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'Carmen y Lola', la feliz anomalía del cine español

La ópera prima de Arantxa Echevarría, bella historia de amor entre dos gitanas adolescentes, ha derribado barreras antes de su estreno. Participó en Cannes, que tiene vedado al cine español, cuenta con un 70% de mujeres en su equipo y rompe el tabú de la homosexualidad en el pueblo gitano

Un instante de 'Carmen y Lola'

Esta es la crónica de una anomalía, una feliz excepción en el panorama cinematográfico español, donde mandan los canales de televisión y sus producciones, donde los independientes apenas tienen eco y donde el esquema se impone sobre el riesgo. Carmen y Lola, la ópera prima de Arantxa Echevarría, es casi un ‘milagro’. Hermosa historia de amor entre dos gitanas adolescentes, un relato en positivo y comprometido, la película, además de ser una de las mejores del año, ha derribado importantes barreras.

Acudió muy merecidamente a Cannes (Quincena de Realizadores), donde el cine español está prácticamente vedado y donde Echevarría ha sido la primera directora española en toda la historia del certamen (71 años) que participa en esta sección. Se estrenó posteriormente en Francia y ahora se ha ganado un puesto finalista en los Premios del Cine Europeo. Es un trabajo absolutamente libre, completamente ajeno a imposiciones de ninguna productora. Es cine independiente, del buen cine independiente español, que sin echar mano de artificios ni consignas, deja escuchar bien alto una voz de libertad.

Resultado todo ello de la honestidad de la propuesta y la ternura que hay en ella. Recompensa, sin duda, del arte, el trabajo, el entusiasmo y la forma en que el equipo se ha involucrado en la película. Un filme que ha tumbado un par de muros más. El 70% de su equipo está formado por mujeres. No entraron en la película por ser mujeres, “simplemente, elegimos a los mejores profesionales que podían existir”. Y, finalmente, se carga por fin el tabú de las relaciones homosexuales en la etnia gitana.

El alma del proyecto

La directora y guionista, Arantxa Echevarría, y la directora de fotografía, Pilar Sánchez Díaz, son, además, las productoras y el alma del proyecto. Cristina Martín es la jefa de producción y fue una de las primeras en unirse al equipo. “Ha puesto todo su alma y su corazón en la película, y ella fue la que nos trajo a Cristina Moreno, directora de casting”. Más de 600 personas pasaron por las pruebas hasta que encontraron a las protagonistas Rosy Rodríguez y Zaira Morales, y a los espléndidos secundarios, entre los que destacan Moreno Borja y Rafaela León (en el papel de los padres de Carmen). Todo el reparto está formado por gitanos y mercheros, debutantes, y solo hay tres actrices profesionales.

“Nos costó mucho por el hecho de que tenían que darse un beso delante de la cámara o por fumar frente a adultos. En cuanto nos metíamos un poco en profundidad en el amor entre ellas dos, se iban. Si a los payos nos cuesta todavía normalizar la homosexualidad, para las jóvenes gitanas es peor. Temen la controversia, piensan que va a ser contraproducente para ellas si quieren casarse o si van a ser ‘pedidas’…”, explica Cristina Moreno, que ha dado en el clavo con este casting, del que ya han salido nuevas oportunidades para algunos de los actores. “Me metí en este proyecto porque la historia es maravillosa y tiene que sonar, hay que mostrarla”.

"Rechazar su sexualidad"

Carmen y Lola no ha sido fácil. Desde que Arantxa Echevarría tuvo la idea a hoy han pasado cuatro años. El guion costó dos de ellos. La directora se puso en contacto con asociaciones gitanas, pero no consiguió encontrar en ese colectivo a lesbianas que quisieran aportar su testimonio. “Están ocultas. Son mujeres que han escapado o han sido repudiadas. Para poder ser aceptadas tienen que rechazar su sexualidad”. Una rocambolesca búsqueda por Internet, en la que Arantxa Echevarría se metió con el Nick ‘gitana guapa’, abrió esa puerta y poco a poco la historia fue tomando forma.

El reparto tardó en cerrarse medio año y antes del rodaje, que se tuvo que hacer en solo cinco semanas –el presupuesto salía del bolsillo de Echevarría y Sánchez, más una cantidad de Orange España y una ayuda del ICAA-, se necesitó otro medio año de ensayos. Un tiempo en el que Carolina Yuste, coach de actores, se entregó a una laboriosa tarea con el equipo de no profesionales.

"Compartir más que exigir"

En Carmen y Lola hay muchas ‘rarezas’ que la propia película convertirá ahora en dichosas referencias. Una de ellas, lamentablemente, es ver hoy en los créditos de una película que una mujer firma la música. Aquí lo ha hecho la compositora Nina Aranda, con quien Echevarría quería volver a trabajar después de una colaboración profesional anterior. “Arantxa me pidió que la banda sonora mostrase no solo gitanos, sino que fuera más universal, al fin y al cabo es un amor adolescente. Era un trabajo muy delicado, porque el silencio en la película es importante”. Sandra Vicente, diseñadora y técnica de sonido de Teatro Kamikaze, trabajó con ella en los arreglos musicales.

Si ver el nombre de una compositora es poco habitual, que aparezca en créditos una directora de fotografía lo es todavía más. “Directoras de fotografía, haberlas haylas. Ahora estamos formando una asociación. Pero es verdad que nos cuesta acceder a los proyectos de más envergadura. Todavía hay quien piensa que no es un trabajo para mujeres porque las cámaras pesan y las jornadas son muy duras.

Gente estúpida hay en todas partes”, dice Pilar Sánchez, que buscó al ‘mejor’ equipo de cámara: la foquista Patricia Charlín, con más de veinte años de oficio, y la operadora de cámara Marta V. García, con 30 años de experiencia a sus espaldas. Productora y directora de foto, confiesa que en los rodajes, respecto al tono más habitual, suaviza el trato con los equipos de eléctricos que llevan años en el oficio, “trato mucho más de compartir que de exigir”. “Ser mujer te condiciona como persona y en todo lo que haces en la vida, la sensibilidad en la película está puesta en puntos que nos interesa más a las mujeres. La película La vida de Adèle (Kechiche, 2013) está hecha por un hombre y se nota, Carmen y Lola es evidente que está hecha por mujeres”.

"Nadie pierde el tiempo señalando errores"

Pilar Sánchez, que se enfrentó a la petición de Echevarría de conseguir una fotografía lo más naturalista posible en un rodaje de tiempo limitado, donde los actores no son profesionales y no hacen caso de marcas y donde el sol ha cambiado en cada toma que se repite, reconoce como productora que cualquier “película es muy difícil de levantar, así que nosotras nos rodeamos de amigos de la profesión y entre ellos hay muchas mujeres. De ahí, este equipo. Además, ha sido muy bueno aprovechar la oportunidad de incorporar a todas esas mujeres estupendas. El único motivo de su elección fue su gran valía”.

Aunque pueda resultar un poco tediosa, no es de ninguna manera gratuita la enumeración de las profesionales que han hecho posible Carmen y Lola. No lo es, desgraciadamente, por lo excepcional. Soledad Seseña (directora de arte), Teresa Mora (figurinista), Gloria Pinar y Soledad Padilla (maquillaje y peluquería), Montse La Cruz (coordinadora de producción), Rosa Rodríguez (script) y Nuria Herrera y Elena Valverde (segundas de dirección) completan ‘casi’ la nómina de mujeres profesionales de Carmen y Lola. El círculo se cierra con Nieves Maroto, una de las pocas mujeres distribuidoras que hay en España, que quiso participar en este proyecto en cuanto leyó el guion; Raquel Mora Fortaña, coordinadora de redes y de comunicación, y dos espléndidas jefas de prensa, reconocidas merecidamente hace tiempo por el cine español, Ainhoa Pernaute y Sandra Ejarque.

“Acompañar en el camino a este proyecto repleto de mujeres está siendo muy satisfactorio. El trabajo fluye de manera fácil y natural. Aquí nadie pierde el tiempo señalando los errores que cometen los demás, sin embargo todo el equipo celebra cada logro de la película por pequeño que a otros les pueda parecer”, dice Nieves Maroto, distribuidora de Super8. Y cuando se refiere al equipo incluye, naturalmente, al montador Renato Sanjuán, al director de producción Eduardo Santana, al ayudante de dirección Jorge Calatayud, al responsable del sonido directo Fabio Huete y al montador de sonido Dani Peña.

A veces, las cosas salen como deberían. Y el trabajo de este equipo ya ha empezado a cosechar sus frutos. Reconocimientos muy valiosos, sobre todo, porque demuestran que las mujeres del cine existen y son grandes profesionales.

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