Público
Público

"La tuna no es de derechas, entre nosotros hay comunistas y del PP"

Le viene de familia: su padre, sus tres tíos y un hermano pasaron por ella. Diego Criado del Rey también quiere ser tuno "de pleno derecho", pero antes debe superar tres pruebas.

Diego Criado del Rey, a la derecha de la foto, con la Tuna de Derecho de Valladolid.

“Quiero ser tuno porque lo he mamado”, afirma con rotundidad Diego Criado del Rey (Valladolid, 1995), mientras trepa por su árbol genealógico. Sus abuelos tuvieron cinco hijos, cuatro varones, todos tunos. Su hermano también lo ha sido. Pueden imaginarse la banda sonora que ha amenizado las celebraciones familiares desde que era un crío. “Lo llevo en los genes”, insiste Diego, alto como un minarete, cara de niño, ciento cinco kilos.

De casta le viene al galgo: su padre fundó en 1987 la Imperial, Leguleya y Trasegadora Tuna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valladolid, la única que queda hoy en la ciudad castellana. Diego apenas tenía nueve años cuando falleció; ahora, con veinte, pisa las huellas que dejó su progenitor a su paso por la Universidad, como si quisiera completar un camino ya trazado. “Si no fuese por todo eso, dudo que me hubiese metido en ella”.

Le llaman El Barbie, porque a alguien se le ocurrió que se parecía a Ken, y aspira a engrosar este curso la nómina de veteranos, que estudian diversas carreras. Él cursa segundo de Medicina y desbroza, a medida que relata cómo llegó hasta aquí, los prejuicios y tópicos que rondan la institución, si es que puede llamársele así a una tradición secular que nació allá por el siglo XIII con los sopistas, estudiantes pobres que cantaban por las tabernas a cambio de la sopa boba. Ahora son invitados a bodas, comuniones, despedidas de soltera y cumpleaños, así como a certámenes en el extranjero, donde compiten contra otras tunas.

“Desde fuera, se ve como algo antiguo y tiene estereotipos negativos: que si no estudiamos, que si somos unos borrachos… Pero, como en todo, hay tunos sinvergüenzas y otros que no lo son, depende de la educación de cada uno. Es un problema de desconocimiento, porque de ella han salido grandes profesionales”, asegura Criado del Rey, convencido de que no todos los tunos son tunantes. “Tampoco es una institución machista: lo último que pretendemos es despreciar a la mujer. Como en el fútbol, hay equipos de masculinos y femeninos; los chicos le cantan a las chicas y viceversa”, añade Diego. “Y cuando me dicen que la tuna es de derechas, me da la risa, porque entre nosotros hay gente comunista y del PP. Quien nos encasilla se equivoca. Se trata de música, no de política, pero ahora se politiza hasta el fútbol”.

Deportista nato, estudiante modélico, bachiller en Estados Unidos, profesor de inglés a domicilio para pagarse los gastos… “Soy un tío muy disfrutón que, cuando llega el momento, se vuelve aplicado. El secreto está en aprovechar el tiempo y en sacar el máximo partido a tus cualidades”, reconoce.

Un par de lesiones lo apartaron de los campos y ahí surgió su otra vocación: “Cuando no podía jugar al fútbol, lo pasaba muy mal, y pensé que me gustaría ayudar a gente que estuviese en mi situación. Ahora intento enfocar la medicina hacia al deporte”, explica este disciplinado estudiante de Medicina, que después de dos años de novatadas se enfrenta a las últimas pruebas para ser “tuno de pleno derecho”.

La primera consiste en presentarse con su guitarra en bodegas de la provincia para conseguir doce botellas vino de las denominaciones de origen Rueda, Cigales y Ribera del Duero. La segunda, en organizar una ronda en la que no falte de nada. Y la tercera, suspira después de varios meses intentándolo, en conseguir que te hagan una entrevista. “Pensé que iba a ser más fácil, pero me ha costado mucho”, confiesa en una terraza a espaldas de la Gran Vía madrileña antes de poner rumbo a Valladolid. “Estaba desesperado, pero una vez que lo logras, ya eres tuno para toda la vida”.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias