madrid
Actualizado:Escandar Algeet creció queriendo ser director de cine, pero del sueño sólo le quedó abrir la veda a la expresión artística y pasar al mundo de la lírica. Dice que la escritura es lo más cercano que tenemos y que sólo hemos de saber hablar para crearla, "es un juego de niños y de niñas, lo más básico que tiene el ser humano, y para mí se ha convertido en el sitio donde con más libertad puedo ejercer".
Forma parte de una horda de poetas que ha democratizado la poesía y la ha llevado a pie de calle. Carlos Salem, Irene X, Elvira Sastre, Diego Ojeda, Marwan, Escandar... son algunos de los escritores que salieron en medio de la nada a darle un nuevo sentido a la poesía. Para bien o para mal, dieron sencillez y comenzaron a llegar a un público juvenil a través de nuevas formas y estilos.
Escandar llegó a Madrid buscando espacios donde dar a conocer su poesía, por las noches en el ya cerrado Bukowski Club, por los días en el Retiro. La lírica comenzó a tomar su mundo y empezó a editar él mismo la revista Pro-vocación. A finales del 2008 conoció a Marcus Versus, que comenzaba hacerse un hueco en el mundo de las editoriales con Ya lo dijo Casimiro Parker. Con él publicó en diciembre de 2009 Alas de mar y prosa, que va ya por su octava edición.
Ahora pasa su tiempo entre la escritura y los recitales en el bar que comparte con otros escritores, Aleatorio, en pleno barrio de Malasaña. Para sorpresa de muchos, cada noche se llena de alegría y juventud, compartiendo versos y crítica social.
Se habla de una nueva generación de poetas contigo, con Carlos Salem, Irene X, Marwan... ¿Habéis creado un nuevo boom generacional de la poesía?
Creo que no soy yo la persona que deba confirmarlo o desmentirlo. Es verdad que puede haber una unión generacional, por convivencia quizás, hablamos de lo mismo en la misma época. Es muy lógico que nos incluyan en el mismo grupo. Todos los que has nombrado tenemos una individualidad muy potente y hemos aprendido a abrazar la diferencia en muchos aspectos sin dejar de crear una comunicación que fluya entre nosotros.
¿Y cómo has vivido la evolución de la poesía en esta generación?
Lo he vivido como una juerga. Todo esto ha sido una fiesta, he convertido mi vida en una fiesta. He llegado a más gente de la que jamás pensé que podía llegar.
Lo más importante de lo que transmitimos es contagiar esto que sentimos y hacemos de juntar letras. Contagiar a la mayor gente que podamos. Cuando empecé a escribir que iba al Bukowski, al Retiro, con mi revista de publicación… yo era el raro. Espacio donde iba, espacio en el que tenias que enfrentarte a opiniones muy criticas y a caras de sorpresa. Ibas a un sitio y decías quiero hacer un recital de poesía, y te miraban como un bicho raro. Haberlo conseguido para mí es increíble, era mi guerra.
Me he criado en una sociedad en la que parecía que la poesía estaba en un altar olvidado, cogiendo polvo, un elitismo muy lejos del pueblo y yo creo que la poesía debe estar a pie de calle. Tiene que ser la pista de baile donde todos salgan a disfrutar.
Y las críticas, ¿cómo las has enfrentado?
De momento, con un abrazo. Con un abrazo se suelen solucionar muchas cosas. Y si no, con unas cervezas, que se suelen solucionar muchas más. Yo no puedo pensar por los demás, cada uno tiene su propio punto de vista. Yo no me voy a meter en ese enredo, sí voy a apuntillar que nadie tiene la homologación de repartidor de carnets de poetas.
Hay mucha gente que dirá que yo no escribo poesía. Yo digo mucho que llamaré poesía a lo que quiera y como quiera, mientras quiera. Si alguien no lo piensa, pues vale. Yo llamaré poesía a lo que me dé la gana, o las ganas mejor. A partir de ahí, vive y sé feliz. No voy a entrar en un debate. Ahora bien, si alguien me dice que Irene X no es poeta pues sí le diré que si quiere un abrazo, y que él se lo pierde.
¿Pensabas que podías llegar hasta donde estas ahora?
He llegado sin pensarlo. Cuando era adolescente pensé que iba a ser director de cine. La vida me ha ido dando curas de humildad. A partir de ahí he ido bailando con la vida. Ahora tengo la suerte de disfrutar de un bar lleno de vida y con mucha gente que quiere hacer poesía. Acabo de sacar otro libro. Soy un privilegiado y trato de hacerlo como se merece, sería un insulto no hacerlo.
Se inspira en la vida, "la vida manda", y todo lo que ve, lee y vive va formando su poso (y pozo) donde beber y, posteriormente, escribir. Sus libros cuentan etapas de su vida y entremezclan vida y reivindicación, "a través del amor, que siempre es revolucionario" junta las etapas de su vida y la poesía romántica y social. Afirma que en la poesía social es donde más vivep se siente, "en las reflexiones en el mundo en el que habito, donde me puedo abrir a la sociedad, a un nosotros".
Este jueves presenta su quinto libro, La risa fértil, en su propio bar. Una noche más de recitales que se entremezclarán con cervezas, abrazos y alegría.
¿Qué tiene de nuevo 'La risa fértil'?
Creo que junto lo personal y lo social. La rabia o la tristeza se convierte en una parte del libro, una tristeza de importancia de un mundo que es más grande que tú y que sólo puedes cambiar espacios y formas muy reducidas. Aunque siempre desde la premisa de que el mundo se puede cambiar amando.
Los libros son etapas de mi vida, y esta es una nueva etapa desde que abro el bar, Aleatorio. El libro se conforma de cinco partes. La primera es una poesía muy larga que es un credo sobre mi visión del mundo (Creo en el amor como única opción de ataque / en el odio como primer atisbo de derrota / en la bondad como único medidor humano).
Las otras cuatro partes: una primera que es una presentación de la persona que soy o que estoy siendo. Otra que muestra la tristeza y frustración respecto a un mundo que permite las injusticias, e incluso las aplaude muchas veces. La tercera la dedico al amor, un amor que no esté tan condicionado por una idea heredada de lo que es amar, un romanticismo del que he querido desprenderme, de cero posesión. Y una última que, sobre todo, habla del paso del tiempo.
¿Qué injusticias hay en el mundo?
El mundo está basado en la desigualdad. El mundo entero, el capitalismo que tenemos metido en todas las cosas diarias que vivimos, se basa en la competitividad. Se basa en el concepto de supervivencia que estableció Darwin cuando quiso explicar la evolución natural. Me parece un error esta desigualdad, como que la gente diga que no existen los derechos animales. Es un error que la gente no entienda que el crecimiento, la inteligencia o todo lo que sea ser superior implica bondad. Ser superiores debe conllevar la protección y el cuidado. No entender esto lleva a aprovecharse del más débil, a vitorear que eso ocurra. Al odio.
"La poesía es política, y es mi forma de evitar llegar a ser la persona que no quiero ser"
El problema es que está equivocada la propia gente que lo padece. Ayer leía un tuit que decía: "dale un pez a un pescador y comerá un día, dale una bandera y se olvidará de que tiene hambre". Como dice Antonio Orihuela "nos han puesto vendas en los ojos y la gente no quiere quitárselas". He visto incluso a gente que se le había descolocado un poco la venda y que se la ha vuelto a colocar. De ahí la frustración, la impotencia… Al final creo que las cosas son muy simples, pero parece que creemos que ser complejos es lo bueno. Trato de reflexionar sobre todas estas ideas en el libro.
Un ejemplo es lo que ocurre en Catalunya con toda la gente que está disfrutando con lo que está pasando por la humillación que puede conllevar a los catalanes y por la demostración de poder, como si el poder fuese una capacidad destructiva.
¿Mueve el odio la situación de Catalunya?
Claro que sí. A mi me da igual, si se quieren independizar, lo que me enfada es cómo todo el mundo está cayendo en el discurso del odio y cómo están usando las banderas para separarnos.
Sin duda están generando odio. Lo están haciendo para dividir al pueblo. Yo cuando estoy con gente de Catalunya no me he sentido extranjero de ningún lado. Es más, creo que si se independizaran tampoco me sentiría extranjero de ningún lado. El problema es que aquí están creando muros todos.
Y ante la injusticia, ¿qué podemos hacer?
Transformar tus espacios. Yo habito entre mi casa y el bar unas veinte horas diarias, o más incluso. Los hábitos en los que desarrollamos nuestra vida son los espacios que podemos transformar. Mi casa es mi trinchera. Esto es lo que puedo cambiar, mis pequeños rincones. Siempre tienes un aquí y un ahora en el que tienes que ser tú. Mantener una coherencia que puede traer pequeñas y grandes consecuencias para el mundo que habitas.
La nueva forma de amor de la que hablas en tu poesía, ¿cómo es?
Estoy en proceso de búsqueda con más dudas que certezas. Yo me he visto en callejones sin salida con personas maravillosas en los que nos veíamos los dos encarcelados creyendo que queríamos cosas que realmente no queríamos querer. Cuando te das cuenta de eso, y te quitas una capa comienzas a quitarte todas las demás. Pasa como con el feminismo, que cuando te pones las gafas moradas de repente te das cuenta de todo, y te dicen "es que si ves machismo en eso, ves machismo en todas partes". Me acuerdo que una vez leí que alguien contestó "es que si ves machismo en todas partes es que estás abriendo los ojos y es verdad".
A mí con el amor me está pasando algo parecido. Me di cuenta de que mi manera de amar traía muchos defectos de fábrica. Así voy haciendo mi propio camino, intentando crear un amor real que intento transmitir con los poemas del libros, un amor que fomente la libertad del otro, ayudar en lo que se pueda, y dar las gracias por cada momento. El amor tiene que ser dar las gracias.
¿Con qué te quedas de la escritura?
Con las personas. La publicación es un acto mágico. El hecho de que tú puedas sentir desde tu soledad algo, expresarlo y que llegue a otras personas y te comprendan, es mágico. Ese sentimiento de no soledad, no sentirme solo respecto a un mundo y a una existencia donde no tenemos ninguna seguridad, es como una cuerda que te sostiene en un precipicio existencial. Es un salvavidas.
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