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Las grandes petroleras ofrecen dividendos récord para atraer a los inversores

BP, Chevron, Exxon Mobil, Shell y TotalEnergies han repartido entre sus accionistas 111.000 millones de dólares en 2023.

Bombas de extracción de petróleo en el campo Wilmington, cerca de Long Beach (California, EEUU). REUTERS/David McNew
Bombas de extracción de petróleo en el campo Wilmington, cerca de Long Beach (California, EEUU). David McNew / REUTERS

Las grandes petroleras están repartiendo entre sus accionistas más dinero que nunca y prometiendo una mayor remuneración en el futuro, en un intento de tranquilizar a los inversores sobre su disciplina y resistencia ante el incierto panorama de los combustibles fósiles.

Las cinco principales empresas occidentales de petróleo y gas (BP, Chevron, Exxon Mobil, Shell y TotalEnergies) devolvieron a los accionistas más de 111.000 millones de dólares en dividendos y recompra de acciones en 2023, según cálculos de Reuters.

Esa cifra fue ligeramente superior a los 110.000 millones de dólares que devolvieron en 2022, cuando los beneficios del grupo se dispararon hasta un récord de 196.000 millones de dólares después de que los precios de la energía se dispararan tras la invasión rusa de Ucrania. Los beneficios netos cayeron bruscamente en 2023 hasta los 123.000 millones de dólares. Las cinco empresas han presentado resultados durante la semana pasada.

"En un momento de agitación geopolítica e incertidumbre económica, nuestro objetivo se mantuvo sin cambios: ofrecer con seguridad mayores rendimientos y menos carbono", dijo el consejero delegado de Chevron, Mike Wirth, a los inversores el pasado viernes.

Los inversores, entre ellos los fondos de pensiones, se han aferrado tradicionalmente a las acciones de las grandes petroleras por sus dividendos constantes y a largo plazo.

Pero el auge del sector tecnológico, la fuerte caída de los resultados de las grandes petroleras en la última década debido a un gasto excesivo y a la volatilidad de los precios del petróleo, así como la creciente preocupación por el medio ambiente, han provocado un descenso del interés por el sector.

A finales de enero, el sector energético representaba el 4,4% de la ponderación global del índice S&P 500, frente al 14% de la década pasada, según datos de S&P.

Previsibilidad total

En los últimos años, el sector ha puesto de manifiesto una clara división transatlántica en las estrategias: Chevron y Exxon se centran en aumentar la producción de petróleo, mientras que BP, TotalEnergies y Shell invierten una mayor proporción de capital en energías renovables y con bajas emisiones de carbono.

Pero el mensaje a los inversores sobre la rentabilidad ha sido prácticamente idéntico en los últimos días: quédese con nosotros y le pagaremos.

"Estamos muy centrados en garantizar una distribución atractiva para nuestros accionistas", dijo la semana pasada la directora financiera de Shell, Sinead Gorman, a los inversores, prometiendo una "total previsibilidad" de los beneficios.

Logos de las cincos mayores petroleras occidentales: ExxonMobil, Shell, TotalEnergies, BP y Chevron.
Logos de las cincos mayores petroleras occidentales: ExxonMobil, Shell, TotalEnergies, BP y Chevron. REUTERS

Shell, Chevron y TotalEnergies aumentaron sus dividendos en los resultados del cuarto trimestre, mientras que BP incrementó el ritmo de sus recompras. Exxon devolvió 32.000 millones de dólares a sus accionistas el año pasado, la cifra más alta del sector.

"El del petróleo y el gas es el sector menos favorito de los inversores, por lo que gastar miles de millones en grandes megaproyectos para obtener flujos de caja dentro de 5 años, con unas tendencias de demanda inciertas, es muy difícil de digerir para muchos inversores", afirmó Oswald Clint, analista de Berstein. "Dentro de las empresas, son muy conscientes de los pecados de los ciclos de inversión pasados y están bastante decididos a no repetirlos", añadió.

Según Tobias Wagner, vicepresidente del departamento crédito de Moody's Investors Service, se espera que el sector realice mínimos aumentos de gasto en 2024.

La mayor disciplina es el resultado de varios factores, entre ellos la exigencia de rentabilidad por parte de los inversores, así como las inciertas perspectivas de la demanda energética, señaló. "Las empresas están siendo más selectivas y las inversiones se enfrentan a mayores obstáculos en términos de rentabilidad, emisiones y normativa".

"La calidad crediticia del sector ha mejorado, con más subidas que bajadas en los últimos años, lo que también refleja la disciplina a la hora de mantener la solidez y flexibilidad de los balances", afirmó Wagner.

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