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Bruselas acata las tesis alemanas frente a las españolas y elude poner límite al precio del gas

La Comisión Europea presenta su esperado paquete energético, con el epicentro en crear un índice alternativo al TTP del mercado de futuros del gas holandés. Se abre así la batalla entre los Veintisiete durante la cumbre de esta semana.

Vista del edificio Berlaymont, la sede de la Comisión Europea en Bruselas. REUTERS/Yves Herman
Vista del edificio Berlaymont, la sede de la Comisión Europea en Bruselas. Yves Herman / REUTERS

La Comisión Europea revela la esperada batería de medidas energéticas para contener la volatilidad de los mercados y las consecuentes facturas desorbitadas en los precios de la luz. Pero es una artillería a medio gas. Equilibrada y pensada para que los 27 Estados miembros puedan dar su visto bueno, a nivel político, en la caliente cumbre de los líderes europeos de finales de esta semana que tiene como principal objetivo sentar la hoja de ruta ante un invierno frío.

Bruselas aparca, de momento, las peticiones que España hace junto a otros 14 países para imponer un precio inmediato a todo el gas importado. Los expertos del Berlaymont, la sede del Ejecutivo comunitario, abrazan las advertencias proclamadas más fervientemente por Alemania en torno a que tal medida podría poner en riesgo el suministro. También Austria, que continúa siendo muy dependiente del gas ruso, se impone a establecer un precio máximo al gas comprado al Kremlin por miedo a represalias. Y Hungría, que lleva semanas abogando por retirar las sanciones europeas, deja claro que tampoco lo apoyará.

El marco por el que se decanta Bruselas lo resumen así fuentes comunitarias: "Hay que hacer algo importante sin hacer algo que dañe el sector financiero". La prioridad de la Comisión es que estas iniciativas no pongan el riesgo el suministro de gas, no aumenten su consumo o no distorsionen el mercado. Es decir, el eco de los vientos que soplan desde Berlín.

Las propuestas de la Comisión tampoco recogen la extensión de la excepción ibérica

La propuesta tampoco recoge la extensión de la excepción ibérica al grueso del club comunitario. Esta medida también contaba con la oposición férrea de Berlín, que teme que el desacople del precio del gas al coste de la electricidad acabe provocando un aumento del consumo en momentos de riesgo de escasez. La prioridad en el motor germano, el país más dependiente del gas y más expuesto en esta crisis energética, es proteger el abastecimiento energético. La de otros como España, mucho menos sometidos a los vaivenes del yugo ruso, es contener la escalada de los precios del gas.

En este equilibrio para englobar los anhelos de 27 países con mix y situaciones energéticas muy dispares, la medida más revolucionaria que desvela este martes el Ejecutivo comunitario es la intervención del Title Transfer Facility (TTF) del mercado de futuros holandés, así como al resto de índices que marcan el precio del gas. La idea es establecer un máximo diario, dinámico y temporal para el GNL que ya esté en marcha para marzo del próximo año. "Esto ayudará a prevenir la extrema volatilidad y los precios excesivos", asegura la comunicación de Bruselas. La propuesta carece, sin embargo, de todos los detalles, que serán tratados en el Consejo de Energía de la próxima semana..

La idea es establecer un máximo diario, dinámico y temporal para el GNL que esté en marcha en marzo

Fuentes comunitarias explican que el TTF vinculado y condicionado por los altos precios del gas procedente de los gasoductos no hace justicia al coste por el que se adquiere el gas natural licuado (GNL), del que la UE es más y más dependiente tras la guerra. Por ello insisten en que incorporar un índice complementario al actual se ajustará más a la situación actual. Pero la medida puede quedar descafeinada para la mitad de países del bloque que piden más valentía.

Los otros dos pilares de la propuesta legislativa que ve este martes la luz son dibujar y establecer una compra conjunta del 15% de gas que que esté operativa para el invierno 2023-2024. Y, por último, crear mecanismos de solidaridad entre Estados miembros. Si dos países activan este mecanismo en situación de escasez o de cierre de gas completo por Rusia, el resto debe acudir en su ayuda. "Ningún hogar europeo debe y puede quedarse congelado", arguyen en Bruselas. En el momento hay en vigor seis acuerdos bilaterales de solidaridad, pero esta herramienta funcionará al margen de ellos.

Por último, pone sobre la mesa una mayor flexibilidad para que los países miembro puedan utilizar un máximo de 40.000 millones de euros de los Fondos de Cohesión restantes del anterior presupuesto para paliar la crisis energética.

Cumbre caliente

La gran incógnita es ya si estas medidas serán suficientes para países como España e Italia que piden desde hace semanas a Bruselas ambición y determinación. De hecho, Teresa Ribera, vicepresidenta a cargo de Transición Ecológica, ya ha manifestado que las propuestas están "muy por debajo de las expectativas esperadas", en declaraciones que recoge la agencia Servimedia.

Bruselas no esconde que este invierno será duro. Pero el próximo lo será más

La gran batalla llegará el jueves y viernes de la mano de la cumbre europea de octubre. La cita es vista en los pasillos de la capital comunitaria como una de las más importantes de los últimos meses. "Tengo confianza en que haya consenso porque hemos estado trabajando con los Estados miembros durante muchas semanas. Veo mucha convergencia y gran apoyo en torno a las compras conjuntas, para el ahorro energético, para nuevas reglas en crisis de emergencia extrema", ha asegurado Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en rueda de prensa. La jefa del Ejecutivo comunitario ha reconocido que el tope al gas ha sido siempre un tema espinoso y que la prioridad en estos momentos era y es estabilizar los mercados.

La mayor presión es el tiempo. La temporada de frío se acerca y las fugas en los gasoductos del Nord Stream junto a la creciente escalada retórica con Rusia no asientan las mejores condiciones para la tranquilidad. Bruselas no esconde que este invierno será duro. Pero el próximo lo será más. 

Las reservas de gas se encuentran en estos momentos al 92%, pero llenarlas para la próxima temporada no será tarea fácil. Y será mucho más caro. "Los próximos inviernos serán duros (…) Los combustibles fósiles baratos no volverán y necesitamos acelerar la transición de las renovables", advierte Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea a cargo de Pacto Verde.

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