Menos de un tercio de los miembros de los consejos de administración de las empresas cotizadas (31,9%) son mujeres, cuya presencia se reduce al 21,73%, apenas una de cada cinco, entre los integrantes de los equipos de alta dirección de esas compañías, dos registros que se sitúan lejos del peso femenino tanto entre la población (51%) como en el mercado laboral (47%) de los activos, (46,5% de los ocupados).

Esos datos, que el Ibex35 mejora solo ligeramente con un 37,6% de consejeras y un 23,17% de altas directivas, revelan la brecha de desigualdad que se da en las cúpulas de las grandes compañías, de entre casi quince hasta cerca de treinta puntos, o de entre la mitad y el doble, en función del indicador que se tome como referencia y de que la medida sea lineal o proporcional.

Sin embargo, la brecha es mucho mayor si se atiende al poder real de esas mujeres, ya que la tasa de presencia femenina se queda en el 6,7% entre los consejeros ejecutivos, lo que indica que solo uno de cada quince de los que realmente 'cortan bacalao' es una mujer.

Entre los consejeros dominicales, los que representan a accionistas "potentes", se quedaba en el 18,1%, lo que supone que apenas una de cada seis se sienta en esas mesas como representante de los inversores cualificados.

Los datos proceden del reciente informe de la CNMV sobre el Gobierno Corporativo de las empresas cotizadas en 2022, los cuales ofrecen una situación paradójica; aunque quizá no lo resulte tanto si se tiene en cuenta que un 5% de sus consejos seguía careciendo de esa presencia femenina.

Por una parte, reseña, "la presencia femenina en los consejos siguió aumentando, situándose en el 31,9% (29,3% en 2021)" tras superar por vez primera el 30%. Pero, por otra, de todo el paquete de recomendaciones del Código de Buenas Prácticas del regulador "la que registró un mayor descenso" fue la referente a "la composición del consejo de administración" en materia de género.

Esa caída se debe, en parte, a que esa recomendación fue modificada hace unos meses "reforzando las prácticas sobre diversidad de género para fomentar la presencia de mujeres en los consejos de administración". También a que las grandes compañías no alcanzaron en su conjunto hasta el año pasado, sin que a partir de entonces pudiera ser inferior a ese nivel.

Esos siete años de retraso indican, en realidad, que las empresas cotizadas, ni en general ni el selecto grupo del Ibex35 nunca han acabado de cumplir las recomendaciones de la CNMV en materia de igualdad ni tampoco las de la Directiva de Igualdad de Oportunidades de la UE, que en noviembre del año pasado situó ese requisito en el 33%.

Los registros suponen un claro avance frente al 5,9% de 2004, especialmente en las 35 empresas del selectivo, que partían de un 3,4%, pero siguen lejos tanto de equipararse con el peso social de la mujer como de alcanzar los objetivos, menos ambiciosos, que marca el regulador.

Eso, en el plano cuantitativo, porque en el cualitativo la brecha es descomunal por mucho que Ana Patricia Botín y Marta Ortega ocupen la presidencia ejecutiva de dos de las principales empresas del país, Santander e Inditex, que Beatriz Corredor presida sin carácter ejecutivo la semipública Redeia o que María Dolores Dancausa sea la consejera delegada de Bankínter.

La quinta alta ejecutiva española, Cristina Ruiz, fichó como responsable de transformación digital del banco cántabro tras su cese como consejera delegada de la tecnológica semipública Indra.

La CNMV califica de "escasas o generales" las "explicaciones que se facilitan cuando el número de mujeres en el consejo es escaso", una información que "resulta ser de escasa utilidad para los inversores" que puedan tener en cuenta los ejes de igualdad a la hora de operar en los mercados.

El grado de seguimiento de esa recomendación "es bajo, 31 puntos porcentuales menos que la media del Código", indica el informe, que anota cómo "muchas de las sociedades que no siguen esta recomendación, sobre todo las de elevada capitalización, explican que están trabajando para poder contar con, al menos, un 40% de mujeres en sus consejos de administración".

“Nos va a costar ochenta o cien años alcanzar la igualdad”

"Llevamos muchos años con esta cuestión, pero, evidentemente, esa representación está lejos del 50% que representa la mujer en la sociedad española", señala Pilar Arranz, exdirectora del Observatorio de Igualdad de la Universidad de Zaragoza y autora de varias investigaciones sobre género y sobre inclusión.

En este tipo de procesos, anota, "influyen muchos factores, no solo uno, como se está viendo estos días en el asunto de la selección femenina de fútbol: hay endogamia en los equipos directivos, que se resisten a que lleguen mujeres a determinados puestos. A este paso nos va a costar ochenta o cien años alcanzar la igualdad".

No obstante, Arranz reclama respeto para quien, al mismo tiempo, pueda rechazar el acceso a determinados puestos: "en ocasiones las mujeres tampoco estamos dispuestas a realizar determinados sacrificios por nuestra profesión y valoramos más otros aspectos de la vida. Descubres que conforme pasan los años van creciendo otros intereses".

"Se trata de decisiones individuales, y tampoco pueden obligarnos a llevar determinados ritmos. Lo que vemos es que las mujeres que están en puestos altos lo hacen muy bien, pero no nos pueden obligar a todas a estar ahí", apunta.

Mientras, plantea que "si ellos también van a empezar a renunciar" a sus carreras tras los avances en conciliación y en el reparto de tareas y cuidados y en sintonía con tendencias postpandémicas como 'la gran dimisión'.

"A veces se plantea como una cuestión social cuando se trata de decisiones personales", añade, al dar por superado el sistema de cuotas: "fue muy interesante en un primer momento, pero ahora todos hemos de demostrar nuestra valía".

Más mujeres, pero menos conforme aumenta el poder

Esa reducida presencia de la mujer entre las directivas con carácter ejecutivo de las grandes empresas contrasta con su peso en el conjunto del tejido productivo y comercial, en el que según los datos del Ministerio de Trabajo la pyme acapara, pese a su declive desde la pandemia, el 99% de las unidades (1,31 millones) y el 59% del empleo asalariado (8,93).

En el conjunto del país, según los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) y al mismo tiempo que sufren otras brechas laborales, las mujeres ocupan el 35,2% de los puestos de director y gerente, a los que se suma una presencia del 57,7% entre los técnicos y profesionales científicos e intelectuales y otra del 67,4% entre el personal de contabilidad y de oficina.

Esas tasas, no obstante, se dan de manera simultánea con otras elevadas en sectores precarizados como el 60,4% de las ocupaciones en la hostelería y el comercio y en 58,4% de las elementales.

"El 52,8% de las mujeres se concentran en tan solo diez ocupaciones de las casi 70 que recoge la Encuesta de Población Activa. Unas ocupaciones que se caracterizan, en general, por ser puestos que requieren bajo nivel de cualificación y que suelen estar peor remuneradas, por la peor valoración social y, en consecuencia, económica de los trabajos tradicionalmente feminizados", señala Francisco Trujillo, profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universitat Jaume I.

Esas tendencias conviven con otras de resistencia en las altas esferas, donde los registros de presencia femenina más cercanos a su peso social o laboral se dan entre los consejeros independientes.

Es decir, los fichados por decisión de la propiedad pero que normalmente tienen un poder de decisión entre escaso e inexistente más allá de su capacidad de proponer líneas de negocio, que alcanzó el 47,6% en las empresas cotizadas y el 53,5% en las del Ibex35.