La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), más conocida como Alianza Atlántica, ha convocado para este viernes una cumbre virtual ante la invasión "planeada" de Ucrania por parte de Rusia.

"Esta es una invasión deliberada, a sangre fría y largamente planeada", lamentaba el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, este jueves en rueda de prensa.

Una Alianza que estaba de capa caída, pero a la que las constantes diatribas del presidente ruso Vladimir Putin parecen haber despertado. Y es que la OTAN está siendo unos de los actores clave en este nuevo escenario de guerra. 

Tras la humillante retirada en Afganistán, y después de cuatro años de continuos desplantes por parte de Donald Trump, la reputación de la OTAN estaba en mínimos históricos, incluso el presidente francés, Emmanuel Macron, llegó considerarla en "muerte cerebral". 

Los tambores de guerra y la beligerancia de Putin poniéndola en el foco de sus arengas anti-Occidente, parecen haberla revivido. Pero, ¿qué sabemos de la OTAN?, ¿qué países la integran?, ¿qué puede hacer por Ucrania?.

La organización tiene sus orígenes en la firma del Tratado de Washington de 1949, mediante el cual doces países de ambos lados del Atlántico se comprometieron a defenderse mutuamente en caso de agresión armada contra cualquiera de ellos.

Los países que conformaron el nacimiento de la Alianza fueron: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido.

Posteriormente se sumaron los siguientes países: Grecia (1952), Turquía (1952), Alemania (1955), España (1982), Hungría (1999), Polonia (1999), República Checa (1999), Bulgaria (2004), Eslovaquia (2004), Eslovenia (2004), Estonia (2004), Letonia (2004), Lituania (2004), Rumanía (2004), Albania (2009), Croacia (2009), Montenegro (2017) y Macedonia del Norte (2020).

Siete décadas después, la OTAN ostenta 29 Estados miembros, varios de ellos, naciones que integraron el bloque del Pacto de Varsovia, algo que irrita de forma clamorosa a la Rusia de Vladimir Putin, algo que ha quedado más que patente en los últimos tiempos.

Su propagación al Este se interrumpió con la invasión rusa de Crimea, en pleno Maidan o revolución política en Ucrania que, más allá de cualquier teorema de definición precisa, resultó ser un intento de Kiev de alejarse de Rusia y de aproximarse a Europa.