Una de las pocas derivadas positivas del incremento de la inflación es, junto con el crecimiento de los beneficios empresariales por la reactivación económica posterior a la pandemia, la mayor recaudación de impuestos por parte de las administraciones. En el caso de Catalunya, entre enero y noviembre de este año, ésta ha subido un 13%, según los datos difundidos por el Ministerio de Hacienda. IRPF, Sociedades e IVA son los tributos en los que más ha aumentado la recaudación.

Este dato, aparentemente positivo para las arcas de la Generalitat, se encuentra limitado por el actual sistema de financiación, que beneficia al organismo recaudador, el Gobierno central, perjudicando al Ejecutivo catalán, a pesar de tener la transferencia parcial de la misma gestión de algunos tributos, como el IVA y el IRPF.

Las estadísticas de Hacienda muestran que hasta noviembre de 2022, la recaudación del IRPF en Catalunya ha crecido un 15%, el de Sociedades un 12% y el IVA, un 8%. En total, se han recogido 46.892 millones de euros en impuestos, de los que casi la mitad (20.209 millones) los ha aportado el IRPF, 16.919 el del IVA y 5.773 el de Sociedades. Esta mayor disponibilidad de ingresos no se verá reflejada en los recursos disponibles de la Generalitat. Generalmente, el Gobierno central ofrece una serie de anticipos a Catalunya y el resto de comunidades autónomas, posponiendo la liquidación de estos impuestos a un plazo medio de dos años.

Los datos del Govern también muestran una tendencia similar. La recaudación fiscal de la Generalitat de Catalunya a través de los impuestos propios y cedidos hasta octubre ha sido un 11,9% superior a la de hace un año, lo que se traduce en un incremento de ingresos de 477,6 millones de respecto al mismo período de 2021.

Expectativas de ingresos superadas

De estas cifras, se extrae que existen ocho impuestos que en octubre ya superaban las expectativas de ingresos presupuestadas para el conjunto del año, según el último informe mensual de ejecución presupuestaria de la Generalitat. Entre enero y octubre, la Agència Tributària de Catalunya (ATC) ha ingresado 4.503,4 millones de euros, frente a un presupuesto para el año 2022 completo de 4.684,5 millones.

En su último informe mensual de recaudación tributaria, publicado en noviembre, Hacienda atribuye a cuatro causas el crecimiento de la recaudación a nivel estatal. El aumento de los ingresos derivados del IVA, aunque menor que en octubre, es la primera razón. En segundo término, que haya más empleo y las subidas de salarios y de las pensiones medias hacen crecer las retenciones del trabajo.

Paralelamente, los buenos resultados registrados en las declaraciones anuales del IRPF y el Impuesto de Sociedades, correspondientes al ejercicio 2021, tienen como consecuencia inmediata una mayor disponibilidad de ingresos brutos. La cuarta razón es la favorable evolución de los beneficios empresariales que se concretan en el incremento de los pagos a cuenta tanto en el IRPF (empresas personales) como en el Impuesto sobre Sociedades.

De rebote, la escalada inflacionista ha beneficiado al Gobierno del Estado, permitiéndole obtener más ingresos y planificar más gasto. Este escenario resulta muy favorable a las puertas de un año electoral, puesto que garantiza el reparto de subvenciones y rebajas en sectores económicos estratégicos, como la electricidad, el gas, la gasolina o recientemente la cesta de la compra.

El triunfo de la tributación indirecta

"Con el sistema actual, las comunidades autónomas están financiando gratis al Gobierno central, ya que en momentos de recaudación expansiva, como los de ahora, es quien más sale favorecido". Es la afirmación que hace el economista, doctor en Derecho Tributario y miembro de la Plataforma per una Fiscalitat Justa Xavier Martínez Gil. De hecho, el experto recuerda que en impuestos como el IRPF o el IVA, con mayor capacidad de recaudación, el método de los anticipos deriva en que las liquidaciones totales no se den hasta dentro de dos años.

Analizando la evolución de los últimos años, Martínez Gil alerta del descenso del peso de las aportaciones del Impuesto de Sociedades, caracterizado por una tributación directa, es decir, la aportación se realiza de forma proporcional a los beneficios empresariales. En cambio, el peso del IVA, un impuesto indirecto, que todo el mundo abona independientemente de la renta, se está incrementando. Este ejemplo hace que el especialista hable "de un sistema tributario asimétrico y más regresivo, en el que triunfa la imposición indirecta sobre la directa y se ven impulsadas las rentas del capital hacia las del trabajo".

Martínez Gil cree que el actual sistema de financiación autonómica ha quedado caducado, puesto que se basa en cálculos de necesidades demográficas y económicas de hace una década. Por eso, plantea la necesidad de revisarlo para ajustarlo a la realidad. Como propuesta para resolver esta disfunción que dilata la disponibilidad de recursos por parte de la Generalitat, el miembro de la Plataforma per una Fiscalitat Justa propone que "el Govern pudiera recaudar y gestionar íntegramente el impuesto del IRPF, un tributo que lo pagan las personas".

La autonomía financiera, en duda

Fruto de esta situación, Martínez Gil advierte que el sistema de financiación pone en peligro la autonomía financiera de las comunidades autónomas, un principio recogido en el artículo 156 de la Constitución. En éste, se señala que "la autonomía financiera supone, en palabras del Tribunal Constitucional, la misma determinación y ordenación de los ingresos y gastos necesarios para el ejercicio de sus funciones, es decir, la capacidad de orientar los gastos propios de la comunidad autónoma y definir los ingresos necesarios para ello".

Desde la Plataforma se incide en que en un período electoral como el que está a punto de llegar resulta goloso ofrecer cheques a colectivos como los pensionistas o personas vulnerables. Esta opción se logra con la recaudación total de determinados impuestos, dejando para una fase posterior el reparto de los recursos en las comunidades autónomas.

A pesar de este panorama, la propia entidad y otros expertos vaticinan un período de nubes de tormenta, basándose en la amenaza del déficit público y la subida de los tipos de interés. Por este motivo, consideran más necesarias que nunca las políticas de distribución de la renta, de forma que se reparta la carga fiscal. Es decir, quien tiene más, acaba pagando más y quien tiene menos, pueda recibir más ayudas, vinculadas a iniciativas como la Renta Mínima.