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Exclusiva El castigo físico pervive en el Ejército

Una grabación a la que ha tenido acceso 'Público' muestra cómo un sargento se ampara en la normalidad de esta práctica para presionar a soldados para que no testifiquen a favor de un compañero que denunció a un superior que lo abofeteó

Soldados forman durante el izado de la bandera del desfile militar del 12 de octubre. EFE

El régimen disciplinario de las Fuerzas Armadas no tolera en ningún caso el castigo físico. Golpear a un soldado, ordenarle hacer flexiones o ponerlo a correr por un error o incumplimiento de una orden es considerado un delito de abuso de autoridad por los tribunales.

Sin embargo, los militares avisan de que sigue siendo una práctica habitual en algunas unidades. En esta dirección apunta una grabación a la que ha tenido acceso este medio, que se presentará como prueba por un militar que ha denunciado a su mando directo por acoso laboral, someterle a trato vejatorio y abuso de autoridad.

"Yo lo último que hago siempre es dar un parte. Prefiero un castigo físico que dar un parte. Con un parte se monta una pelotera", anuncia un sargento

En la grabación, no es el denunciando –con rango de cabo– el que reconoce que el castigo físico en el Ejército está a la orden del día, sino un sargento. Este habla con tres soldados, testigos de uno de los sucesos en los que se basa la denuncia: una bofetada propinada por el denunciado en una clase de instrucción, al comprobar que el denunciante se había quedado "traspuesto" después de una jornada de 24 horas de maniobras.

Este sargento intenta evitar que los testigos declaren a favor del denunciante, y para ello intenta transmitirles la normalidad del castigo físico, que trae menos "malos momentos" que utilizar el procedimiento reglamentario. "Yo lo último que hago siempre es dar un parte. Prefiero un castigo físico que dar un parte. Con un parte se monta una pelotera", confirma a los soldados sobre sus métodos para sancionar a sus subordinados.

"Prefiero un castigo físico que dar un parte"

Sargento: Yo lo último que hago es siempre dar un parte. Prefiero un castigo físico que dar un parte. Con un parte se monta una pelotera y mira la que se monta y vienen tarde después, malos momentos. El parte a mí no me gusta por eso.
Soldado: Ya
Sargento: Cuando uno tiene familia le repercute a la familia. Un castigo físico te repercute a ti.

"Le metieron un guantazo y ya está"

Sargento: "Entonces ese punto de vista yo no lo tengo, yo tengo el punto de vista de lo que veo, aquí. El punto de vista de sé cómo está él y sé la situación en la que estáis vosotros y pienso que a XXX le metieron un guantazo y ya está. Eso es lo que yo sé. Y lo que yo pienso. Y lo que no quiero es que tampoco estéis vosotros, coño, es que yo, si me pongo en vuestro papel, joder, es mucho peso lo que vais a tener. Que parece una tontería pero es mucho, para mí es mucho peso".

"Yo puteo pero no me río"

Sargento: "Mandar hacer tonterías no, mandar hacer otras cosas sí ¿Sabes? Pero reírte de él no. Yo, por ejemplo, yo puteo pero no me río, no me río, a no ser que me haga alguna calamar, alguna cosa que es muy calamar que me hace gracia, ya, pero por castigo no me río. Eso sí que está mal. No se puede".


En la conversación, de unos nueve minutos de duración, ninguno de los soldados se asombra o le recrimina su posición respecto a esta forma de castigo. Al contrario, asienten y confirman sus palabras. "Bueno, yo estaba allí y lo vi, pero no hice nada", dice uno de ellos al sargento sobre la agresión en la clase de instrucción. Público ha distorsionado el audio y eliminado las voces de los soldados y sus nombres, para evitar que sean identificados.

"La realización de flexiones o ejercicios similares solamente está contemplada en el marco de la preparación físico-militar", explica un portavoz del Ejército a este medio. "Sobre el castigo físico", continúa, "el actual Régimen Disciplinario (Ley Orgánica 8/2014, de 4 de diciembre) solamente contempla como sanciones disciplinarias las recogidas en su artículo 11". Reprimendas, multas o privaciones de libertad, en ningún caso el castigo físico. 

Coerción

El sargento trata en todo momento de transmitir a los soldados lo útil que resulta el castigo físico como una manera informal de imponer disciplina, pese a no ser reglamentario. Por ello se excusa en que el denunciante era "calamar" (torpe), resta importancia a los hechos afirmando que más mandos le hacían "pilladas" e intenta que los soldados entiendan lo "gordo" que va a ser el "castigo" al cabo: "Le puede acarrear meco", afirma, en referencia a la prisión militar de Alcalá Meco (Madrid).

"No digo que fuese bueno, pero tampoco lo veo para el castigo"

 
Sargento: "No estoy diciendo que como le hizo él fuese bueno, pero tampoco lo veo paro el castigo, el castigo va a ser muy gordo lo que vais a hacer. Así que veáis".

Sargento: "Yo es que me pongo también en vuestro papel y en el de ellos. Tú, XXX y un amigo que piensa que tiene razón y después que castiguéis a XXX tanto. O sea, a mí me… ya te digo, en vuestra situación… ya está. Pensarlo todos mucho. Yo eso es lo que le he dicho a XXX que os juntéis y habléis y con XXX, penséis un poco, lo penséis todos".

Sargento: 'Pensarlo todo, y hacer lo que mejor veáis, eh. Es lo que le he dicho a XXX. Yo le he dicho lo que yo haría. Lo dejaría todo pasar. Intentaría que no…'

"Había más gente que le hacía pilladas. Yo le hacía pilladas"

Sargento: 'Cuando estaba yo había más gente que le hacía pilladas. Yo le hacía pilladas'.

"Era calamar. Sí lo era, era calamar, sí"

Sargento: 'Era calamar. Sí lo era, era calamar, sí… Pensar eso, es que lo que quería que supierais es la situación de él. Es lo que me preocupaba, que no la supierais y que tal ¿Sabes? Y después dijerais ¡ostia! ¡Por mi culpa! ¡Lo que he montado! No me gustaría que pasara eso porque vosotros estáis en la compañía y es que estáis justo los tres. Y para que lo sepáis los tres'.

"Le van a quitar la custodia de los niños. Vais a castigar a la familia"

Sargento: 'Es que se está separando y los niños se los ha quedado él, a ver… lo de XXX le puede acarrear meco [por la prisión militar de Alcalá Meco]. Le quitarían la custodia de los niños. Así que vais a castigar también a la familia… estamos hablando… simplemente pensar en lo que estáis haciendo. Coño, yo normalmente lo aguanto. Si me peleo con alguien o tal, al día siguiente o dos días cuando se enfrían las cosas hablo y ya está. No sé cómo lo habéis hecho'.

La disputa sobre el castigo físico llega hasta el Supremo

Aunque la norma deja clara la prohibición del castigo físico, su interpretación sigue abierta y las discrepancias llegan hasta el Tribunal Supremo. En una sentencia emitida a finales de febrero, la sala de lo militar del alto tribunal condenó a un teniente que pateó a un cabo durante el ensayo de un desfile militar en Córdoba.

Tres jueces del Supremo no ven delito en que un teniente patee a un cabo

El mando intentó corregir varias veces los movimientos del subordinado, y al ver que este no modificaba su actitud, le propinó una patada en el muslo por detrás. El teniente afirma que fue en ese momento cuando se percató de que el cabo llevaba tapones en los oídos en prevención de las salvas que, creía, se producirían durante los ejercicios. El veredicto dividió a la sala, puesto que hasta tres de los ocho jueces eran partidarios de absolver al teniente e imponer solo una sanción disciplinaria.

El Supremo mantuvo los tres meses de prisión impuestos por el Tribunal Militar Territorial al teniente, que arguyó que la patada fue "con la planta de la bota" y sin intención de agredir al subordinado. La mayoría de la sala señaló que "cualquier acto de violencia física, que aun revistiendo mínima entidad deba conceptuarse como agresión", puede ser considerado un delito de abuso, recordando además que este "en su modalidad de maltrato de obra a un inferior es delito pluriofensivo, en el que confluyen hasta tres bienes jurídicos objeto de protección que son la integridad física y corporal, la dignidad personal y la disciplina".

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