madrid
Actualizado:El parque inmobiliario de España ha envejecido mal. Al menos, de cara a la situación de emergencia climática. Tanto es así, que el 58% de los edificios del país se construyeron antes de que se introdujeran los primeros criterios mínimos de eficiencia energética y sostenibilidad, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), que estima que el sector es responsable de al menos el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas anualmente en el Estado español. Un porcentaje de emisiones que en las zonas urbanas llega a ser hasta del 30% debido al consumo de luz y gas de los hogares.
La antigüedad del sector, tanto el residencial como el institucional y empresarial, ha obligado al Gobierno a mover ficha y destinar el 9% de los fondos (6.820 millones de euros) del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia a inversiones cuyo fin sea rehabilitar edificios y disminuir su impacto ambiental desde el punto de vista energético. Según el Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), España pretende rehabilitar 1.200.000 viviendas en la próxima década, comenzando con 51.000 edificios por año entre 2021 y 2024.
Se trata de una cantidad importante, pero pobre si se tiene en cuenta que en España hay 25 millones de viviendas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Para María Prado, portavoz de Greenpeace, hace falta ampliar la captación de fondos europeos con 18.500 millones más para reconvertir el sector de la vivienda. "Debemos ir a un ritmo de 81.700 viviendas al año", expone, para advertir que hace falta que se imponga un criterio para priorizar la rehabilitación de los hogares más vulnerables. "El 30% de las viviendas sobre las que se actúe cada año deben ser de población vulnerable ante la pobreza energética", expone. Y es que, el plan no sólo debe buscar reducir las emisiones y la contaminación sino elevar al 36% el ahorro energético de las familias.
Las emisiones ligadas al sector residencial suelen pasar desapercibidas por su invisibilidad, pero son un fiel reflejo de la dependencia de los combustibles fósiles que todavía perdura en las sociedades modernas. "Tenemos un parque inmobiliario muy envejecido. Es el gran emisor silencioso y al mismo tiempo el centro de nuestras vidas, lo que debería servir para que tenga más atención por parte del Gobierno", reclama la experta de Greenpeace.
"La mejor energía es la que no se gasta"
Los planes del Gobierno se enmarcan dentro de los planes europeos de alcanzar la descarbonización el sector de la vivienda de cara al año 2050. El proceso de rehabilitación de un parque inmobiliario como el español pasa por una actuación basada en la optimización de los recursos. "La mejor energía es la que no se gasta", sostiene Fernando Campos, arquitecto y diseñador passivhaus de sAtt Arquitectura.
"El proceso de mejora de los inmuebles debe hacerse en tres pasos. El primero es la reducción de la demanda energética, actuando en la parte pasiva de la arquitectura", expone el arquitecto, en referencia a mejorar la fachada, ventanales y materiales aislantes que permitan que, entre otras cosas, el calor no se escape y haya que dedicar menor cantidad de energía a calentar el hogar. "El segundo paso es tratar de reducir el consumo y actuar sobre los sistemas activos haciendo que la calefacción y otras máquinas sean más eficientes y consuman menos recursos. Después, hay que intentar que esa energía sea de origen renovable para completar la rueda", agrega. "Siempre debe ir en ese orden y se debe buscar actuaciones equilibradas".
Más autoconsumo
Tras la actuación y el reacondicionamiento de las viviendas españolas entra en escena el impulso del autoconsumo energético, uno de los elementos en los que España se encuentra más atrasado después de que el Gobierno de Mariano Rajoy impusiera el famoso impuesto al sol. Para Prado, el plan de rehabilitación de viviendas debe ir acompañado del fomento del autoconsumo. "Es una pieza fundamental, la mejor herramienta para que el eslogan de situar a la ciudadanía en el centro no se convierta en algo vacío", señala.
Sin embargo, el PNIEC no establece objetivos vinculantes para alcanzar un porcentaje alto de tejados solares que permitan democratizar la energía y alejarla de los criterios mas mercantilistas. "Estamos muy atrasados. Comparando con Francia, allí se permite que comunidades compartan autoconsumo a distancias de hasta 2 km y ahora se está ampliando hasta los 20 km. En España, actualmente el límite son los 500 metros y eso limita mucho la posibilidad de que varias comunidades, sobre todo en entornos rurales, compartan la generación eléctrica".
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