Zaragoza
Actualizado:"El barril de petróleo había estado otras veces por encima de los cien dólares, pero nunca el litro de combustible había superado los dos euros", destaca Alfons Pérez, analista especializado en energía en el Observatorio de la Deuda y la Globalización, que ve con claridad cómo "ha habido un aprovechamiento de la guerra de Ucrania para aumentar los precios. Habrá que ver qué papel están jugando los intermediarios, puesto que las cotizaciones del mercado no se transmiten exactamente a los precios".
Los datos de los portales Investing y DatoMacro sobre la evolución de las cotizaciones del petróleo y el precio de los combustibles muestra, efectivamente, el cuadro al que alude Pérez: con los 136 dólares por barril de Brent de mediados de 2008, mes en el que puntualmente llegaría a marcar un récord histórico de 140, el litro de gasóleo superó ligeramente los 1,30 euros en España mientras el de gasolina de 95 sin plomo se quedaba casi cuatro euros por debajo para pasar ahora a una relación de 120 dólares frente a algo más de dos euros.
A esa evidencia se le unen otras entre las que destaca el hecho de que el precio de venta al público de los hidrocarburos lleva una tendencia ascendente desde que a finales del año pasado Rusia inició oficialmente los preparativos para la invasión de Ucrania, cuando pasó de los 70 dólares por barril a principio de diciembre para romper la barrera de los cien a finales de febrero, en vísperas de la invasión y, a partir de ahí, iniciar unos dientes de sierra de los que el precio de venta al público registra las subidas, constantes, pero no acusa las bajadas.
Entre estas últimas destacan la de 16 dólares (-13,4%, de 120 a 104) registrada en las dos semanas que pasaron del 5 al 19 de junio y motivada, al parecer, por las expectativas negativas que provocaron en los especuladores las subidas de tipos en EEUU y Reino Unido al interpretarlas como un indicio de una próxima recesión que hundiría la demanda, y también la del 20 de marzo al 3 de abril, de la misma magnitud y similar cuantía.
En ese periodo de seis meses, según los datos de CETM (Confederación Española de Transporte de Mercancías) y del Ministerio de Industria, el precio de los combustibles no ha dejado de subir, con un encarecimiento de casi el 40% para el gasóleo, cuyo precio medio mensual ha pasado de los 1,3469 euros de diciembre a los 1,88 de mayo antes de disponer del dato de junio, que salvo sorpresa lo superará al estabilizarse por encima de los dos euros.
"A la hora del consumo, la volatilidad se ha transformado en el comienzo de la normalización de un escalón de dos euros que se va a mantener un tiempo", explica Pérez, ya que, aunque "el mercado de petróleo no es tan estacional como el gas, la demanda de gasolina y de diésel sí crece en verano" por los desplazamientos vacacionales".
Esa escalada de precios ha obligado a las familias a modificar sus hábitos de movilidad y a utilizar menos el vehículo particular, en un fenómeno que se da con mayor intensidad en los hogares de menores rentas.
Hay otros datos de manejo interno de las gasolineras, pymes en el 69% de los casos en España, que apuntan a la consolidación de ese escalón e incluso a una eventual tendencia al alza: "Esta semana la cuba ha alcanzado los 61.000 euros", explica Pilar Soto, presidenta de la Asociación de Estaciones de Servicio de Aragón (Aesar). Las cisternas tienen un volumen estándar de 32.000 litros, lo que significa que los hidrocarburos llegan a las gasolineras por encima de 1,90 euros; a pagar en nueve días y con un encarecimiento de más del 40% en lo que va de año.
"Confunden a las gasolineras con las petroleras. Nuestros márgenes se están estrechando, el litro se ha encarecido entre 25 y 30 céntimos, pero nosotros no podemos subir tanto; no estamos repercutiendo al cliente lo que nos están subiendo a nosotros", señala, en una tesis que corrobora la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), organismo que ya ha sancionado en alguna ocasión a las principales firmas del sector por pactar precios. Aplicar un recargo de esa magnitud situaría el combustible en el entorno de los 2,20 euros.
Al vertiginoso y poco explicado encarecimiento del combustible en su cadena de transformación, entre la extracción y la venta al público ("las petroleras deberían explicar algunas cosas", dice Soto), la empresaria añade otro factor clave como es la carga tributaria que soportan los combustibles: el IVA pasó del 16% del verano de 2009 al 21% establecido en el de 2012, a lo que se suman la integración del céntimo sanitario en el Impuesto Especial un año después y decisiones como el gasolinazo de Cristóbal Montoro con la modificación al alza del Impuesto de Hidrocarburos y, también, las aportaciones al Fondo Nacional de Eficiencia Energética o la obligación de introducir un 10% de biocarburantes en el combustible.
"El problema es que hay mucha carga impositiva. Estamos en máximos históricos y por eso el Gobierno debe tomar medidas excepcionales como rebajar el IVA y el Impuesto de Hidrocarburos", sostiene Soto. Las medidas, salvo la última, fueron tomadas con la cartera de Hacienda en manos de Pedro Solbes y Cristóbal Montoro.
Cuando la demanda supera a la oferta
Mientras en la escala local se dan esas situaciones, en la global comienzan a consolidarse algunas certezas que no apuntan precisamente a una relajación en las tendencias alcistas de los precios a corto y medio plazo: la demanda supera a la oferta tanto en el crudo como en el diésel, ámbitos en los que Rusia, cuyas empresas del ramo están reduciendo los suministros a Europa conforme van hallando clientes en otras áreas, se sitúa como el tercer y el primer productor mundial con unas cuotas del 12% y el 15%.
Ese cuadro ha llevado a la AIE, la Agencia Internacional de la Energía, a coordinar desde el inicio de la guerra de Ucrania dos liberaciones de reservas estratégicas que han puesto en el mercado 240 millones de barriles desde el inicio de la guerra de Ucrania, algo que, aunque el consumo diario mundial es de 95, "está estabilizando el precio", explica Pérez, partidario de actuar sobre la demanda con medidas similares a las adoptadas en la anterior crisis petrolífera cuando, entre marzo y junio de 2011, el Gobierno bajó de 120 a 110 kilómetros por hora el límite de velocidad de autopistas y autovías para reducir el consumo al mismo tiempo que se bajaba un 5% el precio de los billetes de tren para fomentar su uso.
¿Podría la confluencia de esos factores especulativos, tributarios y de baja disponibilidad disparar el precio de venta al público del combustible por encima de los tres euros? Ni Pérez ni Soto lo acaban de ver. "Muchas actividades económicas no serían viables", advierte el analista. "No se puede descartar ningún escenario, pero eso no le interesa a nadie. Lo que todos queremos son precios razonables", señala la presidenta de Aesar.
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