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Resultados elecciones El miedo a la extrema derecha movilizó el voto feminista, pero su impacto real está aún por medir

Varias politólogas analizan para Público la influencia del voto feminista en las recientes elecciones. Reconocen las grandes movilizaciones y su influencia en el debate y las agendas, pero afirman que aún es pronto para medir su impacto real.

Imagen de las manifestaciones del 8M de 2019 / EFE

Marisa Kohan

Las masivas movilizaciones sociales por los derechos de las mujeres que tuvieron lugar en España en los últimos dos años, pueden haber sido decisivas los comicios que se han celebrado este domingo. El movimiento feminista lleva meses en las calles, las redes sociales y haciendo lobby político para advertir de que la sociedad no permitirá ni un paso atrás en la conquista de los derechos. Si la sentencia de La Manada hizo estallar las protestas contra un sistema judicial que sigue siendo patriarcal, la irrupción de la ultraderecha en la contienda electoral ha provocado una intensa movilización del voto para impedir su avance y frenar a los partidos que se han escorado hacia posiciones antifeministas con la intención de pescar votos de sus caladeros. 

Pero ¿qué influencia real ha tenido el movimiento feminista en frenar el avance de la ultraderecha y de los partidos que han asumido parte de sus postulados? Desde Público hemos recabado la opinión de varias polítólogas y sociólogas sobre esta pregunta y este es el resultado:

Para la politóloga y profesora en la Universidad Carlos III de Madrid, Gema García Albacete, "ha tenido un efecto decisivo", aunque las encuestas no fueron capaces de detectar con antelación su impacto real. Según explica esta experta, en gran medida las mujeres mantuvieron un voto oculto en las encuestas, no porque sean más indecisas, sino porque son más reacias a contestar pregunta sobre política. "Hay varios estudios que demuestran que por socialización, las mujeres son menos dadas a responder a preguntas políticas o tienen aversión a hacerlo, por lo cual probablemente las encuestas estaban oyendo más ruido de la extrema derecha del que realmente había. Porque a la mujeres no se la suele oír y porque nadie mira a las mujeres por separado". 

"Las mujeres han sido, con diferencia, las que más se han movilizado a lo largo de 2018 y esta tendencia probablemente es cierta también para este año. Por lo cual un partido como Vox, que ha hecho del ataque al feminismo su piedra angular, es normal que haya tenido un efecto movilizador del voto", afirma García. "Las movilizaciones no se dan de un día para el otro y no desaparecen cuando pasa el 8M, sino que crea un hábito participativo en la gente" añade. Otro de los factores importantes, para esta experta, es la movilización del voto de los jóvenes, tradicionalmente uno de los grupos más abstencionisas pero más sensibles al feminismos, y que las encuestas ya valoraban que eran más reacios a votar posiciones de extrema derecha", concluye García.

Gran influencia en los discursos y las agendas

"No podemos valorar la influencia del movimiento feminista como tal en términos de impacto en los resultados electorales. Los barómetros pre-electorales sí nos daban algunas pistas sobre la orientación del voto de las mujeres y nos indicaban que claramente el apoyo electoral a Vox estaba protagonizado mayoritariamente por varones, mientras que se veía cierta feminización del electorado popular", comenta a Público Alba Alonso Álvarez, doctora en ciencias políticas por la Universidad de Santiago de Compostela.

"Donde sí es posible identificar de manera más directa la incidencia del movimiento feminista es en los discursos y agendas de cada partido durante la campaña", explica. "Claramente el PSOE y Podemos recogieron algunas de las grandes demandas del movimiento expresadas el 8M y las incorporaron en momentos decisivos como los dos debates televisivos a cuatro. Vox, por su parte, escogió el anti-feminismo como uno de los ejes centrales para ganar notoriedad mediática y política desde su irrupción en el panorama político estatal y autonómico. Esta estrategia es común a muchos de los partidos de extrema derecha de nuestro entorno, pero en España es si cabe especialmente efectiva desde el punto de vista de la movilización, dada la fuerza del movimiento feminista en los últimos años y la consolidación de grandes consensos políticos en ámbitos como la lucha contra la violencia de género. Es ese contexto el que les permite utilizar las demandas del feminismo como instrumento sobre el que construir su rol de defensores de la incorrección política" afirma Álvarez.

Esta politóloga afirma que el movimiento en España ha venido para quedarse. "Si mantiene estos niveles de movilización y de capacidad de articular demandas en diferentes ámbitos, va a ser difícil que los partidos políticos no las incorporen en sus propuestas y en su acción de gobierno. Igualmente, análisis más a largo plazo nos permitirán ver su incidencia en términos sociales y explorar hasta que punto consigue influir en un cambio cultural acabe por redundar en una mayor igualdad entre mujeres y hombres", concluye Álvarez.

De la misma opinión es Ana Sofía Cardenal, profesora de ciencia política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Según esta experta, aún no tenemos datos que nos permitan analizar el papel que las mujeres han tenido en los resultados de estas elecciones, "pero basándonos en algunos barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) previos a las elecciones, es probable que hayan contribuido a frenar este avance de la ultraderecha. Estos datos nos dicen que los votantes de Vox son predominantemente masculinos; por tanto, es muy probable que las mujeres hayan votado menos y de forma significativa por la ultraderecha. En cuanto a la derecha en su conjunto, deberemos esperar al análisis postelectoral para analizar su contribución".

Lo que sí se puede afirmar, según Cardenal, es que, comparado con los países de nuestro entorno, en España hay una mayor sensibilidad de las mujeres hacia las cuestiones de género. "Según algunas encuestas, España tiene uno de los porcentajes más altos de mujeres que siente la lacra de la desigualdad (78%), un dato que en Francia baja hasta el 44% y en Italia es del 55%. A la vez, comenta Cardenal, nuestro país "tiene uno de los porcentajes más bajos de encuestados que cree que los hombres son más capaces que las mujeres (9%)".

La politóloga y doctora por la Universidad de Zaragoza, Cristina Monge, afirma que para poder tener la certeza de hasta qué punto la movilización feminista ha influido en el resultado electoral en España habrá que "esperar a que las encuestas post-electorales nos concreten los detalles", pero apunta que hay ya algunas cosas que es posible intuir. 

"La contundente movilización que se vivió este 8M en España, desbordando incluso la del año anterior, ha supuesto, cuando menos, dos cosas: la mayor politización de buena parte de la sociedad, preocupada por ver cómo peligran derechos básicos de las mujeres; y el protagonismo que ha alcanzado en la opinión pública el debate feminista, en especial, la violencia machista", afirma.

Para Monge, la implicación en movilizaciones sociales y la transversalidad y pluralidad que hemos podido ver en éstas, tiene un enorme papel de politización, es decir, potenciador del interés por los asuntos públicos y de toma de conciencia de las posibilidades de transformación que tiene la implicación en estos movimientos, lo que favorece, a su vez, una mayor participación en asuntos públicos en general, y en las urnas en particular".

Esta experta afirma que "el cuestionamiento que se ha hecho desde los partidos conservadores de derechos de las mujeres que ya se creían asentados, ha generado un efecto contrario en buena parte de la población, que ha entendido que la lucha por los derechos de las mujeres era en buena media la lucha por la democracia".

Según las expertas consultadas para este reportaje, no hay varas para medir, puesto que el fenómeno y la extensión de las luchas feministas en España no tienen comparación con lo que ocurre en otros países. Argentina e Irlanda han protagonizado luchas feministas importantes, peor no se acercan a las de nuestro país ni en extensión, ni en profundidad.

"Sin duda encontramos múltiples ejemplos de movilizaciones feministas exitosas en países como Irlanda o Argentina. Sin embargo, existe cierto consenso en destacar la excepcionalidad de las movilizaciones que se han producido en los últimos años en España. Tanto por el número de mujeres participantes, como por el impacto social y mediático que han tenido o por la apuesta por una innovadora forma de protesta con implicaciones en los ámbitos público y privado. Todo ello provoca que activistas e investigadoras feministas de todo el mundo se pregunten cuál es la fórmula del éxito en el caso español", concluye Alba Alonso.

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