A falta de apenas una semana de Juegos, China, con una afición volcada y una atmósfera de triunfalismo con toques nacionalistas, ya tiene al alcance de la mano su sueño de ser por primera vez en la historia la mejor en el medallero, por encima de potencias tradicionales como EEUU o Rusia.
Con 39 medallas de oro en el cómputo general, y pese a disgustos como la retirada de la competición del atleta Liu Xiang, su mayor estrella, China ya ha cumplimentado, a falta de los días más decisivos de los Juegos, su mejor participación histórica, superando la de Atenas 2004 (32 oros).
Su gran rival, Estados Unidos, queda lejos, con 23 oros, pese a los ocho del nadador Michael Phelps, y aunque el mundo del deporte está lleno de remontadas, a día de hoy se antoja difícil que pueda alcanzar a China, que todavía tiene posibilidades de lograr mucho oro en deportes como el tenis de mesa, el boxeo o el taekwondo.
El triunfalismo está en el aire, y ahora la batalla está más bien en saber si China superará o no a Estados Unidos en el cómputo total de medallas, ya que los norteamericanos, con una gran cosecha de bronces, están provisionalmente por delante en este aspecto.
La primera posición de China en el medallero se traduce en un clima de euforia entre los chinos: la afición local truena en los estadios cada vez que uno de sus atletas compite, las banderas nacionales chinas se venden como churros en las proximidades de las instalaciones deportivas y los locales ya se consideran la mejor nación del planeta deportivamente hablando.
Para acompañar esta euforia, los medios de comunicación aportan una buena ración de propaganda: las medallas en halterofilia, judo o gimnasia se repiten una y otra vez en los canales de la televisión nacional, con un fondo de música triunfal, y los campeones son entrevistados o recibidos con honores en actos publicitarios.
Cada campeón olímpico chino, además, aparece apenas 24 horas después de su triunfo en los sellos de correos chinos, que ya prometieron, antes del inicio de la cita deportiva, inmortalizar a través de la filatelia a todos los oros chinos.
La posibilidad de que China encabezara el medallero era abrazada por los aficionados, aunque las autoridades deportivas chinas una y otra vez la minimizaban, asegurando que era muy complicado lograrlo debido al aparente dominio de Estados Unidos en el panorama deportivo mundial.
'China nunca se ha planteado el objetivo de acabar primera en el medallero. Todavía existen diferencias en muchas disciplinas deportivas entre China y el máximo nivel mundial', aseguraron fuentes del Comité Olímpico Chino (COC) en la semana anterior al inicio de los Juegos.
La gran espina de este triunfo podría ser el hecho de que entre la gran cosecha de oros no haya ninguno en atletismo, uno de los deportes estrella en los Juegos Olímpicos: a falta de Liu Xiang, y después de que la maratoniana Zhou Chunxiu se tuviera que conformar con un bronce, sólo una sorpresa podría llevar a algún 'héroe local' a lo más alto del podio en el Estadio del Nido de Pájaro.
En cualquier caso, la progresión del deporte chino es fulgurante y aritmética: cuarto puesto en el medallero de Atlanta 1996 (16 oros), tercero en Sydney 2000 con 28, y segundo en Atenas con los 32 mencionados, a falta de confirmarse si llegará finalmente al número uno en Pekín.
Los únicos Juegos Olímpicos en los que China no se llevó ninguna medalla fueron los de Londres 1948, primeros en los que participó con una modesta delegación de 26 atletas, mientras el país vivía una guerra civil entre comunistas y nacionalistas.
Tras décadas de aislamiento, China regresó a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, con un fulgurante retorno (cuarta en el medallero con 15 oros), y tras la bajada de calidad en Seúl 88 (undécima, con sólo cinco primeros puestos), regresó a la elite en Barcelona 92, llevándose 16 preseas doradas y ocupando otra vez el cuarto lugar.
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