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El segundo intento de noviazgo (fallido) en cuatro años entre el BBVA y el Banco Sabadell ha puesto sobre la mesa el "posible comienzo de una nueva etapa de fusiones entre entidades en el mercado financiero español", según los expertos, y la consecuente aproximación a la línea roja de la concentración bancaria que marca el Banco Central Europeo (BCE).
La crisis financiera de 2008 fue el detonante de un proceso de adelgazamiento del sistema financiero español, con la desaparición de las cajas de ahorros y su absorción por los bancos. En el año 2010 comenzó el primer gran movimiento de fusiones entre entidades financieras: se registraron 13 operaciones que involucraron a 35 bancos y cajas de ahorros. Entre 2011 y 2013 se llevaron a cabo otras 12 fusiones dando lugar al mapa bancario que tenemos hoy en día.
Así, de 55 bancos y cajas de ahorros que formaban el sistema financiero en 2009, se ha pasado a 11 entidades a comienzos de esta década. Las últimas integraciones de envergadura han sido la de Caixabank y Bankia, y la de Unicaja con Liberbank. La fusión de BBVA con Banco Sabadell, por dos veces frustrada, habría dado lugar a la tercera potencia bancaria de Europa, con un riesgo sistémico igual de potente para el Estado español. Los expertos siguen vaticinando que este no será el último episodio de fusiones que nos espera, y que la tendencia a la concentración seguirá ganando terreno.
El BCE mide el nivel de concentración de la banca a partir del índice Herfindahl e Hirschman, utilizado por los principales organismos de defensa de la competencia del mundo para analizar la situación de un mercado y aprobar o no operaciones de fusión. Un valor máximo de 10.000 implica un monopolio. Como regla general, el BCE estima que un nivel inferior a 1.000 supone una baja concentración, una cota de entre 1.000 y 1.800 se considera de concentración media, y por encima de 1.800 de alta concentración. Si la fusión BBVA-Sabadell hubiera salido adelante, España habría alcanzado niveles en torno a los 1.600, una cifra que se sitúa ya cerca del inicio de la zona roja de concentración en el semáforo del BCE.
La concentración bancaria se traduce en una merma de la competencia del mercado de los bancos. Al existir menos entidades financieras, los ciudadanos tienen menos opciones donde elegir, viendo limitadas las posibilidades de encontrar condiciones más ventajosas para trabajar con su dinero.
Menos sedes bancarias y menos puestos de trabajo
La concentración bancaria es positiva para las entidades financieras; porque ganan más, general sinergias de cara a mejorar sus productos y servicios, son más fuertes en la liza del mercado bancario y se liberan de competencia. Sin embargo, esta concentración no es positiva para los ciudadanos, tanto clientes como usuarios, porque hay menos capacidad de elección, supone un impacto en negativo en el mercado de trabajo por la reducción de puestos de empleo y, además, aumenta el riesgo de exclusión financiera en determinadas zonas de España.
Desde la ola de fusiones en España tras la crisis financiera, el número de oficinas bancarias y de cajeros se ha reducido drásticamente: el número de cajeros disponibles para servicio de la ciudadanía se ha visto mermado en más de un 22%, pasando de 61.000 a 40.000 (esto es, la desaparición de uno de cada cinco cajeros automáticos); las sucursales bancarias han vivido un fuerte recorte como consecuencia de las fusiones entre bancos, pasando de 46.000 sucursales en 2008 a 20.000 en la actualidad.
La Asociación de Consumidores y Usuarios de Bancos, Cajas, Productos Financieros y de Seguros (ADICAE) afirma que el monopolio bancario frena la remuneración del ahorro, reduce plantillas y quita servicios.
Por ello, fuentes de la asociación consideran que, de haber un nuevo intento de fusión a futuro, "los trabajadores de Banco Sabadell (como los de cualquier entidad) se verán afectados porque habrá reducción de plantilla, y los consumidores perderán servicios". Además, teme que se puedan llegar a "cambiar de manera unilateral las condiciones de los contratos de la plantilla" y que se produzca una subida de las comisiones en un contexto similar al vivido.
En este nuevo escenario de concentración bancaria, "las personas mayores de 65 años volverán a ser los usuarios más afectados", aseguran desde la asociación. Principalmente por la reducción de servicios que conllevan las grandes entidades bancarias en cuanto a la atención al cliente, por el cierre de sucursales y reducción de personal de atención en ventanilla, en favor de una cada vez mayor digitalización de las transacciones y operaciones bancarias.
En 2014 en España había 276.497 empleados de banca, según datos del Banco de España. En la actualidad, se contabilizan poco más de 160.000, lo que significa que uno de cada tres trabajadores ha sido cesado en la última década.
El peligro de la concentración bancaria para la ciudadanía
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha manifestado "muchísima preocupación" ante la eventual fusión entre BBVA y Banco Sabadell y advierte del "riesgo sistémico" que implicaría esta operación, de llegar a puerto. La ministra ha subrayado que la concentración bancaria en España a día de hoy ronda el 40% y subraya que las entidades bancarias españolas "ya están funcionando como un auténtico oligopolio".
El president de la Generalitat y candidato de ERC en las elecciones catalanas, Pere Aragonès, tampoco veía con buenos ojos la absorción del Sabadell por el BBVA y abogaba por que Catalunya hubiera más oferta de entidades financieras porque una concentración "podría ir en contra del acceso al crédito de las empresas catalanas".
Desde el otro lado político, el presidente valenciano, Carlos Mazón (PP), ha mostrado públicamente su "preocupación" por la ahora frustrada fusión bancaria, porque que "no es una buena noticia" para la competencia del mercado bancario.
Tener bancos más grandes. Esa es la aspiración del Banco Central Europeo. Una idea que ha incentivado en los últimos tiempos su vicepresidente, Luis de Guindos, y que no está exenta de voces críticas que consideran "una locura" crear entidades bancarias con el riesgo sistémico que comportan para los Estados.
En este escenario de concentración y de riesgo sistémico, ante una futura crisis financiera —"que la habrá", asegura el economista Carlos Sánchez Mato—, el Estado tendrá "serias dificultades" para llevar a cabo un rescate bancario como el del 2012, y "nos costará mucho más caro a la ciudadanía", asegura el economista.
El eje del problema se sitúa en los depósitos (ahorros de la gente) que tienen cada una de las entidades bancarias, y que están protegidos por el sistema de garantías del Estado español que, según el último balance publicado hace una semana, cuenta con 8.700 millones. "El Estado está avalando esos depósitos (100.000 euros por cada ciudadano) y no tenemos recursos para hacer frente a una posible quiebra de los bancos", recuerda el economista. De hecho, ese aval "ni siquiera figura como deuda pública" añade.
Las entidades bancarias se concentran porque ganan una cantidad de dinero insuficiente, y es que al mismo tiempo que estamos viendo cifras récord de ganancias "fruto de decisiones de política monetaria de los Bancos Centrales, y no de una buena gestión del propio negocio", tenemos que dividir esas ganancias por los activos que tienen que movilizar para conseguir esos resultados", explica Sánchez Mato.
Este ejercicio matemático da como resultado "el 1% de beneficio sobre los activos, y esto es mucho menos de lo que les requieren los inversores a la hora de exigir rentabilidad", apunta el economista. Ante esta situación, los bancos deciden concentrarse.
La banca española está "hiperconcentrada". Entre las 5 principales entidades bancarias tienen aproximadamente el 74% de los préstamos y los ahorros de los ciudadanos del país, "y esto es muchísimo", subraya el economista.
Otro de los datos a tener en cuenta es la concentración de esas entidades en los diferentes puntos geográficos de España. "En las ciudades hay una mayor oferta bancaria, pero no sucede lo mismo en zonas más pequeñas, como la provincia de Teruel, donde se rompen los indicadores que el propio BCE considera lógicos en cuanto a concentración bancaria" expone Sánchez Mato. Una situación que pone "claramente en desventaja" a los ciudadanos frente a los bancos.
ADICAE también ha trasmitido en numerosas ocasiones su preocupación ante la alta concentración del sector, sobre todo, después de "las numerosas fusiones que tuvieron lugar a partir del rescate del sistema bancario español". Una concentración que "ha borrado del mapa la supuesta competencia que debe imperar en el libre mercado" y que, en opinión de esta asociación, "ha perjudicado claramente a los ahorros de los consumidores", en lo que la asociación ya definió como "claro movimiento oligopolista del sector", apuntan sus fuentes.
Tanto Carlos Sánchez Mato como ADICAE recuerdan que el rescate a la banca española se llevó a cabo con dinero público, y que "todavía no se han devuelto unos 40.000 millones de euros de aquel rescate".
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