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El ingeniero que esbozó el régimen del 78

Juan Fernández-Miranda, sobrino nieto de Torcuato Fernández-Miranda, publica 'El guionista de la Transición', un libro en el que analiza el papel clave que este catedrático asturiano jugó como preceptor del rey

Torcuato Fernández-Miranda, el guionista de la Transición.

Pocos autores pueden decir que su primer libro publicado se lo prologa el rey. Es el caso de Juan Fernández-Miranda, sobrino nieto del catedrático y político Torcuato Fernández-Miranda, cuya labor como mentor del entonces príncipe Juan Carlos, así como sus tejemanejes durante los estertores del franquismo, le han valido la etiqueta de El guionista de la Transición (Plaza Janés), epígrafe que acuñó en su día Rodolfo Martín Villa y que oportunamente Juan Fernández-Miranda ha rescatado para presentar esta biografía novelada.

Muñidor de la famosa maniobra que logró la terna de candidatos que llevó a Suárez a la presidencia del Gobierno, presidente en funciones durante los decisivos días que siguieron al asesinato de Carrero Blanco y autor en la sombra de la ley fundamental que acabó por desmantelar al Régimen franquista, la figura de Torcuato Fernández-Miranda resulta imprescindible para entender los entresijos de lo que se ha venido a llamar el régimen del 78.


¿Qué libro tenía en mente cuando se enfrentó a los archivos de Torcuato Fernández-Miranda?
Pretendía ofrecer una relectura de la Transición contada a través de los ojos de Torcuato. El libro es, en cierta forma, un repaso a muchos documentos que ya habían sido referidos, pero contados de un modo ameno. Mi objetivo era huir de planteamientos demasiado jurídicos y aderezar la narración con detalles y anécdotas desconocidas.

Tuvo que ser una personalidad compleja la de Torcuato, o al menos eso se induce del libro.
Sin duda, fue un hombre complejo, de una inteligencia privilegiada, muy preparado, no olvidemos que fue el catedrático más joven de la época. En el trato largo, entre aquellas personas que iban más allá de su familia más cercana era distante y frio. Esto tiene una explicación; él desde muy joven empezó a asumir responsabilidades dentro de la jerarquía franquista, un ámbito puramente gerontocrático donde no era muy bien visto por su juventud y erudición. Esto es algo que sin duda contribuyó a esa imagen fría y distante.

¿En qué corriente dentro del franquismo situaría a Fernández-Miranda?
No le podría encasillar en una corriente ideológica determinada, era un hombre con muchos matices… Digamos que era un catedrático amante de la universidad y un intelectual en el sentido amplio de la palabra. No quiere hacer política, mejor dicho, no tiene obsesión por ocupar un cargo, tiene unos principios y no los va a vulnerar por pasar un día más en un puesto. Por ejemplo, no duda en renunciar a su mayor ambición política, ser presidente del Gobierno, al considerar que serviría mejor a los planes del rey desde la presidencia de las Cortes. En ese sentido creo que fue un político de talla, que supo dar un paso atrás para que los planes reformadores del monarca se consolidaran, no es fácil encontrar a políticos así.

¿Cómo acaba de ministro del Movimiento alguien que ni siquiera pertenece a Falange?
Fue Carrero Blanco quien lo nombró e intuyo que lo haría porque necesitaba a alguien fiable y de confianza que controlara un determinado sector del franquismo. Carrero Blanco era otro personaje independiente dentro del ecosistema franquista. Ambos generaban pocas simpatías en la clase política de la época.

Narra en presente. ¿Por qué opta por este tiempo verbal? ¿Por qué considera que es la mejor formar de contar esta historia? Leída así, parece una biografía novelada.
El motivo por el que me lancé a escribirlo así es porque se trata de una figura poco conocida en España, pero que al mismo tiempo ha tenido una importancia primordial en la historia de nuestro país. Era necesario un relato muy periodístico y ameno, ya que aspiro a que cualquier lector disfrute revisitando la vida de Torcuato, mi obsesión era escribir un relato accesible y riguroso.

Hábleme de esa estrecha relación entre Juan Carlos I y Torcuato Fernández-Miranda. Hubo ciertas suspicacias por parte del régimen con respecto a la buena sintonía que mantenían ambos.
Tenía una relación de mentor o preceptor con el entonces príncipe Juan Carlos. El azar quiso que cuando Franco decidiera preocuparse por la educación del joven príncipe, Torcuato fuera el Secretario General de Universidades, por lo que estaba en la posición idónea para encargarse de su educación. Fue un profesor diferente, desde que comienzan las clases se dedican a conversar y pasear. Algo que sorprende al futuro monarca, hasta el punto de que este le pregunta si no le va a llevar libros. Torcuato le responde que no habrá libros, que lo fundamental es que aprenda a pensar, a analizar la realidad.

Con el tiempo, se fragua una amistad entre ambos. Una amistad que llega a oídos de Franco y que le genera cierta desconfianza. Tal es así, que el dictador no duda en enviar un militar de oyente a las clases, por lo que ya no pueden hablar con libertad. Es entonces cuando empiezan a verse a escondidas y Juan Carlos le confiesa sus temores, como cuando Franco piensa en él como su sucesor y le exige jurar los principios del Movimiento. Ante las reticencias del futuro monarca, Torcuato le aconseja que jure lo que sea necesario, que luego ya habrá tiempo para cambiar sobre lo que ha jurado.

¿Qué cree que hubiera pensado Torcuato si hubiera podido ser testigo de la evolución de Juan Carlos I como rey?
Creo que estaría orgulloso del paso que España ha dado liderada por el rey.

Su primer libro y lo prologa el rey. Todo un hito, ¿no le parece?
Esto surge a través de Enrique, un hijo de Torcuato, al que le solicité una entrevista con el rey. El caso es que estaba recién rehabilitado y no era un buen momento, pero se ofreció a hacer el prólogo. De cualquier forma, es un honor que el monarca tuvo para con mi tío-abuelo, Torcuato Fernández-Miranda, un honor del que yo soy un simple beneficiario y del que me siento muy orgulloso.
¿Tuvo algún feedback con el monarca?, ¿le hizo algún apunte?
Le gustó, sin más.

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