El periodista Pablo González, en prisión en Polonia desde finales de febrero tras ser acusado de espionaje mientras informaba sobre la situación de los desplazados a causa de la guerra en Ucrania, ha sido galardonado con el premio José María Portell a la libertad de expresión. 

El jurado de los Premios Periodismo Vasco 2022 ha querido denunciar así la "situación irregular" que vive el reportero y cómo su encarcelamiento "atenta contra los derechos humanos y contra la libertad de movimiento y de expresión".

En la edición anterior, este premio fue concedido a David Beriain y Roberto Fraile, los periodistas asesinados en abril de 2021 en Burkina Faso mientras realizaban un reportaje sobre la caza furtiva, gran fuente de financiación de los terroristas de ese país.

Otros premiados en años anteriores en esta categoría han sido Rosa María Calaf (2020), la organización Reporteros Sin Fronteras (2019) o el fotoperiodista Gervasio Sánchez (2017).

En esta edición, los Premios Periodismo Vasco 2022 también han galardonado al periodista Luis Rodríguez Aizpiolea, en la categoría Premio Periodistas Vascos; al también periodista Florencio Torrelledó, por su Trayectoria Profesional; al podcast Berria Feminismoa de Maider Galardi, en la categoría de Periodismo Digital; al locutor Ramón Bustamante, en Periodismo Medioambiental; a la fotógrafa Maite Bartolomé en Fotoperiodismo; y a EiTB en el apartado de Personaje o Institución Social.

Estos premios, que se entregarán el próximo 8 de noviembre, están organizados por la Asociación Vasca de Periodistas-Euskal Kazetarien Elkartea y el Colegio Vasco de Periodistas-Kazetarien Euskal Elkargoa, con el patrocinio de la Fundación BBK, Euskaltel, IHOBE y el Ayuntamiento de Bilbao. Los premiados han sido elegidos por un jurado compuesto por representantes de diversos medios de comunicación de Euskadi y miembros de la Junta Directiva de la Asociación y el Colegio Vasco de Periodistas.

A finales de septiembre, los directores de la prensa vasca ya exigieron en un comunicado conjunto que se respetaran los derechos humanos y las garantías procesales de González.

Detenido desde febrero y a la espera de juicio

El pasado 28 de febrero los servicios secretos polacos detuvieron a Pablo González en la frontera con Ucrania. Acusado de espionaje, el reportero español pasó a disposición judicial sin abogado y después de su comparecencia, ingresó en la prisión de Rzeswów, donde permaneció hasta principios de abril, cuando fue trasladado a la cárcel de Radom, más cerca de Varsovia y donde se encuentra actualmente.

Los tribunales polacos han prolongado ya en dos ocasiones la prisión provisional de González. La última vez fue a finales de agosto y se decretó hasta el próximo 25 de noviembre.

En los más de siete meses que el periodista lleva en la cárcel, no ha trascendido nada más que la acusación de espionaje por parte de Polonia. González, que también tiene nacionalidad rusa, ha denunciado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos su situación en prisión. En todo este tiempo, ha perdido más de 20 kilos, mantiene contactos esporádicos con el exterior pero no ha podido hablar con sus hijos menores de edad. Además, la vigilancia a la que está sometido entre rejas es extrema hasta el punto de que todo lo que hace es supervisado por funcionarios de prisiones o cámaras de seguridad.

Un periodista experto en el espacio postsoviético

El pasado 28 de abril, Pablo González celebró su 40 cumpleaños encerrado en la cárcel de Radom. Toda su vida y su carrera profesional han estado ligadas al espacio postsoviético. Nació en 1982 en Moscú. Su padre, al que antes de entrar en prisión visitaba habitualmente, todavía reside allí.

Es nieto de uno de los niños de la guerra. Habla varios idiomas y tiene nacionalidad rusa y española. De hecho, su nombre original, en ruso, es Pavel Aleksevich Rubtsov. Cuando siendo un niño llegó a España con su madre, registraron su nombre en español y le pusieron los apellidos de su madre: Pablo González Yagüe.

Estudió filología eslava pero siempre ha estado interesado por el reporterismo internacional y, sobre todo, por el análisis del espacio postsoviético. En 2010 estudió el Máster de Periodismo Multimedia del diario El Correo y desde entonces ha cubierto decenas de historias en el este de Europa.

Sus amigos lo definen como "un periodista de la vieja escuela" al que "le gusta recabar información de primera mano". Por eso acude siempre a la primera línea de los lugares donde suceden las historias. Cuando ocurrió el golpe de Estado en Ucrania en 2014, Pablo González acudió al país para cubrirlo desde el terreno.

Ha estado casi una decena de veces en el país, pero también ha contado lo que ocurría en otras muchas zonas del este de Europa. Es colaborador habitual de Público, pero también de otros medios como laSexta o el diario Gara. Además, ha trabajado para EFE y otras internacionales a las que ha aportado sus historias pero también sus fotografías.

Su interés en el mundo postsoviético también se refleja en el mundo académico. Ha escrito artículos y ha acudido a congresos. En estos momentos está realizando un doctorado en la Universidad del País Vasco, desde donde se solicitó en marzo, en un comunicado, "el inmediato esclarecimiento de los hechos y la aplicación de las mayores garantías procesales".

El 28 de febrero de 2022 Pablo González se encontraba en la ciudad polaca de Przemysl, a tan solo 13 kilómetros de la frontera con Ucrania, cubriendo el éxodo de personas que huían de la guerra que había comenzado cuatro días antes. Estuvo contando lo que pasaba antes y después de que estallara el conflicto hasta que aquella madrugada fue arrestado por los servicios de inteligencia polacos.