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La reforma laboral de Rajoy empuja a los jóvenes al exilio económico o a refugiarse en los estudios

Baja el paro pero no se crea empleo en la misma proporción. Desde que gobierna Rajoy 683.000 personas han dejado de figurar en las estadísticas del paro pero sin embargo no han encontrado un trabajo. 413.300 de esos expulsados tienen menos de 25 años.

Un grupo de jóvenes trabajando en un programa de formación público. EFE

JORGE OTERO

MADRID.— Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2016 ya permiten dibujar el paisaje laboral de lo que fue el año. El Gobierno saca pecho con la evolución del empleo en 2016.

A fin de cuentas, sus previsiones se han cumplido: el Ejecutivo previó una tasa media de paro de 19,6% y es cierto, así terminó el año. Pero, como siempre, no es oro todo lo que reluce.

El empleo se modera en el supuesto año de la consolidación

Aunque aún falta la confirmación oficial, la economía creció en 2016 lo mismo que en 2015, un 3,2%. Pero el empleo sólo lo hizo un 2,3%. Desde el Gobierno se trasladó el mensaje de que 2016 era el año de la consolidación. Pues en el supuesto año de la consolidación el ritmo de creación de empleo se ralentizó bastante: en 2016 se crearon 413.900 empleos, 111.200 menos que en 2015.

Lo mismo ha ocurrido con el paro: en 2016 se redujo en 541.700 personas, cuando en 2015 lo hizo en 678.200. Es decir, 136.500 personas menos.

Lo que queda claro es que el ritmo de recuperación del empleo es demasiado lento y va muy por detrás de la recuperación económica. La estadística certifica que en España aún hay 4,2 millones de parados nueve años del inicio de la crisis. Es cierto que ya estamos al nivel de finales de 2009 y que la cifra de paro es la mejor de los últimos siete años, pero cada vez parece más claro que es casi imposible volver a la situación justo anterior a la crisis, en 2007, cuando la tasa de paro estaba en el 8,6%.

Se sigue expulsando a los trabajadores del mercado laboral

Lo que el Gobierno oculta de la EPA, o al menos intenta que quede en un discreto segundo plano, es que no todo el descenso del paro implica creación de empleo. Eso se debe al descenso de la población activa, la formada por los que tienen un empleo o lo buscan. Casi una cuarta parte del descenso del paro en 2016 hay que achacarlo al descenso de la población activa. De los 541.700 personas que salieron del paro en 2015, sólo 433.900 encontraron un empleo, el resto, 127.800 personas, fueron expulsadas del mercado laboral bien porque desistieron de seguir buscando un empleo, bien porque se fueron del país o porque se jubilaron. 

La situación es preocupante: la cifra actual de activos es la más baja de los últimos diez años. La población activa en diciembre de 2016 era de 22.745.900. Hay que remontarse a diciembre de 2007 para encontrar un cifra inferior (22.014.800 personas). 

Dos de cada tres expulsados del mercado laboral son menores de 25 años

¿Qué implican estas cifras? Desde que gobierna el PP el paro ha bajado en 1.049.500 personas, pero sólo 366.110, en torno al 37%, han encontrado un trabajo de verdad. 683.390 han sido expulsadas del mercado laboral. Así es cómo se crea empleo en España: sólo uno de cada tres personas que abandona el paro encuentra un trabajo.

Paro juvenil: condenados al exilio económico

El desempleo entre los trabajadores de 16 a 24 años descendió en 2016 en 73.700 personas respecto a 2015 y se situó en 613.900 personas. Al finalizar 2016, la tasa de paro de los menores de 25 sigue estando por las nubes, en el 42,92%, pero al menos mantiene una tendencia bajista con respecto al final de 2015, que era del 46,24%.

Sin embargo, ese paulatino descenso del paro se logra a costa de expulsar a los jóvenes del mercado laboral. Haciendo un balance del Gobierno de Rajoy, se puede concluir que 413.300 jóvenes menores de 25 años han salido de las estadísticas laborales en los últimos cinco años. Ha bajado el paro, sí, —hay 273.000 jóvenes menos en el paro que en 2011—, pero también el nivel de ocupación —139.600 menos que hace cinco años— y también el número de activos —153.200 menos que en 2011—. Hagan sus cuentas y concluirán cómo en los últimos cinco años 413.300 jóvenes han dejado de buscar un empleo, optando la mayoría por encontrar nuevas oportunidades en el extranjero o refugiarse en los estudios.

Hay otra conclusión: dos de cada tres expulsados del mercado laboral son menores de 25 años.

Empleo precario

Con el descenso del paro logrado en 2016, se encadenan cuatro años consecutivos de bajadas después de seis años de incrementos. Pero el empleo que se crea sigue siendo precario. Eso se ve en los trabajadores asalariados: el año pasado el número se incrementó en 396.600 personas (+2,6%), de los que 169.900 tenían contrato fijo y 226.700 contrato temporal. Éstos últimos, los temporales, crecieron un 5,9% respecto a 2015, cuatro puntos más de lo que lo hicieron los asalariados indefinidos (+1,5%). Esa es la tendencia:  crear un empleo temporal con bajos salarios. La tasa de temporalidad está todavía en el 26,47%, casi un punto más que en 2015.

Dentro de lo malo, hay alguna pequeña esperanza: todo el empleo creado el pasado año fue a tiempo completo (+424.600), un 2,8% más, frente a la destrucción de 10.700 empleos a tiempo parcial (-0,4%). Por su parte, los trabajadores por cuenta propia aumentaron el pasado año en 14.000 personas (+0,4%), lo que situó el número total de autónomos en 3.115.200 personas.

El sector público destruye empleo

Todos los empleos creados en 2016 se concentraron en el sector privado, con 428.500 nuevos puestos de trabajo (+2,8%). El sector público destruyó 14.600 empleos en el año (-0,49%). Por sectores, el desempleo bajó en todos ellos durante 2016. 

De esta manera, frente a la tendencia general, las administraciones públicas retroceden y acumulan un déficit de 320.000 empleos desde el tercer trimestre de 2011, cuando comenzó la "sangría de empleo público" en términos de la EPA. Además, se da la circunstancia de que 232.900 personas tienen más de 60 años y se encuentran a las puertas de la jubilación.

Por otra parte, CSIF indica que el nivel de precariedad de las administraciones es "preocupante", ya que un total de 680.900 personas tiene un empleo temporal (80.000 tienen un contrato que no llega a los tres meses), unas cifras "inaceptables" para los niveles de calidad que se deben exigir a los servicios del Estado del Bienestar, como la sanidad o la educación.

La creación de empleo en 2016 afectó a todos los sectores. El mayor aumento se lo anotaron los servicios, que ganaron 240.400 puestos de trabajo el año pasado (+1,7%), mientras que la industria creó 115.700 ocupaciones (+4,7%); la agricultura generó 37.000 empleos (+4,7%), y la construcción creó 20.800 puestos de trabajo (+2%).

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