Las bifurcación de la colada que surgió este domingo del cono secundario del volcán de Cumbre Vieja que se aproxima a La Laguna avanza muy lentamente. De hecho, en las últimas horas, solo ha recorrido un centenar de metros. Por este motivo, los expertos del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) creen que terminará por frenarse si no recibe "un enorme empuje" en su zona trasera.

Y es que la lengua de lava está encontrando a su paso mucho material que engullir lo que le hace ganar en viscosidad y perder velocidad. Esta va decayendo al necesitar constantemente "un impulso permanente detrás", ha explicado el portavoz del comité de dirección del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende.

"Estaremos atentos a si el empuje se modifica y la colada pudiera avanzar más deprisa, pero ahora mismo no pensamos que pueda llegar a La Laguna", ha señalado el portavoz, que también ha concretado que por el momento no están previstas más evacuaciones, según recoge Efe.

Mientras, este lunes, todos los centros de emisión del volcán estuvieron inactivos en algunos momentos sobre las 11.00 horas y el cono principal lo hizo durante unas 30 horas. Así, la portavoz del comité científico, María José Blanco, ha matizado que "visiblemente" no parecía emitir lava en superficie, pero las coladas centrales se han seguido alimentando a través de tubos. Aún así, "ni mucho menos" se puede descartar que vuelva a recuperar todo el vigor que ahora muestra el secundario.

Mejora la calidad del aire

Por el momento, la medición de dióxido de azufre en el penacho, cuya orientación en las próximas 48-72 horas seguirá siendo favorable para la navegación aérea, continúa siendo alta. Además, según se recoge en el informe del comité científico, este lunes se superó el valor límite diario de acumulación de SO2 en Los Llanos de Aridane y Tazacorte, aunque este martes los valores se mantienen en niveles entre razonablemente buenos y buenos en el resto de la isla.

Según los últimos datos actualizados, la superficie afectada por las coladas asciende a 1.134 hectáreas. De acuerdo con datos del Catastro, han resultado destruidas 1.548 edificaciones, de las cuales 1.214 de uso residencial, 169 agrícola, 69 industrial, 37 de ocio y hostelería, 15 de uso público y 16 de otros usos, mientras que el sistema Copernicus eleva la cifra a 2.860 edificaciones afectadas, de las cuales 2.748 han quedado destruidas.