ZARAGOZA
Actualizado:"Existen los autónomos con situaciones de precariedad laboral, pero no solo van en bicicleta. Afloran los falsos autónomos, evidentemente, pero no se mete mano en la bolsa de trabajo fraudulento que se concentra en los menores de treinta años, una franja de edad en la que no es frecuente encontrar trabajadores cualificados en el conjunto del mercado laboral mientras eso sí ocurre entre los autónomos", señala Eduardo Abad, presidente de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), ante los últimos datos sobre este fenómeno de precarización del empleo.
Los falsos autónomos son formalmente trabajadores por cuenta ajena que, en realidad, operan en estructuras productivas con relaciones de dependencia o subordinación para quien resulta ser (por lo general) su único cliente, que se beneficia económicamente de esa figura fraudulenta al desentenderse de la cotización a la Seguridad Social que debería asumir si se tratara de asalariados, equivalente a un 30% del salario bruto.
Esa figura lleva años asentada en el mercado laboral español, especialmente desde que a principios de la pasada década confluyeron el desembarco de los negocios que se organizan a través de plataformas digitales con la puesta en marcha de la tarifa plana, que en la práctica rebajaba a la mitad las cotizaciones de los autónomos en sus dos primeros años de alta en el sistema.
La detección de falsos autónomos, que conlleva la formalización de un contrato como indefinido con la antigüedad que resulte de la inspección junto con la regularización de las cuotas de la Seguridad Social, no comenzó a darse con intensidad hasta hace cinco años, un cambio de tendencia que coincidió en el tiempo con el relevo del Gobierno de Mariano Rajoy por los de Pedro Sánchez y con la sustitución de Fátima Báñez por Magdalena Valerio y, después, por Yolanda Díaz en la cartera de Trabajo.
Así lo indica la respuesta del Gobierno a dos preguntas parlamentarias (1 y 2) del senador del PSOE por Málaga y portavoz de Hacienda en esa cámara, Miguel Ángel Heredia, cuyos datos contraponen las 22.604 inspecciones y los 12.606 falsos autónomos localizados entre 2012 y mediados de 2018 con las 51.386 revisiones y las 96.842 detecciones desde junio de ese año a diciembre del pasado.
Los resultados de esas actuaciones de la Inspección se intensificaron especialmente el año pasado, cuando, tras los dos de reducción por la caída de la actividad vinculada a la pandemia, los inspectores afloraron a 38.779, más de un tercio de los 102.673 del último lustro, en 13.450 actuaciones.
"El año pasado fue el peor para las empresas infractoras tras los más de 90.000 empleos que han aflorado desde el cambio de Gobierno", señala Heredia, que destaca la puesta en marcha de iniciativas como la reforma laboral y el aumento de las inspecciones, que han pasado de "más de 51.000 desde mediados de 2018 a apenas 22.000 en siete años de gobierno del PP", para la mejora de las relaciones laborales.
"El Gobierno ha hecho más que nunca por acabar con la precariedad gracias a la reforma laboral y al aumento de las inspecciones", anota.
Ese fraude abre cada año un amplio boquete en las cuentas de la Seguridad Social, tanto como para alcanzar los 589,3 millones de euros en cuotas escamoteadas entre 2012 y 2022.
Esa cifra, directamente relacionada con el volumen de afloración de falsos autónomos y su remuneración, se ha disparado en los últimos cinco años, en los que se han dado picos de 117,8 millones el año pasado y otro de 207,2 en 2018 y un mínimo de 60,8 que prácticamente multiplica por cinco los 12,5 de 2017, el mejor resultado del lustro anterior.
Pese a la presión que va desplegando la Inspección de Trabajo, la presencia de falsos autónomos en el tejido productivo español sigue siendo elevada, según han vuelto a poner de manifiesto los datos de la Submuestra de la EPA (Encuesta de Población Activa) que recientemente ha difundido el INE (Instituto Nacional de Estadística).
La EPA cifra en 245.700 la media de falsos autónomos trabajando en empresas españolas a lo largo de 2022
Ese estudio cifra en 245.700 la media de falsos autónomos que estuvo trabajando en empresas españolas a lo largo de 2022: 131.000 como trabajadores de base, 82.100 como encargados y 32.600 en puestos de mandos intermedios, en una cifra, esta última, que apenas fluctúa, lo que apunta a la ocupación de puestos estructurales en la cadena de mando.
Se trata de la segunda cifra más reducida de la serie que arranca en 2012, cuyo máximo se encuentra en los 361.400 de 2016, aunque ahora con un repunte de algo más de 30.000 con respecto al ejercicio anterior que apunta a la cronificación de ese fenómeno fraudulento.
"Los primeros falsos autónomos no son los 'rider'"
¿En qué sectores operan esos falsos autónomos? En la práctica totalidad de ellos, y con bolsas importantes en industrias como la cárnica y en las plataformas digitales de servicios que, sin embargo, no son los únicos focos de este tipo de precariedad.
"Los primeros falsos autónomos no son los rider, sino los médicos, arquitectos, abogados e ingenieros a los que clínicas y despachos facilitan los medios de trabajo y los clientes a cambio de un sueldo aunque formalmente figuran como trabajadores por cuenta propia", explica Abad, que ironiza con episodios como la vinculación mercantil entre CEOE y su presidente, Antonio Garamendi. "Ya dijo la ministra que era uno de los falsos autónomos que habían aflorado", anota.
"Tenemos a los autónomos que van en bicicleta y a los autónomos con cualificación, que son trabajadores precarios en condiciones no acordes con su cualificación y que en realidad deberían ser asalariados acogidos a las condiciones de su convenio", anota el presidente de UPTA, que denuncia la distorsión que esas fórmulas fraudulentas de empleo generan en el trabajo autónomo.
"Han aflorado 100.000, pero hay tres veces más, y hay que ir a buscarlos porque esas bolsas de falsos autónomos están alterando el mercado de trabajo", añade Abad, que señala como responsables a "los empresarios que imponen esas condiciones y no a los precarios que se ven obligados a aceptarlas" y propone fórmulas para detectarlos como cruzar los datos de empleo con los de facturación y alertar desde Hacienda a la Inspección cuando un autónomo tenga un único pagador.
"Somos los primeros interesados en echar a los falsos autónomos, porque restan capacidad de ayuda a quien realmente va a poner en marcha una actividad económica", concluye.
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