Público
Público

Pedro Pastor: "No podemos creer que tenemos un Gobierno progresista si obvia la situación del Sáhara Occidental"

El cantautor Pedro Pastor.
El cantautor Pedro Pastor. María Martínez Collado

Pedro Pastor es un cantautor español, hijo de Luis Pastor y Lourdes Guerra, cuyas letras son conocidas por su carácter comprometido, social y crítico. Este año, junto a su banda, ha querido sumarse al festival de cine FiSáhara, que se celebra en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia) para mostrar su apoyo a la resistencia del Sáhara Occidental.

La región era una colonia española hasta 1978, cuando las fuerzas armadas se retiraron y Marruecos invadió el territorio. Desde entonces, buena parte de la población saharaui vive en el exilio, huyendo de la violencia y las torturas a las que son sometidos en la zona invadida. Pastor es uno de los artistas que han querido acompañar a la organización del festival a fin de visibilizar la causa. Al día siguiente de aterrizar en el país argelino, atiende a Público en el campamento Ausserd.

¿Es la primera vez que viene a los campamentos de refugiados saharauis?

Sí, es la primera vez. He venido porque siempre he estado comprometido con la causa saharaui, desde que tengo uso de razón. Mis padres son militantes y, además, militantes de la canción. Una de las causas por las que más conciertos benéficos hemos organizado es el Sáhara Occidental. Junto a Palestina, es la temática por la que más hemos cantado. Entonces, desde siempre he estado conectado y siempre he querido venir. Ahora me ha surgido la oportunidad y no lo he dudado.

¿Alguien de su familia había venido antes?

Sí, mi padre vino en el año 2003. El otro día, antes de venir hacia acá, lo comentábamos y me contó que le gustó mucho la experiencia. Supongo que, además, él viviría otro Sáhara. Hace 20 años, eran campamentos menos articulados. Aunque, para ellos, estos campamentos son un lugar de paso, también saben que es un lugar de paso que va para largo y cada vez lo han ido convirtiendo en un espacio más habitable.

¿Qué es lo que más le ha impactado al llegar?

Lo que más me ha impactado al llegar es el tema de los roles de las mujeres porque lo demás, de alguna manera, te lo imaginas. El desierto, las jaimas, la hostilidad del territorio... son cosas que te puedes imaginar. Al final, son kilómetros y kilómetros de tierra, hay muchos escombros, mucha basura, hace un calor insoportable (y estamos en mayo, no me quiero imaginar esto en agosto); pero cuando llegué me impactó mucho el hecho de aterrizar en la casa de la familia que nos ha acogido, intentar saludar a una de las mujeres y que me dijera que no. Ha sido una situación rara, violenta, al principio. Luego me lo han explicado.

Obviamente, lo entiendo porque es otra cultura. No puedes pretender ir a otros países y que se haga todo como a ti te gustaría o estás acostumbrado. Yo nunca había viajado a un país árabe, más allá de Marruecos, y me ha impresionado mucho ver cómo aquí todas van cubiertas, incluso con guantes. Me ha impactado y pienso que es una pena la doble represión que padecen: ya no solo eres saharaui y tienes que vivir en un campo de refugiados, eres desplazada, eres torturada, desaparecida o violada; sino que, encima, eres mujer y no puedes apenas enseñar el rostro. Imagino que hay quienes están de acuerdo y no lo enseñan por eso, pero habrá quienes no estén de acuerdo y no puedan hacerlo. A mí me ha impresionado que no se haya podido trascender esa realidad todavía.

Parece que cuando se piensa en el feminismo desde un movimiento emancipador, se suele hacer desde un plano secundario y no como vertebrador del mismo. Es algo que también hemos visto en España y otros países, como si el feminismo fuera un movimiento sectorial y no un motor de cambio...

Creo que cuando interviene la religión, como en este caso, todo adquiere un matiz más profundo, más arraigado. La religión es un poco la que ubica la posición que debe tener la mujer en la sociedad saharaui. Algo que es bastante contradictorio porque luego ves lo importantes que son para la organización social y resulta que son quienes manejan el asunto. Es una sociedad, en ese sentido, bastante feminista y es algo que a mí me ha chocado bastante. Ellas son las que tocan los tambores, son claves en la resistencia, poniendo el cuerpo; pero luego la religión parece que pesa más.

¿Qué le parece la posición del Gobierno de España sobre el Sáhara Occidental?

Es una vergüenza. La gente aquí en el Sáhara Occidental piensa que Pedro Sánchez es un traidor con la causa saharaui. Ya no es que yo lo crea, es que lo piensan ellas y ellos. No podemos creer que realmente tenemos un Gobierno progresista si su posición es obviar lo que ocurre en el Sáhara. Nos olvidamos y nos desentendemos de la responsabilidad que tiene España en la situación del pueblo saharaui. A mí eso es lo que más vergüenza me da como español. Nosotros no podemos mirar hacia otro lado.

¿Le ha decepcionado el Gobierno de coalición en ese aspecto?

Sí, por supuesto. Me ha decepcionado profundamente, a mí, y creo que a todos. Ahora que la figura de Sánchez está en boca de todo el mundo, con lo que está pasando del lawfare, obviamente quiero transmitir mi apoyo porque esto es algo inadmisible en una democracia, el sistema judicial no puede operar para intentar destruir un Gobierno; pero que no se nos olvide que realmente este Gobierno ha decidido posicionarse del lado de Marruecos.

¿En qué medida puede influir la música en que se produzca un cambio o una transformación social?

La música podría influir, pero la industria se encarga de que la música que llega a la gente no sea influyente. Si hoy en día los traperos hablaran de lo que sucede en Palestina o en el Sáhara con el mismo entusiasmo que hablan de cualquier otra banalidad, a la gente de 16 a 20 años les interesaría lo que sucede en esos lugares.

Los músicos son referentes y cada vez más. Hay artistas que si levantaran la voz por alguna de estas causas harían que la gente también apoyara esas causas. Lo que pasa es que, obviamente, la música cuando se limita al entretenimiento o la moda deja de tener capacidad de transformar nada.

La música, a mi juicio, es el arte más influyente, más poderoso, porque es el arte más trasversal. La música la usa y la necesita todo el mundo, da igual la clase o cualquier otra condición. La pena es que, muchas veces, quien escucha nuestra música es gente que ya piensa como nosotros. Se genera una especie de endogamia que no sé si es productiva, no sé si llegamos a cumplir con nuestro cometido.

No sé si sabe que la UE pidió a Taylor Swift que se posicionara en las elecciones europeas...

En EEUU, por ejemplo, está súper aceptado que haya artistas de talla mundial que se posicionen políticamente. Lo hemos visto también en Argentina con Lali Espósito, que ha sido muy crítica con Javier Milei. Eso en España apenas lo vemos y, cuando pasa, hay mucho agravio. Eso hace que haya mucha gente que no quiera exponerse a esas represalias. Al final, necesitas un público, necesitas que te vaya bien.

Usted, de hecho, ha vivido las represalias en forma de censura con su grupo...

Sí, a nosotros nos cancelaron un concierto en Aravaca, cuando entraron PP y Vox. Nos lo cancelaron después de que estuviera todo firmado. Decidieron pagarnos el caché, o sea, decidieron gastar dinero público a pagar algo que no se iba a dejar que se desarrollara. Con todo, pienso que la censura es un tiro en el pie del censor, quiero decir, jamás cumple con su función al 100%, a no ser que hablemos de cárcel, como le ocurrió con Pablo Hassel, o del exilio, como a Valtonyc. A no ser que se sobrepase esa línea, la censura lo que hace es mediatizar y dar altavoz a lo que quieres cancelar. Creo que eso es lo que viene pasando con todas las obras de teatro y funciones que los gobiernos de derechas están queriendo cancelar. Pienso que es una mala estrategia del poder.

Ahora está en mitad de una gira por su nuevo disco 'Escorpiano'... ¿Qué tal la lleva? ¿Con qué expectativas la está afrontando?

De hecho, esta es la única semana que tengo libre de la gira. Empezamos el 14 de abril en Rivas (Madrid), la semana siguiente hicimos tres conciertos (Cáceres, Badajoz y Granada) y la siguiente otros tres (Sevilla, Cádiz y Málaga). El domingo, regresé, y el lunes salimos hacia Tinduf. Me alegro, en todo caso, de que el viaje haya caído en el puente de mayo porque si no hubiera sido imposible venir.

El disco salió hace un mes y medio. Trabajamos mucho, por suerte, aunque también es una decisión. Yo vivo de los conciertos, además somos nuestra propia empresa. Hay un discurso que dice que los artistas de izquierdas estamos subvencionados, pero nos pasa todo lo contrario, no nos contrata prácticamente nadie en comparación con otros artistas que son claramente de derechas. Nosotros vivimos del público y ese es también nuestro privilegio.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?