Madrid
Actualizado:Los delitos sexuales por sumisión química van en aumento. Así lo corroboran víctimas y expertas a lo largo de los últimos meses, cuando este tipo de delitos ha saltado a la luz pública. Muchas mujeres no saben qué hacer o qué pasos seguir cuando sospechan que han sido víctimas de una violación por medio de este método.
La mayoría que ha pasado por esa experiencia y busca ayuda, acaba relatando un calvario de trámites, reveses, inseguridades e incluso maltrato por parte de unas instituciones que deberían estar perfectamente coordinadas para atenderlas con la mayor eficacia. Pero, en muchas ocasiones, el proceso acaba revictimizándolas. Por eso, la mayor parte de las mujeres no denuncia estas agresiones.
Así lo pusieron de manifiesto el pasado enero un grupo de mujeres que presentaron ante el Ministerio de Justicia más de 100.000 firmas exigiendo que se pusiera en marcha un protocolo claro y unificado que coordine tres sectores: el sanitario, el policial y el judicial.
Muchas víctimas de violación por sumisión química no tienen siquiera claro lo que les ha pasado, por lo que tardan tiempo en reaccionar o buscar ayuda. En Público hemos querido poner blanco sobre negro algunas cuestiones relacionadas con este tipo de agresiones sexuales, así como dar respuesta a dudas que muchas víctimas necesitan conocer.
¿Qué es la violación por sumisión química?
Se trata de una agresión sexual en la que a la víctima se le ha suministrado algún tipo de droga o sustancia que la duerme o le impide tomar decisiones autónomas y consciente. Estas drogas no sólo la incapacitan para tomar decisiones, sino que en la mayoría de los casos impiden que tenga recuerdos de lo que ha vivido. Muchas mujeres que han sufrido este tipo de agresión manifiestan haber perdido la memoria durante unas horas, no recordar lo que ocurrió, o sólo tener algunos recuerdos o imágenes aisladas, conocidas como flashbacks.
¿Se trata de una relación consentida?
No. En ningún caso el no poder negarse a una agresión por estar bajo los efectos de sustancias se puede considerar como una acto sexual consentido, porque la mujer no pudo dar su aprobación. Se trata de un delito penado por la ley. Sin embargo, el Código Penal no lo considera una agresión (lo que la mayoría de la gente entendería como violación), sino como un abuso sexual. Para que exista agresión sexual la norma exige que tiene que haber existido violencia o intimidación hacia la víctima y el Código Penal interpreta que en la agresión a un persona inhabilitada por los efectos de drogas, estas circunstancias no se producen.
La Ley Orgánica de garantía integral de la libertad sexual (más conocida como ley del solo sí es sí) que se está tramitando en el Parlamento, propone eliminar el concepto de abuso sexual, para que todo acto no consentido expresamente sea considerado una violación. La nueva ley propone eliminar la necesidad de probar la violencia y la intimidación y pone en el centro el consentimiento expreso de la víctima a esa relación. Una interpretación contenida ya en algunos tratados internacionales ratificados por nuestro país, como el Convenio de Estambul del Consejo de Europa, que debe ser considerado como una norma interna una vez aprobado por las Cortes.
Sin embargo, la ley del solo sí es sí aún no ha sido aprobada y su articulado está siendo debatido y recibiendo enmiendas, por lo cual por ahora este tipo de delitos siguen siendo considerados como abusos.
¿Cómo sé que sufrí una violación por sumisión química?
Esta no es una pregunta baladí. La mayoría de las víctimas de este delito no tienen conciencia de qué les ha pasado. La acción de las drogas o sustancias suelen dejar lagunas de varias horas en el cerebro. Es habitual que se despierten en lugares o en condiciones que no saben explicar o con dolores corporales y vaginales para los que no tienen respuestas. Muchas no denuncian o lo hacen con retraso, porque no saben cómo explicar lo que les puede haber pasado. Saben que estaban en un sitio y que de repente todo se ha fundido a negro. Algunas afirman tener recuerdos fugaces o que estos recuerdos, conocidos como flashbacks aparecen con el tiempo o en terapias psicológicas específicas.
La recomendación de los expertos en violencias sexuales es que cuando una mujer tiene este tipo de lagunas, que normalmente no son compatibles con una simple borrachera, acudan de inmediato a un centro sanitario de referencia para estas violencias. Cuanto antes, mejor, porque las sustancias que provocan esta sumisión tienen un efecto rápido en el cuerpo, pero se eliminan rápidamente. La recomendación es que pidan ayuda antes de que transcurran más de 24 horas para que se puedan hacer las pruebas pertinentes que demuestren la presencia de tóxicos en el cuerpo y para que se realice un protocolo de posible abuso sexual, buscando pruebas que lo demuestren, como lesiones corporales o restos de semen en el cuerpo.
¿Qué tengo o no tengo que hacer si tengo sospechas?
Diversos expertos sanitarios en agresiones sexuales afirman a Público que, ante la sospecha, acudan cuanto antes a un centro médico de referencia. Entre las recomendaciones resaltan la importancia de no ducharse, no cambiarse de ropa interior, no enjuagarse la boca, ni lavarse los dientes o la vagina. Allí pueden quedar restos de semen si hubiera habido un agresión sexual por vía oral o vaginal o restos de la sustancia que ha provocado la sumisión química.
¿Qué pasa si tardo mucho en darme cuenta y pedir ayuda?
Muchas víctimas de este tipo de agresiones no la denuncian ni acuden a pedir ayuda por no tener claro qué les ha pasado o por una profunda sensación de culpa. Pero diversos expertos afirman que el término "tarde" es muy relativo. Si la mujer tarda tiempo en acudir a un juzgado o a un hospital, hay otras pruebas que se pueden realizar para determinar si sufrido una sumisión química.
Entre ellas, analizar la existencia de hematomas en el cuerpo. Otra, tal vez menos conocida, es el análisis del cabello, pues ahí se acumula la sustancia y puede determinar si en un momento concreto se ha sido víctima de una sumisión. La recomendación es no cortarse el pelo y realizarse la prueba pasados entre uno o tres meses desde el momento en que se sospecha que ha sufrido la agresión. Esta prueba, si bien está en algunos protocolos médicos, no suele hacerse como rutina. En muchos casos las encargan los jueces para que sea realizada por forenses. Sin embargo, en muchas ocasiones los jueces no la piden por considerar, erróneamente, que ha transcurrido demasiado tiempo desde los hechos.
¿A dónde acudo si sospecho que he sido víctima?
Aquí empiezan los problemas. En muchas comunidades autónomas existen hospitales de referencia donde las pruebas se hacen con todas las garantías y donde hay protocolos claros de actuación. En Madrid, el hospital de referencia es el de La Paz. En Barcelona es el Clinic, para mayores de 16 años. En ellos existen o llaman a médicos forenses para que las pruebas tengan todas las garantías de custodia en caso de que la víctima decida denunciar y no se rompa la cadena de custodia de las muestras y que sirvan en un posible juicio.
Las competencias en materia sanitaria están transferidas a las comunidades autónomas y en cada una se trabaja de una forma algo distinta. Uno de los principales problemas, afirman los expertos, es que no existe un único protocolo de actuación, sino que cada región lo adapta a su manera. Por ello, reclaman uno de ámbito nacional. Desde Amnistía Internacional denuncian, además, que no se trata de que cada comunidad autónoma tenga un protocolo, sino que en muchas ocasiones existen distintos protocolos por provincias e incluso por hospitales dentro de cada región.
¿Es obligatoria la denuncia para ser atendida?
No es necesario interponer una denuncia para ser atendido en un centro de referencia y con todas las garantías. Sin embargo, para que acuda un médico forense a extraer pruebas clave y para garantizar la cadena de custodia de las mismas de cara a un juicio, la víctima sí tiene que presentar una denuncia o manifestar en el centro sanitario su intención de hacerlo. Sin esto, los jueces no activan la maquinaria forense.
Cuantas más muestras y análisis se realicen al poco tiempo de producirse la agresión, mejor. La falta de evidencias físicas y médicas deja como única vía de prueba el testimonio de la víctima, que en muchos casos no recuerda o tiene recuerdos muy parciales de la agresión.
Estas dudas y recuerdos fraccionados tienen como consecuencia que en muchas ocasiones los jueces no crean a la víctima, consideren que se inventa el relato o asumen que ha sufrido "una mala borrachera" y archiven las diligencias. La mayoría de víctimas de violencia sexual por sumisión química no están en condiciones de denunciar o de hacer una reconstrucción de los hechos poco después de ocurrir la agresión. En ocasiones, y gracias a la ayuda de psicólogos, algunas van recuperando recuerdos. Este cambio en las declaraciones tienen consecuencias negativas en los juzgados.
Recientemente, la ministra de Justicia afirmó que se está trabajando en un protocolo común a nivel nacional para la recogida de muestras en delitos de violación y que permitirá que éstas se puedan recoger aunque la víctima no denuncie o decida hacerlo más adelante. Dichas muestras permanecerán bajo custodia hasta que el delito prescriba, dando así la posibilidad a las víctimas para denunciar cuando estén preparadas para enfrentarse a un proceso judicial. Pero la medida aún no ha sido presentada.
¿Dónde me informo sobre lo que tengo que hacer?
Este es otro de los problemas. No existe información pública accesible, folletos o guías que solucionen las dudas de una víctima y muchas acaban en un periplo por centros de salud, hospitales, comisarías... Una situación que, como denunció Amnistía Internacional en un informe titulado Es hora de que me creas. Un sistema que cuestiona y desprotege a las víctimas en 2018, supone una revictimización de las víctimas.
Tampoco existen campañas informativas a nivel nacional o incluso regional que dejen claro los pasos a seguir si eres víctima de una violación por sumisión. Lo importante es conocer en su región o comunidad autónoma cuál es el centro de referencia hospitalario para este tipo de violencia y acudir lo antes posible.
Los expertos reclaman que haya más formación de los Cuerpos de Seguridad del Estado, así como de los sanitarios, para identificar estas violaciones por sumisión y campañas de información hacia las víctimas.
El Ministerio de Igualdad ha puesto en marcha la creación de los conocidos como centros de crisis contra las violencias sexuales. Existirá uno en cada provincia y atenderán, asesorarán y darán apoyo a las víctimas sin necesidad de interponer denuncias. Pero su puesta en marcha está prevista para el 2023.
¿Cuántas mujeres son víctimas de la sumisión química?
Los datos indican que la violación utilizando sustancias químicas para anular la voluntad de las víctimas va en aumento. O al menos se denuncia más y las víctimas acuden con más frecuencia a los hospitales. No existen datos oficiales que permitan conocer el alcance real de estos delitos. Sin embargo, algunos hospitales especializados en esta violencia han dado algunas cifras. Es el caso del Clinic de Barcelona. En un reciente informe, desvelaron que un 30% de las víctimas de agresiones sexuales lo son por sumisión química. De este porcentaje, la mayoría (55%) tienen menos de 25 años.
Estas estimaciones coinciden con las realizadas por el Hospital La Paz de Madrid, que calcula que el 35% de las agresiones sexuales que reciben lo son por sospecha de sumisión por sustancias tóxicas.
Sin embargo, estas cifras no dan un visión real del problema. Según la macroencuesta sobre la violencia hacia las mujeres realizada por el Ministerio de Igualdad y publicada en 2020, tan sólo un 8% de la mujeres que sufren violencia sexual la denuncia. Esto significa que más del 80% de estas agresiones permanecen ocultas y no perseguidas.
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