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Noja, cinco de la tarde. Sólo la sombra, ayudada por una leve brisa marina, alivia del calor a los turistas de este pueblo de la costa cántabra. La mayoría son vascos. Entre ellos está Rosa Rodero, una bilbaína que lleva 22 años viuda. Su marido, Joseba Goikoetxea, era un alto cargo de la Ertzaintza. También había militado en el PNV, lo que le costó el exilio y la cárcel durante el franquismo. Un 22 de noviembre de 1993, ETA acabó con su vida. Desde el minuto siguiente a aquellos disparos, Rosa empezaba a convertirse en un símbolo de aquellas víctimas que apuestan, de manera decidida y sin miedos, por el diálogo entre diferentes.
Tras varios meses de charlas y mesas redondas junto a ex presos de ETA y víctimas del GAL, esta mujer se muestra convencida de que ya no hay vuelta atrás. Poco le importan las críticas recibidas por los rostros más conocidos de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), un grupo que se ubica en las antípodas de su pensamiento. Frente a los intentos de frenar y bloquear el proceso de paz, Rosa Rodero toma aire, mira hacia el horizonte y se acuerda de su marido.
Pregunta: ¿Es posible superar el dolor o te acostumbras a vivir con él?
El dolor está ahí siempre. Lo que pasa es que hay otros factores, otras ilusiones, que te hacen salir adelante. Aprendes a vivir con ello y a llevar adelante tu vida, pero el dolor no se va. Lo tenemos grabado a fuego.
P: ¿Usted está en contacto con otras víctimas?
Sí, estoy en contacto con víctimas tanto de ETA como del GAL. También con presos de ETA. Respecto a las que somos víctimas de ETA, yo tengo mi pequeña cuadrillita de amigos que trabajamos en este ámbito. Somos tres o cuatro personas que hemos pasado por lo mismo, y siempre estamos ahí para cualquiera que nos llame.
P: ¿Has estado en alguna asociación de víctimas?
No. En Euskadi sólo existía COVITE, pero debido a mis creencias políticas, pues no me gustaba. Así que siempre he estado para toda y todo aquel que quisiera pedirme ayuda, pero como Rosa Rodero. Yo no hablo en nombre de nadie, porque cada víctima es un mundo, y es muy difícil hablar en nombre de ellas.
P: Lo que sí está claro es que las grandes asociaciones de víctimas tienen un discurso bastante diferente al suyo.
¿Cuáles son las grandes asociaciones para usted?
P: La AVT, por ejemplo.
La AVT no es una gran asociación. En su momento fue la única, pero no es “la gran asociación”. A partir del año 96 o 97, cuando la AVT empezó a hacer política, mucha gente se fue. El problema es que muchos no se borraron, pero en realidad están en otras asociaciones de carácter autonómico. Lo que sí tiene la AVT es una gran cobertura mediática, porque detrás está el PP. Su presidenta, Ángeles Pedraza, dijo recientemente que nunca había intentado ofender a ninguna víctima. Yo sí me he sentido ofendida por ella, que ha puesto todos los medios a su alcance para que yo no pudiese hablar. Incluso llegó a decir que tengo el Síndrome de Estocolmo. Pero no tengo ningún síndrome de nada: simplemente quiero la paz. Y ante ello, doy todos los pasos que tenga que dar.
P: ¿Alguna vez se sintió utilizada?
En algún momento, todas las víctimas hemos sido utilizadas. Sobre todo al principio, cuando estábamos fuera de nosotras. De todas maneras, yo llevo desde el primer momento con el mismo discurso. Tengo muy claro quién era y qué hacía mi marido. Y sé que lo que estoy haciendo es lo mismo que él habría hecho. No hay que olvidar que Joseba, por pertenecer a un partido político (el PNV), tuvo que estar fuera de España, exiliado, y luego tuvo que pasar por la cárcel. Tenía una filosofía muy clara, y es la que nos ha inculcado a nosotros. También decía que con odio no se podía vivir, y que se quería levantar Euskadi, había que dialogar.
P: ¿Compartiría una mesa con el comando que mató a su marido?
Me costaría, pero sí. Me gustaría hablar, ver lo que ellos piensan, y también lo que pensaban en aquel momento, si realmente conocían quién era mi marido.
P: ¿Les perdonaría?
A mí lo del perdón me parece absurdo. No tiene ningún sentido. Te piso, te hago un daño tremendo en el pie y te pido perdón. Pues tú me habrás perdonado, pero el dolor lo sigues teniendo. En su lugar, yo pienso en el reconocimiento que ellos puedan hacer del daño causado. Incluso los del comando que mataron a mi marido reconocieron ese daño, lo cual es un paso importante. Por mucho que yo perdone, no me voy a sentir mejor.
P: ¿Cree que la reconciliación es posible?
La reconciliación llegará con el tiempo. Primero tenemos que aprender más sobre convivencia.
P: ¿Cuál es la diferencia?
Hay que aprender a convivir, a que los presos que están en la calle poco a poco van a ir saliendo, y que van a vivir con nosotros en Euskadi. Sabemos que estamos viviendo uno cerca del otro, que nos podemos cruzar en cualquier momento, y que él pasará por su carril, yo por el mío, y todo con absoluta tranquilidad. También hay que aprender a escuchar: he hablado con muchos presos, y lo bueno es comprenderles un poco. Por decir esto no les estoy perdonando ni ensalzando, pero ellos también han pasado lo suyo. Hoy se han reinsertado, están trabajando y están educando a sus hijos en valores de paz.
P: ¿Qué papel deben jugar las víctimas en el proceso de paz?
Las víctimas estamos ahí, no se nos tiene que olvidar, pero nosotras no somos políticas. Si tú te quieres dedicar a la política, hazlo, pero no te dediques a la política porque seas víctima. No tiene nada que ver. Lo que sí pido a los políticos es que hagan cosas, que se muevan. Sobre todo al gobierno español, que no ha hecho absolutamente nada. Hay otro error que suele cometerse: que no empiecen con vencedores y vencidos. Aquí nadie gana ni nadie pierde. O perdemos todos, o ganamos todos. Si vuelven los asesinatos, habremos perdido todos. Ahora, si conseguimos que esto siga adelante, ganamos todos. El discursito de vencedores y vencidos no sirve para nada.
P: Usted ha participado en distintas iniciativas de Sare, la red ciudadana que defiende los derechos humanos de los presos de ETA y de otras organizaciones de la izquierda abertzale. ¿Por qué ha decidido apoyarles?
Estoy a favor de que los presos estén en lugares cercanos, porque el castigo de la dispersión lo sufre la familia. En muchos casos, se trata de madres y padres que se han visto en esta historia sin tener ni idea de lo que sus hijos hacían. Hay que comprender que las madres no justificamos a nuestros hijos -sobre todo cuando hay una muerte-, pero son nuestros hijos, y hagan lo que hagan, siempre les vamos a querer.
P: Hace algunas semanas, la Asociación-Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (APAVT) recurrió a los tribunales para tratar de impedir un acto de Sare, argumentando que iba a ensalzar a presos de ETA. ¿Cree que se ha abusado del concepto “Todo es ETA”?
Realmente sí. De Burgos para abajo, tú dices Euskadi y creen que todos somos asesinos, porque no conocen la realidad de este país. Por eso mismo queríamos que nos conociesen fuera, porque sólo conocen a un sector de víctimas que tiene unas ideas muy radicales, pero no al otro 50%, que tenemos otras ideas. También debo decirle que hay muchísimas personas que están en la AVT y que no están conformes con lo que hace su directiva. A ellos no les reúnen para preguntarles. En todo caso, es un modo de vida que se han buscado: en las asociaciones tienen sus sueldos, además de fondos del gobierno para que puedan hacer sus congresos y sus viajes. Están viviendo de eso, de la asociación. Mientras tanto, hay muchas víctimas que se han quedado con míseras pensiones. No hay derecho.
P: Sin embargo, el gobierno siempre se escuda en las víctimas para evitar determinados pasos.
Pues que se haga un referéndum en el que votemos todas las víctimas, de manera que podamos decidir qué es lo que queremos. Con el censo de víctimas que ya existe, a ver cuántas personas responden una cosa y cuántas responden otra. Ya veríamos cómo aquí se arreglarían muchas cosas.
P: Hasta ahora hemos hablado de víctimas de ETA, pero aquí también ha habido víctimas del GAL y de otros grupos parapoliciales. ¿Han recibido el mismo trato?
No, para nada. Aquí nadie ha pedido perdón a las víctimas del terrorismo de Estado.
P: ¿Un cambio de gobierno a nivel estatal podría dar un vuelco a todo esto?
No lo sé. Está claro que el PP ha tenido siempre su discurso sobre ETA, y que durante muchos años se ha valido de ETA para subir peldaños. Lo que sí creo es que ya no es cuestión de unos o de otros. Todos tienen que ponerse las pilas. Todos.
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