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Los vecinos del Gòtic de Barcelona piden descentralizar la oferta comercial ante el colapso consumista

La proliferación de visitantes durante las fiestas de Navidad resulta más nociva que la masificación turística, según el colectivo, mientras que las patronales del comercio lamentan el exceso de normativas y de impuestos.

06/12/2023 - El passeig de Gràcia en el pont del desembre.
El paseo de Gràcia en el puente de diciembre. Blanca Blay / ACN

Nueve de las diez áreas más congestionadas de Europa se encuentran en la ciudad de Barcelona. Este dato representa a la perfección uno de los males endémicos de la capital catalana, especialmente en las fechas navideñas: aglomeraciones y tráfico intenso en las zonas céntricas y comerciales de la ciudad.

Para amortiguar esta situación, ya a principios de diciembre, el Ayuntamiento de Barcelona anunció que preveía restringir el acceso en coche a determinadas áreas en caso de colapso circulatorio y en el momento que los aparcamientos estuvieran llenos. Este dispositivo, que contempla restricciones de movilidad, está preparado "para impedir que los vehículos accedan en el centro de la ciudad", tal como explica el director de servicios de Movilidad del consistorio barcelonés, Adrià Gomila.

A pesar de estas iniciativas, la Associació de Veïnes i Veïns del Barri Gòtic -en Ciutat Vella-, uno de los colectivos más afectados por estos episodios, recuerda que lo que se conoce como centro "también somos barrios donde vivimos gente". Los vecinos atribuyen el colapso de Ciutat Vella a un modelo comercial demasiado centralista.

Los vecinos atribuyen el colapso de Ciutat Vella a un modelo comercial demasiado centralista

Entre las recomendaciones del Ayuntamiento de Barcelona se encuentran tratar de evitar los desplazamientos en vehículo privado y hacerlos a pie o en transporte público. De hecho, el ruego del consistorio a los ciudadanos es dejar el coche a casa, sobre todo los días festivos, teniendo en cuenta que arterias esenciales del centro de la ciudad, como las Rambles y la via Laietana, están afectadas por obras.

Para facilitar este propósito, los días festivos con los comercios abiertos se han reforzado las líneas 1 y 3 del metro, se ha ampliado el horario de funcionamiento y, como ya es tradicional, la noche de fin de año, el servicio ha funcionado de forma ininterrumpida.

Como la Guardia Urbana recibe datos cada hora sobre las ocupaciones de los aparcamientos, las patrullas se sitúan en puntos estratégicos para impedir el paso de los vehículos en caso de que fuera necesario. El Ayuntamiento insiste en que se trabaja para "garantizar la movilidad, la seguridad y la convivencia general en las ferias y las zonas con una afluencia turística más grande".

Estas acciones son rechazadas por la Associació de Veïnes i Veïns del Barri Gòtic, que remarca que los efectos de este colapso se producen por la atracción de grandes cadenas y tiendas, que "han ido desplazando los comercios de usos vecinales para convertirse en centros comerciales al aire libre".

Ciudad marca y globalización

La misma entidad critica que las políticas de promoción del Ayuntamiento de Barcelona, sumadas a la permisividad de la apertura de los establecimientos los domingos y los festivos, "conforman una ciudad marca, donde la globalización destroza el comercio cotidiano y la vida vecinal". Los vecinos advierten que en las fechas navideñas, el consumismo masivo todavía tiene efectos más nocivos para el Barri Gòtic que los que provocan fenómenos como la masificación turística.

Para los vecinos del Barri Gòtico, las aperturas comerciales los domingos y festivos "destrozan el comercio cotidiano"

En una intervención en las redes sociales después del anuncio del consistorio barcelonés de restringir el acceso en coche a determinadas áreas en caso de colapso viario, la asociación vecinal aboga por "limitar el acceso en vehículo privado, pero también hay que descentralizar la oferta comercial, de forma que la gente pueda comprar en sus barrios, proteger el comercio cotidiano y de proximidad y promover un modelo de consumo más sostenible".

En cambio, la patronal Pimec Comerç cita la dificultad que supone mantener una empresa en el sector del comercio a causa de las normativas, los impuestos y las tasas vigentes. Así lo constata después de realizar una encuesta entre socios, asociaciones y gremios para valorar la actividad comercial del segundo semestre del 2023. Entre estas trabas, los encuestados destacan los nuevos tipos de permisos laborales, la normativa sobre el uso de envases, la nueva Ley de Bienestar Animal y las exigencias en materia de protección de datos.

Establecimientos de proximidad

El presidente de Pimec Comerç, Antoni Torres, pide legislar desde la proximidad, pensando en clave de proximidad y conociendo el impacto que pueden tener algunas de estas medidas en el día a día de los establecimientos de barrio. Torres precisa que "mantener el tipo de sociedad que tenemos no es posible sin los establecimientos de proximidad, puesto que somos un factor de cohesión social y si, en lugar de facilitarnos el crecimiento se nos penaliza, no se está a favor del modelo que se declara querer tener".

En una línea similar, la patronal Barcelona Comerç reivindica la necesidad de abordar los desafíos cruciales a los cuales se afronta cada día el comercio de proximidad como el exceso normativo y la sobrerregulación. En una jornada sobre retail celebrada a mediados de diciembre, el presidente de la entidad, Pròsper Puig, defendió la importancia de "proteger a los trabajadores autónomos y pequeños empresarios, los cuales requerimos una regulación equitativa y flexible, que incluya el sector minorista en su elaboración".

Ya hace más de cinco años, en un estudio sobre el impacto socioeconómico de las compras turísticas en la ciudad de Barcelona, la asociación de comerciantes del paseo de Gràcia detectaba que un 40% de los establecimientos del centro de la ciudad tendría que cerrar sin las compras de los extranjeros. Además, el gasto de los barceloneses en este ámbito empezaba a ir a la baja.

Todos estos elementos constatan los ejes que todavía restan sin resolver en el mapa del sector comercial barcelonés: la concentración de los establecimientos en determinadas zonas, las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral, agraviada por la cada vez más habitual apertura de tiendas los domingos y festivos, y la urgencia de recuperar y atraer de nuevo al comprador de barrio.

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