simple. No en vano, la aprobación no obliga a toda la comunidad a acogerse a este modelo, en tanto que sólo los vecinos que lo deseen podrán conectarse a los tejados.

El Gobierno también pretende incentivar la instalación de comunidades energéticas en zonas con baja densidad poblacional y con viviendas más dispersas. Tanto es así que el equipo de Teresa Ribera ya ha anunciado que en las próximas semanas se modificará el límite de 500 metros de distancia para compartir electricidad y pasará a ser de 1km.

El autoabastecimiento energético –que puede servir para calentar el hogar con la electrificación del sistema de calefacción– avanza con fuerza en España. Tanto, que la potencia instalada para autoconsumo es ya de 2,23 GW, lo que equivaldría a la potencia equivalente a dos de las siete centrales nucleares que operan en España





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