El 23 de abril es uno de los días más esperados por parte de librerías y editoriales en Barcelona, sobre todo por las más pequeñas. Como sucedía en años anteriores, todas ellas estaban pendientes de la apertura del procedimiento a través de la web del Ayuntamiento para poder solicitar su parada de libros. No fue hasta finales de marzo cuando algunas de ellas se encontraron con la sorpresa: este año, la organización recae en el Gremio de Libreros, dependiente de la Cámara del Libro catalana, y no en el Instituto Municipal de Cultura, perteneciente al Consistorio.
La entidad municipal aduce que "se quería poner orden y criterio a la distribución de las paradas para que en la parte central se diera mucha más visibilidad a los profesionales del libro", aunque algunos de ellos denuncian "privatización en la organización y prevalencia hacia aquellos agremiados". La Cámara del Libro de Catalunya, a su vez, confirma que es una entidad privada y que tan solo ha pagado la campaña de comunicación al Gremio para este Sant Jordi, y que son ellos los encargados de la organización. El Gremio, por su parte, se defiende al afirmar que entre los requisitos a la hora de determinar una parada de libros precede la cercanía de una sede física en el lugar en cuestión al hecho de formar parte de la organización, pero añaden que, en el caso de que dos entidades sean de Barcelona, aquella agremiada tendrá prioridad ante las demás. Por el momento, más de una decena de librerías y editoriales han publicado un manifiesto en el que destacan la "opacidad" en la gestión.
"Antes te podía tocar un sitio mejor o peor, pero no había una discriminación tan evidente"
Héctor Martínez es miembro de la Editorial Descontrol, que tras numerosos años participando en la fiesta de Sant Jordi todavía desconocen si lo podrán a hacer este 2022. "Antes todo se hacía en la web del Ayuntamiento. Te podía tocar un sitio mejor o peor, priorizando la antigüedad, pero no había una discriminación tan evidente", afirma. El editor señala que hasta finales de marzo el propio Ayuntamiento de la capital catalana, en su web, tenía un espacio dedicado al procedimiento que en teoría deberían haber realizado si la organización hubiera sido la misma que en años anteriores. "De repente vemos que ese trámite lo modifican por un aviso de que la gestión recae en el Gremio de Libreros, y cuando vamos a pedirlo nos damos cuenta que el periodo había terminado el 4 de marzo", enuncia este editor. Es decir, el Ayuntamiento les había avisado del cambio dos semanas después de que se cerrase el plazo, a tenor de lo expresado por el miembro de la editorial.
El Gremio gestiona los mejores lugares
En ese momento, desde la Editorial Descontrol empezaron a investigar lo ocurrido y llegaron a la determinación de que los mejores lugares para establecer las paradas de libros pertenecían a los espacios que ahora gestionan desde el Gremio. "Son una entidad privada a la que no hay ninguna obligación de pertenecer. En cambio, ellos tuvieron una información privilegiada que solo comunicaron a sus integrantes, dejando a muchas librerías y editoriales pequeñas fuera de los espacios profesionales, que están en las mejores ubicaciones", se queja Martínez.
Marià Marín, secretario técnico del Gremio de Librerías de Catalunya, agrega que "no se ha privatizado nada porque nuestra organización no tiene capacidad de dar o quitar licencias a nadie". Del mismo modo, también responde a lo expresado por parte de más de una decena de librerías y editoriales en el comunicado: "No es cierto que prevalezcan las entidades agremiadas. De todos los espacios profesionales que hemos gestionado, 300 en total, 102 son para no agremiados".
El único cambio que se ha producido este 2022, tal y como afirma este miembro del Gremio, "es que los profesionales están separados de los demás para poner en valor la industria del libro". Preguntado por lo ocurrido en la web del Ayuntamiento, Marín responde que "debe haber sido un problema de gestión o comunicación" y que no le corresponde a él entrar en terreno de otros. En este sentido, Esteva Caramés, director de Programas Culturales en el Consistorio, admite que no puede poner la mano en el fuego si tiene que afirmar que todo el sector del libro se enteró del cambio en el procedimiento, parafraseando sus términos.
Confusión en los criterios
Asimismo, este empleado municipal recalca que, si se ha producido algún error, en ninguno de los casos ha sido con mala fe. "Nosotros queríamos que las librerías tuvieran la prioridad en la selección de espacios. Primero las de Barcelona, y luego las editoriales y después las distribuidoras. Desde luego, hay mil casuísticas más que pueden trastocar esa escala, muchos vértices que intentamos tener en cuenta para que todos estén lo más tranquilos posibles", expresa Caramés. Así pues, no menciona que el estar agremiado debe suponer prevalencia frente a otros interesados.
Totalmente diferente es lo que han expuesto la más de una decena de librerías y editoriales en el comunicado que suscriben. "Hemos conseguido conocer que los criterios establecidos para la asignación de paradas son los siguientes: A. Sector profesional agremiado de la ciudad. 1. Librerías agremiadas, en activo y que dispongan, como mínimo, de un establecimiento abierto al público ubicado en la ciudad (…). 2. Editoriales u otros agentes del sector agremiados con sede en la ciudad (…)", reflejan en el escrito.
Marín sostiene que lo publicado en ese manifiesto no se corresponde con la realidad
Marín, por su parte, incide que lo publicado en ese manifiesto no se corresponde con la realidad al completo: "Los criterios suman capas de priorización, desde aquellos primeros que consiguen el lugar con independencia de ser agremiados dada su proximidad hasta otras librerías y editoriales de fuera de Barcelona", en sus propias palabras. Por otra parte, sí admite que, en el caso de las entidades pertenecientes a Barcelona, las agremiadas tienen prevalencia sobre las que no forman parte del Gremio.
Del mismo modo, desde la Editorial Descontrol resaltan lo que se encontraron en la web del Ayuntamiento después de que el aviso les redirigiera al Gremio de Libreros. "Vimos que abría un trámite de libre acceso para pedir parada en otros sitios de la ciudad. Cuando los buscamos, los únicos sitios que había libres eran aceras alejadas de donde suele ir la gente, no son espacios de concurrencia", en palabras de Martínez. Pero la cosa no se quedó ahí. Según el mismo editor, "también a finales de marzo abrieron otra convocatoria para quien se quisiera poner en las Ramblas, cuando en la misma web te decían que para eso tenías que dirigirte al Gremio. Nosotros lo hemos pedido y a dos días de Sant Jordi todavía no sabemos nada".
Sin listado definitivo
Bernat Ruíz es uno de los editores de Apostroph Edicions, quienes también se han sumado al comunicado. "Desde el primer momento, la difusión del cambio de mecanismo para pedir parada en Sant Jordi no fue nada transparente, así que muchos nos hemos quedado fuera", declara. En su caso era la primera vez que optaban a salir a la calle en una fecha tan señalada, aunque no dejará de hacerlo. Con librerías que se han quedado fuera y otras editoriales como Descontrol, montarán su particular feria alternativa en Can Batlló. "De todas formas, sé de editores que han conseguido parada una vez que finalizó el plazo el 4 de marzo, que por otra parte es un plazo de inscripción absurdamente corto, desde el 13 de febrero", agrega el editor.
El director de programas culturales del Ayuntamiento de Barcelona no elude la autocrítica al declarar que "todo puede ser mejorable". Preguntado por cuándo estará el listado definitivo de las ubicaciones para este Sant Jordi, pues numerosas entidades continúan esperando una respuesta, Caramés agrega que continúan trabajando en ello y aconseja a los afectados que, si la situación continúa así, presenten una queja en el espacio reservado para ello en el mismo formulario de petición.
Sea como fuere, las trece entidades que consideran que se ha privatizado la organización y que, por tanto, firman el comunicado, abierto a nuevas adhesiones, exigen "conocer los detalles en cuanto a las condiciones y retribución económica, en caso de que haya, del acuerdo entre el Ayuntamiento de Barcelona y la Cambra del Llibre; que se garantice una participación en pie de igualdad por este Sant Jordi 2022 para todas las entidades, independientemente de si estamos o no asociadas; y que esta forma de gestión no se vuelva a repetir en ninguna otra edición".
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